Mark Ronson, el hombre que lo hace todo

El objeto discográfico se ha hecho mucho más vidrioso y ahí brilla el fenómeno de los 'featuring': colaboraciones de cantantes, músicos y productores que saltan de un álbum a otro y pueden convertirse en bombazos comerciales sin que sea tan determinante el disco original del que formaban parte. Por ejemplo, 'Uptown funk', uno de los mayores 'hits' de Bruno Mars, no procede de ninguno de sus álbumes sino de 'Uptown special' (2015), obra firmada por ese talento del estudio conocido como Mark Ronson.

Este londinense de 43 años dio la campanada tras firmar como productor la mitad de 'Back to black' (2006), de Amy Winehouse (incluyendo la popular 'Rehab'), y su nombre está detrás de la primera Adele y de la última Lady Gaga, y de discos de Lily Alen, Macy Gray, Rufus Wainwright, Duran Duran y hasta Paul McCartney. Hijastro de Mick Jones, guitarrista de Foreigner (extrañas conexiones), Ronson se ha convertido en un talismán con patas que, en paralelo, cuida de su obra propia, cinco discos de estéticas sonoras muy diversas: del hip-hop inicial a la recreación 'funky' de la vieja escuela pasando por un ocurrente electro-pop.

Perdidos en la madrugada

Discos cargados de 'featurings', como este 'Late night feelings', el quinto de Ronson y el que podríamos tachar de más enfocado a un 'mainstream' contemporáneo. Empezando por su proa, 'Nothing breaks like a heart', sencillo lanzado el pasado invierno, un eficaz número disco-country con arreglos de cuerda interpretado con feliz displicencia por Miley Cyrus, canción que fue uno de los puntos álgidos de su concierto en el último Primavera Sound.

Pero hay más, sobre todo en los extremos del álbum: la apertura de la misma 'Late night feelings', en equilibrio entre la melancolía y la fascinación por la pista de baile, con la voz de la sueca Lykke Li, que en el tramo final se adentra en la negra noche de '2 AM'. Justo antes de ese monólogo sonámbulo, dos cumbres: Angel Olsen, a bordo de la larga y embriagadora 'True blue', y el bucle temperado de 'Why hide', un tema en cuya composición interviene Romy Madley Croft (The XX), en la voz elegante y llena de soul de Diana Gordon.

'Late night feelings' tiene algo de 'disco de divorcio' para Ronson, una etiqueta, hay que decir, cada vez más vacía de contenido, ya que en estos tiempos casi todo el mundo se está separando en un momento u otro, y el elenco de voces elegidas es 100% femenino: ahí están Camila Cabello, imprimiendo carácter a 'Find U again' (con Kevin Parker, de Tame Impala, en los créditos de autoría) y el desfile que va de King Princess a YEBBA y Alicia Keys, en unos pasajes centrales del álbum donde la tensión decrece. Pero las mejores cartas de Ronson lo son de un modo intenso y mayestático, buenas compañías en el camino hacia el alba al que alude el título del disco.  Jordi Bianciotto

La presencia de Rachel Goswell (Slowdive) ha dado publicidad al proyecto, pero The Soft Cavalry es un vehículo para la expresión personal de su marido, Steve Clarke, bajista y tour manager que llevaba mucho soñando con este disco. Canciones sensibles pero robustas, con vistas a paisajes pastorales y cósmicos. Juan Manuel Freire

Conocido por el gran público como actor ('Benvinguts a la familia'), Leïti Sene presenta su vertiente musical en solitario después de darse a conocer con SamxSen. El EP de debut del catalán tiene un buscado sonido internacional, con casi la totalidad de sus letras en inglés. Su característica voz y manera de rapear hacen augurar un futuro prometedor. Ignasi Fortuny

Tras su despedida del 2010, la institución proto-punk de Cornellà vuelve a la vida y entrega su primer disco en 24 años. Todo sigue en su sitio: la lírica suburbana pasada de rosca, el nihilismo social, el sonido de garaje y el 'delirium tremens' vocal de Morfi Grey, superviviente junto al bajista Jordi Pujadas. Un gusto. J. B.

Corea tiene nueva banda. Y qué banda. Un octeto con Niño Josele, Jorge Pardo, Marcus Gilmore… Con ellos saca brillo a la mezcla de flamenco, bossanova y rumba cubana que Corea ha convertido en un estilo en sí mismo. Como siempre, todo fluye sin mácula ni esfuerzo aparente, pero también sin mucha sensación de vértigo. Y Rubén Blades colabora. Roger Roca