LA CUENTA ATRÁS DEL FESTIVAL DE MÚSICAS AVANZADAS

Kelly Moran, un piano conectado a la naturaleza

La compositora y pianista Kelly Moran

La compositora y pianista Kelly Moran

Juan Manuel Freire

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Para que luego digan que la tele es nociva. Si Kelly Moran se convirtió en prodigio del piano, no fue por venir de una familia musical ni nada así. "Fue más sencillo", explica vía telefónica desde Nueva York. "Con 6 años, vi a alguien tocando uno en televisión. Y pedí uno de esos".

No sería su único amor (ha probado suerte con el contrabajo, el oboe o la guitarra), pero acabó siendo el principal, el que le ha dado fama internacional y con el que la veremos en el próximo Sónar. Moran presentará (el sábado, día 20, en SonarComplex) 'Ultraviolet', su debut para el célebre sello Warp, basado en las espirales expansivas de un piano preparado y las sutiles inferencias de sintetizador y texturas electrónicas.

'Ultraviolet' estuvo precedido por 'Bloodroot', otro disco importante, pero bastante más fácil de admirar que de sentir. "Tampoco es mi favorito, pero no me arrepiento de haberlo hecho. Al acabar el máster [sobre procesos colaborativos entre compositores y coreógrafos], no sabía qué hacer con mi vida. Empezaba proyectos y los dejaba. Aquel álbum me sirvió para salir del bloqueo creativo".

Revelación bajo los árboles

Sea como sea, la verdadera consagración ha llegado con 'Ultraviolet', una obra marcada por una revelación y un encuentro. La primera sucedió durante un día de montañismo y natación. "Sentada en el bosque, agachada bajo los árboles, entendí cómo quería que sonara mi música. Quería que sonara como la naturaleza; conectada, fluida y orgánica. Quería concentrarme menos en el sonido que en el flujo del sentimiento".

El encuentro determinante fue con Daniel Lopatin, alias Oneohtrix Point Never, quien se coló en sus DMs para invitarle a participar en la gira de 'Age of'. "La influencia ha sido mutua. Creo que yo le ayudé mucho con el directo; Daniel tiende a hacer cambios bruscos todo el tiempo, y yo le insistí con que debía repetir ciertos elementos o alargar otros porque a la gente le gustaban. Me hizo caso". ¿Y qué aportó él a 'Ultraviolet' en sus labores como coproductor? "Curiosamente, mientras yo le instaba a alargar partes, él me insistió con que debía ser más concisa".

Las piezas de 'Ultraviolet' fueron editadas minuciosamente, posproducidas a placer, a partir de improvisaciones. Pero lo que oiremos en Sónar se parecerá mucho al álbum: "Me pasé todo el verano pasado transcribiendo el disco a hojas de partitura para poder reproducirlo con la mayor fidelidad", cuenta Moran. Pero habrá también, avisa, "espacio para el juego y la improvisación". Al igual que un componente sensorial añadido: cada pieza cuenta con un acompañamiento visual creado para el directo. En Sónar tocará por primera vez con vídeo 'Love birds, night birds, devil-birds', del recién editado 'epé' 'Origin'. 

Cuando le digo a Moran que un día etiqueté su música de 'New New Age', no se lo toma mal, pero tampoco sé si bien. Bueno, se lo toma con humor. Y con intriga. "No sé mucho de New Age; si oigo ese término pienso en Enya". Bueno, que conste que yo veía conexión con la New Age más psicodélica de los 60 y 70. "Eso me suena mejor. Alguna gente llama ambient a mi música. Yo me opongo. Es música demasiado activa como para tenerla de ruido de fondo. No es música para relajarse".