CRÓNICA

Niño de Elche, chamán psicodélico en el Grec

El inclasificable cantaor hipnotizó al público con los cantes de ida y vuelta de 'Colombiana'

Niño de Elche, en su actuación del lunes en el Teatre Grec

Niño de Elche, en su actuación del lunes en el Teatre Grec / periodico

Marta Cervera

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No hace falta buscar etiquetas a Francisco Contreras, alias Niño de Elche. Como Israel Galván, es una rara avis. Lo suyo es volar libre como demuestra en cada una de sus actuaciones, únicas siempre. La de este lunes en el Grec fue un viaje del flamenco a los ritmos latinoamericanos, a ese rico intercambio que se produjo gracias al contacto entre España y el otro lado del Atlántico. Tangos, cumbias, marchas militares, currulao colombiano, seguiriyas y merengue pasado por su peculiar tamiz sonaron en la noche. Esos "cantes de ida y vuelta" que ha reinterpretado a su manera aliándose con el colombiano Eblis Álvarez, de Meridian Brothers, impactaron a un público entregado, fan.

Convertido en un chamán, Niño de Elche cautivó con un rito musical que hizo olvidar el sacrificio de multitud de elementos del álbum. Los 'Tangos de la Ayahuasca' abrieron una velada que se adentró después en el chute psicodélico de 'Oración militar'. Su flexible voz y el increíble trabajo de sus dotados músicos obraron el milagro. Víctor Sánchez fue capaz de crear atmósferas a veces solo solo con el sonido de una maraca. El versátil Raúl Cantizano tocó la guitarra eléctrica y española con igual maestría y hasta recurrió a un arco para extraer nuevas sonoridades al mástil de la primera. No era un chelo pero hubo magia. Por su parte, la discreta Susana Hernández, al frente de teclados y sintes, siempre atenta,  tuvo su momento estrella al final de la noche con un bis que podríamos haber escuchado en el Sónar, con una potente descarga progresiva de ritmos electrónicos. 

Muchos salían del concierto hablando de 'Petenera', la canción que interpretó al final vaciando sus pulmones con la repetición del vocablo como si quisiera recrearse en todo el 'malaje' al que se le asocia. Otros, de lo buenos que estaban esos caramelos de "mentol y cocaína" -que no tenían nada de lo que anunciaba el envoltorio pero que estaban ricos- que lanzó al público como si fuera un rey mago antes de adentrarse en el 'Pregón de los caramelos'.

En sus conciertos es siempre tan importante lo que canta como lo que cuenta. En el Grec hizo reír al público a menudo con su don de palabra y su sarcasmo. Uno de los momentos estelares llegó en forma de crítica. "Alguna prensa dice que el público de mis conciertos no tiene ni zorra de flamenco, ni de música experiental, ni de rock o pop. Solo sabe de tendencias y hipsterismo. Vaya, que es sois un público sin identidad", dijo el músico en el discurso más aplaudido de la noche que introdujo 'Ni chicha ni limoná', singular cruce de tanguillo de Cádiz y guarapo de Barranquilla que arranca con un contundente 'Usted no es ná'. Una frase que más de una vez ha escuchado por parte de los puristas el autor del doble disco 'Antología del flamenco heterodoxo'. No será ná pero estuvo pletórico. ¡Si hasta se contorneó dejándose llevar por los ritmos latinos de algunas piezas! Esos 20 kilos que se ha quitado le sientan de maravilla, en todos los sentidos, física y vocalmente.