GRAN PANTALLA Y DIVERSIDAD

Transgéneros cinematográficos

El cine ha pasado a tratar la realidad 'trans' desde lo cómico o lo 'underground' a la normalidad social

Estrenos de la semana. Tráiler de 'I Hate New York'  (2018)

Tráiler de 'I Hate New York' (2018) / periodico

Beatriz Martínez

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Al principio, para Hollywood se trataba de una cuestión de disfraces. Resultaba divertido que losactores más conocidos del momento se vistieran de mujer para generar comicidad, como Gary Grant en ‘La novia era él’ (1949) o Tony Curtis y Jack Lemmon en ‘Con faldas y a lo loco’ (1959). A partir de Psicosis (1960) el asunto pasó de la risa al miedo: ahora el travestismo formaba parte de un desorden mental, de una psicopatía.

Al igual que el colectivo transexual ha estado durante décadas condenado a la marginalidad, también su plasmación en la pantalla se vio reducida, al principio, dentro del ámbito del 'underground'. Ed Wood se basó en el caso de Christine Jorgensen, que se sometió a una operación de reasignación de sexo, para su ‘Glen or Glenda’ (1953). Más tarde cineastas como Andy Warhol o Ron Rice comenzarían a introducir el tema en sus películas, al mismo tiempo que desde Japón, en plena eclosión vanguardista, nos llegaba la psicodélica ‘Funeral Parade of Roses’ (1969).

Sin embargo, resultaban ejemplos aislados y sin posibilidad de continuidad. El siempre polémico Rainer Werner Fassbinder se atrevió a dar un paso más allá en ‘Un año con 13 lunas’, plasmando los últimos días de una transexual tras una espiral de decepciones y desengaños.

A partir de los años 90 comenzaron a introducirse tímidamente algunos personajes transgénero en las películas mainstream o con una vocación más comercial. Es el caso de ‘Juego de lágrimas’ (1992), con una icónica protagonista luchadora, tan frágil ante su condición como empoderada. Ese mismo año se estrenó la relectura de Sally Potter del ‘Orlando’ de Virginia Wolf, en la que se cambiaba el sexo a algunos de sus protagonistas. El éxito de público llegó gracias a ‘Las aventuras de Priscilla, reina del desierto’, con Terence Stamp, Hugo Weaving y GuyPearce vestidos de dragqueen por la Australia profunda rompiendo tabús y prejuicios.

Oscar a la mejor actriz

En 1999 Hilary Swank se alzó con el Oscar a la mejor actriz por interpretar a Brandon Teena, un chico trans que fue violado y asesinado, en la película ‘Boys don’t cry’. Eso no quiere decir que la comunidad transexual tuviera por fin una representación dentro de la industria de Hollywood. Al fin y al cabo, se trataba de una película independiente, como también lo fue más tarde ‘Transamerica’ (2005), protagonizada por Felicity Huffman y el musical ‘Hedwig and the angry inch’ (2001), un rabioso grito de autoaceptación que terminaría convirtiéndose en una 'cult movie'.

En España Pedro Almodóvar se encargó de otorgar dignidad al colectivo desde sus inicios, aunque sus personajes más icónicos continúan siendo el de Tina (Carmen Maura en ‘La ley del deseo’) y la Agrado (Antonia San Juan en ‘Todo sobre mi madre’). Antes, Jaime de Armiñán había abordado el tema de manera muy respetuosa (para no alarmar a la censura) en ‘Mi querida señorita’ y más tarde Vicente Aranda se encargó de hacerlo de forma más explícitaen ‘Cambio de sexo’ (1977). Mucho más extravagante, entre sórdido y colorista, fue el musical ’20 centímetros’, mientras que películas como ‘Cuernos de espuma’ (1997) o el reciente documental ‘I hate New York’, de Gustavo Sánchez ‘I hate New York’, e adentran en el universo trans desde un punto de vista insider.

En los últimos años ha aumentado la nómina de autores que han abordado el tema desde distintos puntos de vista: desde el enfático Xavier Dolan en ‘Laurence anyways’ hasta el biopic para todos los públicos ‘La chica danesa’, pasando por el espíritu callejero de Sean Baker en ‘Tangerine’, el despertar de la identidad infantil en ‘Tomboy’ o la delicadeza expresiva de ‘Girl’ hasta desembocar en ‘Una mujer fantástica’, un canto a la dignidad protagonizado por la actriz transgénero Daniela Vega‘Una mujer fantástica’.