CRÓNICA

Kraftwerk, festín electrónico en imágenes 3D

Kraftwerk repasaron en el Festival Jardins de Pedralbes lo más reconocido de su repertorio con proyecciones tridimensionales

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Quim Casas

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Kraftwerk, representantes de la rama de electrónica y synth pop radical que floreció en los tiempos del krautrock, el rock alemán de los años 70, presentaron el sábado en el festival Jardins de Pedralbes el espectáculo que llevan años realizando, en el que los temas más emblemáticos de su repertorio son ilustrados y complementados con filmaciones proyectadas en 3D.

Era una noche al aire libre, en un entorno plácido pero con un calor pegajoso y la amenaza de lluvia como espada de Damocles. Pero las melodías analógicas, ritmos computerizados, voces cibernéticas e imágenes tridimensionales de Ralf Hütter y compañía desafiaron la tormenta e hicieron que se marchará bien lejos de los cielos barceloneses. La fiesta empezó bien y acabó mejor.

Ofrecieron las piezas esperadas y dejaron al público completamente gratificado

Hütter es el único de los miembros originales del grupo que sigue liderando esta formación de humanos con pinta de androides para la que no pasa el tiempo. Eran revolucionarios en 1970 y siguen siéndolo en 2019. Fritz Hilpert, Falk Grieffenhagen y Henning Schmitz acompañan a Hütter en el escenario. Hieráticos, con su vestimenta electrónica y sin apenas moverse frente a sus teclados y secuenciadores iluminados con barras de neón, mientras detrás de ellos una pantalla lanza imágenes cúbicas, infográficas o documentales, sean platillos volantes sobrevolando Barcelona y posándose frente a la Sagrada Familia (una imagen jaleada por la audiencia como era de esperar), ciclistas en plena carrera, frías autopistas germanas, la preciosa grafía en blanco y negro del ferrocarril Trans Europe Express, los robots cuyas manos tridimensionales acariciaban las cabezas de los asistentes o los diversos códigos numéricos. La estética del grupo alemán en su máxima expresión.

No faltó prácticamente ninguno de los temas que cualquier aficionado a Kraftwerk desea que suenen en uno de sus conciertos, en mezclas más pausadas (acorde con el recinto donde se celebró la actuación y su filosofía de festival lúdico y estival) o más vertiginosas, siempre bajo el férreo y rígido patrón rítmico que les define: las piezas esperadas y el público completamente gratificado.

 Así desfilaron, entre otros, temas como 'Numbers', 'Computer World', 'Man machine', 'Autobahn', una majestuosa 'Radio-activity', 'Trans Europe Express', 'Tour de France' (en exceso alargada, como si se tratara de la subida dura y fatigosa al Tourmelet para luego descender con toda la ligereza del mundo por curvas y más curvas), 'The robots' y 'Music non stop'. Solo faltó 'Pocket calculator', una de sus más perfectas síntesis del krautrock y la revolución electrónica que ellos propusieron y continúa tan vigente cinco décadas después, tanto como su filosofía de otra síntesis, la del hombre y la máquina.