CRÓNICA

Gary Clark Jr., una intensa ración de blues moderno

El guitarrista tejano levantó al público de Pedralbes con el repertorio del ecléctico y político 'This land'

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Juan Manuel Freire

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En su reciente tercer álbum de estudio, 'This land', el moderno 'bluesman' Gary Clark Jr. ensancha su propuesta en muchos sentidos, inoculando estilos solo relativamente inesperados (rock’n’roll, reggae) y abrazando con fuerza la conciencia política: el tema titular es una rabiosa declaración de pertenencia a una tierra y un paisaje, contra el racismo y la intolerancia.

Tan orgulloso está Clark Jr. de este repertorio que apenas tocó temas de sus otros discos en su concierto del sábado, día 29, en el festival Jardins Pedralbes. Arrancó, eso sí, con el doble nocaut de 'Bright lights' y la soul 'Ain't messin' round', ambas de su revelador 'Blak and blu' del 2012. Ya desde el comienzo, hizo gala de su virtuosismo a la guitarra: una pericia controlada y elegante, casi siempre; algo más pirotécnica en otras ocasiones, sobre todo durante la segunda mitad del directo.

Después de este par de temas, primer asalto a 'This land' con la R&B 'I walk alone'. El músico tejano sacaba una de sus mejores armas, ese falsete a lo Prince que volvió a desenfundar más adelante para 'Feed the babies'. La sombra del genio de Minneapolis planeó, en realidad, durante gran parte de la noche: 'You saved me' o 'Pearl Cadillac', sobre la gratitud hacia su madre, son claros homenajes no solo en el modo de cantar.

En el 2019, Clark Jr. ya no parece tanto un 'bluesman' moderno como un artista de claras aspiraciones pop, capaz de sublimar la concisión de los Ramones ('Gotta get into something') o proponer un estribillo al estilo Destiny's Child ('Feelin' like a million', que arranca más bien reggae). Cuando suena 'I got my eyes on you (Locked & loaded)', uno se preguntaba por qué este hombre no estaba actuando en una plaza aún mayor esta noche. Hablamos de canciones con potencial masivo, emocionalmente poderosas e instrumentalmente abrumadoras.

Quizá se deba a que estamos ante un artista de ideales anacrónicos, apegado a valores como autenticidad, destreza y sudor, enamorado de la música más que de la fama. Sea como sea, seguramente el boca-oreja sobre este concierto obrará milagros y su próxima fecha barcelonesa sea en un pabellón, como mínimo. Hubo ovación, aunque nos escamoteara el tremendo boogie rock de 'Don’t owe you a thang' en los bises.