Crónica teatral

Taylor Mac: otra América es posible

El cabaret 'queer' y político del enorme 'showman' neoyorquino pone patas arriba el Lliure en sus dos pases del Grec

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José Carlos Sorribes

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No es solo una frase hecha, también una realidad: otra América es posible. La que nada tiene que ver con Donald Trump y sus seguidores. La que representa gente como Taylor Mac, una draq queen, un showman, activista queer, que ha puesto patas arriba el Teatre Lliure en sus dos pases del festival Grec. El artista neoyorquino estrenó en el 2016 un espectáculo de 24 horas, sí un día entero, en el que hacía una relectura de la historia de su país a través de su música y de sus canciones.

Desde ese 2016 lo ha girado por todo el mundo en una versión reducida de dos horas. Es una fiesta-concierto-cabaret, también un ritual, “un sacrificio radical, queer”, en palabras del protagonista. Taylor Mac, junto a cinco excelentes músicos y Quim Pujol en el rol de traductor, nos ofrece una celebración generosa de la vida que pide, casi exige, la participación del público. Los espectadores son invitados a subir al escenario, en solitario, en trío, en dos numerosos grupos… Estos últimos tienen, además, la recompensa de una cerveza.

Es una fiesta, cierto, pero reivindicativa, con contenido político y una reafirmación de la causa gay. Como ocurre con la versión de toda la platea de la ochentera 'Gloria', de Laura Branigan. Los dardos igual son por cuestiones locales como los dirigidos a Vox (a Taylor Mac le gusta documentarse allí donde actúa y también recordó, por ejemplo, a la Ada Colau de la PAH con su “disfraz de Spiderman”) que más generales, como darle la vuelta a una pieza del rockero ultraconservador Ted Nugent (acérrimo defensor de Trump) y convertirla en canción de una fiesta de graduación gay. O que se aproveche el 'Born to run', del mito Springsteen, para hacer de esta canción el personal himno del Día del Orgullo Hetero, según Taylor Mac.

Un 'castell' de despedida

Son proclamas que llegan siempre con la gracia del mejor 'entertainer'. Domina la escena y la platea a partes iguales ataviado con un ceñido vestuario colorista, fallero, con mucha purpurina, lentejuelas y taconazos imposibles. Él es el protagonista, pero también cuenta con invitados, público al margen, en cada ciudad que visita con su 'show'. En Barcelona fue la cantaora Mariola Membrives, que interpretó primero una canción de frontera y luego 'La tarara', de Lorca. Lo hizo con el poderío vocal y el estilo que ya lució en 'Federico García', la aclamada obra de Lluís Tosar.

El cierre a dos horas de desenfreno no pudo ser más ‘nostrat’. ¿Qué mejor que levantar un pilar, a cargo de la 'colla castellera' de la Pompeu Fabra, en el escenario para adornar el 'People have the power', de Patti Smith? Y es que para 'power', el de Taylor Mac. Era uno de los nombres del Grec 2019 y lo confirmó con una exhibición escénica, vocal (ojo también a sus piezas más líricas como 'A hard rain’s a-gonna fall', de Dylan) y de compromiso a cara descubierta. Un acierto pleno de este Grec.