ENTREVISTA

Vetusta Morla: "Queríamos evolucionar, pero siempre volvemos a los 90"

El grupo madrileño actúa en el Cruïlla Barcelona dentro de una intensa gira de festivales a lomos de su último disco, 'Mismo sitio, distinto lugar'

Vetusta Morla, en una imagen promocional

Vetusta Morla, en una imagen promocional

Jordi Bianciotto

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Año y medio después de publicar ‘Mismo sitio, distinto lugar’ (2017), Vetusta Morla estira su gira con un intenso tramo de festivales que le trae este viernes al Cruïlla Barcelona. Hablamos con su cantante, Juan Pedro Martín, Pucho.

Además del Cruïlla, se les podrá ver este verano en el Bilbao BBK, en Mad Cool, Benicàssim, Low, Arenal Sound… ¿El festival es un género en sí mismo?

Creo que sí, se trata de hacer un concierto muy ‘speedico’. Lo que nosotros ofrecemos en esta gira de verano es un resumen de las distintas facetas de la banda, quitando ciertas cosas que podrían despistar.

En su repertorio hay canciones delicadas que en los festivales pueden ser recibidas con cierta algarabía. ¿Cómo llevan estos contrastes?

A veces estamos tocando, por ejemplo, ’23 de junio’, que es un vals intimista, una pieza digamos pequeñita, y vemos a no sé cuántos miles de personas coreándola. Eso la hace épica, cuando la gente se la hace suya.

El último disco lo grabaron en los estudios Hansa, de Berlín. ¿Seguían la pista de David Bowie e Iggy Pop en los 70?

Nos apetecía probar fuera después de hacer tres discos aquí y descubrimos que otros músicos habían ido a Hansa buscando que les aportara lo que aportó a Bowie, Iggy o U2. Esa mística está ahí. En el estudio, ¡y en los instrumentos! Nos dijeron que aquellos cacharritos tienen un valor que triplica el precio de mercado porque los había tocado esa gente.

Pero, ¿su década favorita en la música es la de los 90?

¡Bastante! Somos hijos de los 90, sí. En el último disco queríamos evolucionar, pero siempre nos acaba saliendo la influencia de los comienzos. Sí, los 90 siguen viviendo en nosotros.

Tardaron una década en lanzar su primer álbum, en el 2008, y desde entonces todo les ha ido rodado. Han convertido la música en su profesión. ¿Se ha perdido algo en el camino?

Ya no puede ser como las primeras veces, pero intentamos mantener la ilusión. Cuando notamos la rutina paramos las naves y vemos qué podemos hacer para que eso nos motive. No nos quedamos en el sota, caballo, rey, siempre haciendo lo  mismo. Aunque la intensidad de los 20 años no es la de los 40.

Su disco lleva 80 semanas entre los cien más vendidos en España, conviviendo con estrenos exprés de artistas salidos de ‘talent shows’, un modelo contrario al suyo. ¿Cómo se sienten en ese paisaje?

Al final estás ahí por el público que mueves, pero tenemos otra manera de funcionar y vamos por otros canales. No tenemos una convivencia con esos artistas en el día a día. Ni siquiera sabía que llevábamos 80 semanas en listas.

Estar de gira, ¿es compatible con crear canciones?

No, no hay tiempo, ni siquiera ensayamos apenas. No sé si las cabezas de los compositores principales, Juanma (Latorre) y Guille (Galván), están generando material, pero componer, no estamos componiendo. Sí que hay ideas del disco anterior que están ahí y que siempre vuelven. Pero el disco próximo aún tardará.

En sus conciertos en Catalunya suele hablar en catalán. ¿Le interesan grupos en esa lengua?

A Barcelona voy casi una vez al mes: tengo amigos y una relación con una chica catalana. Siento una afinidad especial hacia Catalunya. Y de música en catalán, escuché hace poco a El Petit de Cal Eril y me gustó, igual que Manel cuando apareció.