CRÍTICA DE CINE
'Utoya. 22 de julio': supervivencia en tiempo real
Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
Quim Casas
Tres cosas destacan especialmente en 'Utoya. 22 de julio'. La primera es que es uno de los pocos filmes realizados en los últimos años en un solo plano-secuencia en el que este formato resulta justificado y no es puro artificio o vacuo ejercicio de estilo.
La segunda tiene que ver con la primera. Lejos de ser la reconstrucción fidedigna de la terrible masacre perpetrada por un individuo de extrema derecha en un campamento para jóvenes del Partido Lanorista noruego en la isla de Utoya, matanza que duró 72 minutos y que se cobró 77 víctimas mortales (más de un muerto por minuto, así es la fría y brutal estadística) y 99 heridos de gravedad, la película de Erik Poppe deviene un notabilísimo ejercicio de terror en tiempo real, ya que su punto de vista único corresponde a una de las muchachas que intenta sobrevivir a la vez que busca en la isla a su hermana pequeña.
No es exactamente la mirada fría y distanciada sobre otra matanza, la del instituto Columbine, que llevó a cabo Gus van Sant en 'Elephant', pero el planteamiento narrativo es parecido. Poppe logra un angustiante relato de terror y supervivencia jugando con la noción de tiempo real, el único plano sin corte alguno y el fuera de campo en el que deja al asesino y las víctimas: solo escuchamos los gritos y los disparos de fusil, lo que provoca un pánico aún mayor y nos hace sentir el mismo desasosiego que experimenta la protagonista (notable trabajo de la debutante Andrea Bern).
La tercera razón es que 'Utoya. 22 de julio' sobresale notablemente sobre las otras dos películas realizadas el pasado año sobre los mismos hechos. El filme de Paul Greengrass para Netflix, '22 de julio', ofrecía una visión realista de la masacre pero prefería extenderse en la mentalidad del criminal, en el juicio y las repercusiones de uno de los jóvenes supervivientes. 'Reconstruyendo Utoya', del sueco Carl Javer, parte de una idea muy interesante que no acaba de cuajar en imágenes, la de una terapia de grupo realizada por otros supervivientes.
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