FESTIVAL DE VERANO DE BARCELONA

'El cartógrafo', una obra contra el olvido

Blanca Portillo y José Luis García-Pérez protagonizan en el Goya el texto escrito y dirigido por Juan Mayorga ambientado en el gueto de Varsovia

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Marta Cervera

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Juan Mayorga, uno de los pocos dramaturgos vivos miembro de la Real Academia Española, estrena este miércoles en el Teatre Goya 'El cartógrafo'. Se trata de un aclamado texto con una docena de personajes ambientado en el gueto de Varsovia de ayer y en lo que queda de él hoy. Durante muchos años nadie se atrevió a llevarlo a escena. Al final, fueron dos atrevidos actores, Blanca Portillo y José Luis García-Pérez quienes propusieron al autor montar solo con ellos, si los dirigía. "Es una obra que habla del tiempo y es el propio tiempo quien la reescribe", ha dicho Mayorga.

Estrenada en 2016 el montaje aterriza por fin en Barcelona dentro del festival Grec. Estará en cartel a partir de este miércoles y hasta el 21 de julio antes de concluir la gira en Varsovia, la ciudad donde empezó todo. Allí el autor se topó mientras paseaba por sus calles con una exposición de fotografías que reflejaba la vida en el gueto judío durante la II Guerra Mundial. Cada imagen iba acompañada de un pie de foto que indicaba dónde había sido tomada y se dispuso a situarlas en el su mapa de turístico.

Puro teatro

'El cartógrafo' es un montaje de puro teatro, sin artificio, austero pero intenso que provoca la imaginación del público. Los dos protagonistas se bastan de su interpretación para hacer aflorar los diferentes personajes solo con su voz y sus movimientos. Puro treatro. La estructura de la obra facilitó las cosas. En casi todas las escenas aparecen solo dos personajes, uno de cada sexo.

Blanca Portillo interpreta, entre otros, a una mujer que se obsesiona con el gueto de Varsovia y reivindica la necesidad de mantener viva su memoria para afrontar el presente y el futuro. "Del pasado fallido puede salir la luz", dice Mayorga.  

En la obra de Mayorga hay personajes de diversas épocas. Tanto un abuelo inválido que envía a su nieta al gueto para poder cartografiarlo hasta una pareja de nuestro tiempo, el embajador español en Varsovia y su esposa. "En la obra hay muchas preguntas. Hay menciones a nuestra memoria histórica y a todo lo que hemos olvidado, pero no hay sermones". Su intención es que cada espectador salga con su propia versión. "Cada uno ve en esta historia una cosa distinta. En cada lugar resuena un tema distinto y estamos deseando ver cómo recibe la obra el público de Barcelona", ha afirmado Mayorga. "Nuestra voluntad es combatir el olvido, que no sea la muerte quien diga la última palabra".

Es una obra que necesita de un espectador activo y atento, con las antenas puestas y no perder detalle. Como explica Portillo: "Construimos los personajes con lo esencial y es el espectador quien acaba de crearlos con su imaginación. Como en un mapa, la obra no te da todos los datos, solo marca unos puntos. El público debe ser activo y recorrerlos".