El asalto más frontal de Vetusta Morla

Cómo ha cambiado la relación entre Vetusta Morla y Barcelona en la última década y media. En el 2004, el grupo tuvo que pagar 150 euros por actuar en La Boîte, dado que el alquiler de la sala eran 300 y no habían llegado a esa cifra con las entradas; así me lo contó el guitarrista Guille Galván en entrevista para 'Rolling Stone'. El viernes, sin embargo, se daban su mayor baño de multitudes hasta la fecha en el Cruïlla, en el escenario principal y en horario de máxima audiencia.

Energía frontal desde el arranque con 'Deséame suerte', canción sobre reconocer el final de un camino y, quizá, empezar a plantearse nuevos horizontes expresivos y estéticos. Justo lo que Vetusta han hecho en el disco 'Mismo sitio, distinto lugar', cuyo repertorio presentaron con toda la perfección técnica y el componente sensorial que puede esperarse de ellos.

En entrevista con EL PERIÓDICO, su cantante, Pucho, habló de estos directos de festival veraniego como 'speedicos', y en el repertorio más urgente y frontal de la banda se centró la actuación, con 'Golpe maestro', la bailable 'La vieja escuela' o 'Mapas' (Pucho perdido entre el público) como momentos álgidos. Sea como sea, también hubo espacio para el recogimiento, como en el vals '23 de junio' o 'Consejo de sabios'.

Empático, Pucho habló en catalán, como es habitual cuando el grupo actúa en Catalunya, e incorporó líneas de canciones de otros artistas del cartel (Deluxe, Dorian y El Petit De Cal Eril, por ejemplo) al final de 'El hombre del saco'.