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'Visiones de Cine': ciclo de documentales para conocer secretos de los cineastas

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Eduardo de Vicente

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El cine puede tener diferentes caras, distintas perspectivas en función del espectador e, incluso, de los artistas que crean la obra. Mostrar las diferentes facetas del séptimo arte es el propósito de un ciclo compuesto por seis documentales inéditos que intentan mostrar sus interioridades, que se estrenarán cada viernes y, en principio, se exhibirán solo una semana en diferentes cines bajo el epígrafe Visiones de Cine. Estas tres primeras sesiones estarán dedicadas a la realizadora francesa Agnès Varda, la productora británica HandMade y el director sueco Ingmar Bergman.

El epitafio de una pionera

Esta serie se inicia hoy con Agnès by Varda, el epitafio de la directora fallecida este pasado mes de marzo. El eje central son unas clases magistrales en las que repasa detalladamente su filmografía y su carrera edificada sobre tres principios: inspiración, creación y compartir. Unas películas de ficción que siempre pretendieron ser totalmente honestas y sinceras y, cuando se decantó hacia el documental, intentó empatizar con la gente a la que filmaba. Habla ¡y qué bien se explica! sobre su feminismo (“el hombre es el burgués y la mujer, el proletariado”), sus experimentos fílmicos o el monumental fracaso de su filme más ambicioso, Las cien y una noches, en el que reunió a grandes estrellas para celebrar el centenario del cine.

A continuación aborda su otra gran pasión: la fotografía. Empezó promocionando obras de teatro para luego retratar a Dalí en Cadaqués, Visconti, Fellini, Deneuve o Fidel, gente anónima y autorretratos. Su último gran descubrimiento fue la cámara digital, que le permitía aproximarse a sus objetivos sin la ampulosidad e incomodidad de un equipo de rodaje. Gracias a ello pudo rodar Los espigadores y la espigadora, sobre los que recogen lo que los otros abandonamos (por lo general, comida). El reciclaje antes de que se popularizara la palabra.

Pero aún tuvo tiempo para experimentar con una disciplina más: convertirse en artista visual. Presenta algunos de sus trabajos más originales como una cabaña compuesta por celuloide rematada con un arco hecho de las latas donde se transportaban las películas, un proyecto sobre unas viudas en las que el espectador (con auriculares) escuchaba sus experiencias o una instalación sobre las personas que se ven obligadas a convertirse en okupas. Un final altamente poético sirve de despedida y nos hace pensar que la original cineasta, sabiendo que su muerte estaba próxima, decidió hacer un corta y pega de sus intervenciones públicas para que fuera un testamento para la posteridad. “Antes de que lo haga otro, lo hago yo misma”, debió pensar. Nada que reprochar ¡Bien hecho!

La productora de George Harrison y los Monty Python

An accidental studio (12 julio) es un repaso por la trayectoria de la productora británica HandMade Films surgida, como anuncia el título, por casualidad. En un panorama cinematográfico dominado por dos únicos grandes estudios ingleses se atrevieron a crear una empresa independiente para ayudar a los artistas. Todo empezó gracias a la pasión que sentía el exbeatle George Harrison por el grupo cómico Monty Python e invirtió su dinero en La vida de Brian Creía que eran unos genios y sabían lo que hacían y hasta empeñó su casa. Era una parodia no de Jesucristo sino de lo absurdos que son quienes siguen las religiones a ciegas. Judíos, protestantes y católicos se unieron para repudiarla pero fue un éxito que le hizo fundar la productora.

Su siguiente proyecto, El largo viernes santo, enfrentaba a unos gánsteres británicos con los terroristas del IRA. Era demasiado incómoda para los estándares habituales. Nadie quería distribuirla, pero ellos la aceptaron y volvieron a convertirse en una referencia. Más increíble aún fue la historia de Los héroes del tiempo, una comedia de aventuras con saltos en el tiempo que partía de un guion de tan solo dos folios y en la que estaban los miembros de los Python pero no era una película propiamente de ellos. Una acertada estrategia comercial la convirtió en un taquillazo.

Ya se habían ganado una fama. Eran, parafraseando una película reciente, La productora de las películas rechazadas. Y les iba mejor que bien. A partir de ahí se sucedieron los altibajos con fracasos rotundos como Loca juerga tropical, éxitos de crítica y buena repercusión comercial como Una función privada o Mona Lisa. Pero la ambición de algunos de sus directivos torció el camino. Shanghai Suprise, con Madonna y Sean Penn, fue un desastre anunciado y su expansión financiera a EEUU, un grave error. Harrison estaba de parte de los artistas pero era el que ponía el dinero y no sabía moverse en ese otro apartado. Fue la Shangri-La de las productoras, un paraíso perdido que dejó una profunda huella en el cine británico e, incluso, algunos de sus títulos menos taquilleros se convirtieron años después en obras de culto. Una historia apasionante a través de entrevistas de archivo y otras actuales con las canciones de George como atmosférico acompañamiento.

Un genio muy poco familiar

La directora germana Margarethe von Trotta (Hannah Arendt, Las hermanas alemanas) firma Entendiendo a Ingmar Bergman (19 julio), que arranca desvelando su pasión por El séptimo sello, que le inculcó su amor por el cine. Ella es la guía en un viaje compartido por directores (Oliver Assayas o Carlos Saura), actrices (Liv Ullman) o guionistas (Jean Claude Carrière) que glosan y elogian su figura. Su amor por el teatro, sus recuerdos de infancia, los retratos femeninos que creó, sus estudios sobre el psicoanálisis o el subsconsciente.. .

La realizadora regresa a los lugares donde Bergman rodó, repasa sus momentos más duros, cuando fue acusado de evasión fiscal y se sintió humillado por su propio gobierno por lo que decidió emigrar. Un retrato de un maestro que supo escribir sobre los sentimientos humanos como nadie, que analizó las relaciones de pareja más allá de los silencios. Un gran artista y un gran hombre… ¿o no?

Todo cambia cuando los entrevistados son sus hijos o nietos, que se sintieron ignorados por él. Echaba de menos a sus actores, pero no a su familia, dicen. Necesitaban marcar distancias para no parecerse a él. En una fiesta familiar, cuando ya algunos pasaban de los 50, conocieron por primera vez a todos sus hermanos. Y la mirada de sus colaboradores más cercanos no siempre es complaciente. Las imágenes de sus rodajes muestran su obsesión por la perfección pero revelan igualmente a un genio creador frío, incapaz del cariño y obsesionado por su obra. Quizás nunca lo entenderemos, pero en este filme se muestran sus claroscuros para que los cuestionemos. El ciclo continuará los próximos viernes con filmes sobre Orson Welles, Buster Keaton y el tenista John McEnroe que comentaremos en un nuevo artículo.