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¿Qué hay de realidad y de ficción en 'Els dies que vindran'?, por Carlos Marqués

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Eduardo de Vicente

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Esta semana llega, por fin a las pantallas, la ganadora del último Festival de Málaga (mejor película, director y actriz), la catalana Els dies que vindran. Es la tercera película del realizador Carlos Marqués-Marcet (10.000 km., Tierra firme) que vuelve a estar interpretada por su actor fetiche, David Verdaguer y su pareja en la vida real, María Rodríguez Soto (vista en el El ministerio del tiempo).

El filme se centra en una pareja que lleva un año de vida en común que descubre que, accidentalmente, se han quedado embarazados. Dudan si abortar o no, pero se dan cuenta de que no será la última decisión que deban tomar ya que, a partir de ese momento, tendrán que verse sometidos a múltiples elecciones y también su relación se verá puesta a prueba. La idea del filme surgió cuando los actores supieron que iban a tener un bebé y accedieron a documentar su experiencia real pero metiéndose en la piel de dos personajes de ficción para poder mantener las distancias. Resulta muy fresca y espontánea pero ¿dónde empieza la realidad y la ficción? Ésta y otras cuestiones nos las resuelve su director, Carlos Marqués-Marcet.

-Un título anticomercial. "La primera vez que quedamos María, David y yo fuimos a cenar. Ella ya sabía mi intención de hacer una película durante el embarazo, pero se lo estaba pensando. Dijeron que querían hacerla, pero que fuera una obra conjunta y no un reality show. Aún no sabía de qué trataría, pero sí quería que hablara de las relaciones de género, de la dificultad de entender al otro, de la relación con las generaciones anteriores, de cuestiones políticas… pero no tenía ni el argumento. Solo les dije que me gustaría que uno fuese abogado y el otro periodista. Hacía poco había muerto una amiga de María y pensé ponerle el título de La gent es mor (La gente se muere) como símbolo del nacimiento de una vida como reverso de la muerte. Pero acabamos creyendo que no era bueno para que la gente viniera al cine y al final nos quedamos con una de las frases (Els dies que vindran) de la canción Em dius que el nostre amor, de Toti Soler, que aparece en la película".

-Creando los personajes. "Como no teníamos una historia por la que empezar, en vez de pensar una trama fuimos haciendo una creación de personajes por separado. Empezamos por un elemento muy básico, cómo se movían utilizando muchas improvisaciones, juegos y cuestionarios. Partíamos de dos animales: María sería una loba y David, una gallina. También nos inspiramos en gente de verdad. David escogió a dos amigos y ella, a una compañera, y los imitaban para adoptar ciertas características. Luego se iban desviando del personaje original e iban cobrando su propia vida casi sin pensar demasiado. Defiendo la intuición en el trabajo. La primera escena que improvisamos a partir de esta idea de La gent es mor era la secuencia en la que se habrían conocido y decidí ponerlos en un entierro, pero bastante lúdico. Me gusta la idea de la muerte como una fiesta y allí empezaba su relación". 

-Las dudas del inicio. "Estuvimos ensayando mucho tiempo pero teníamos que empezar a rodar, se nos echaba el tiempo encima. Una semana antes aún no tenía escrita la primera escena que teníamos que rodar. Y la escribí el mismo lunes antes de empezar. Tenía a toda la gente esperando y es que aún no teníamos financiación, nadie sabía si iba a cobrar, yo no sabía qué película estaba haciendo… Me entró la angustia de si existiría la película. De hecho antes de empezar pensaba cancelarlo todo, estaba muy perdido. Pero, es lo que pasa en el cine, como ya has liado a tanta gente no puedes echarte atrás porque no quieres decepcionarlos".

-Viviendo en un plató. "El primer rodaje lo hicimos en casa de María y David porque no teníamos tiempo. Ellos se mudaron a la puerta de al lado dentro del mismo edificio y decidimos alquilar este piso para poder rodar el embarazo. Yo me quedé sin casa y me instalé allí, donde sigo viviendo. Era como una sitcom y el sueño de cualquier director, un espacio que lo conoces a fondo sabes las horas que hay luz, los ruidos y sonidos. Se mezclaban mis cosas con las de la casa ya no sabías qué era de quién. No sabías qué era la vida y qué el cine".

-Un truco muy dulce. "Muchas de las escenas salían de las improvisaciones que íbamos creando. Surgían situaciones inesperadas y tenían que volver a ocurrir en los rodajes. En una escena, la niña se movía en la barriga y veías el momento de la patada que se marca, que da esa sensación de tener una vida dentro. Es una imagen que impacta muchísimo. Había sucedido en las improvisaciones pero tenía que ocurrir también en el rodaje y estuvimos muchas horas esperando. Hablábamos con ella, la animábamos, pero nada. Al final descubrimos el truco que funcionaba mejor: le dábamos un terrón de azúcar a María y al cabo de media hora o así el bebé se empezaba a mover".

-La historia del VHS. "En la película aparece un VHS con el auténtico nacimiento de la actriz, de María, que integramos en la ficción incorporando a sus padres. Ella sabía que el video existía pero me lo dijo cuando ya llevábamos siete meses rodando. Pensaba que creía que no se podría ver, que estaría obsoleto... Cuando lo vi me quedé asombrado. Era una cinta de una hora donde estaba su nacimiento. La cogí corriendo y la transformé en archivos digitales. Su madre aprobó que la utilizáramos, dijo que era un ejemplo de amor que se debía expandir por el mundo, pero María se lo tenía que pensar un poco más. En este momento entendimos la película que estábamos haciendo, marcaba su sentido, gracias a la cercanía con la que se había grabado esa película casera".

-Los padres y los idiomas. "En la película se pasa con naturalidad del castellano al catalán y viceversa. Siempre me ha gustado hacer películas donde convivan muchos idiomas. En el mundo donde vivimos hoy casi no existen realidades completamente monolingües y los que pretenden que lo sean es porque tienen ideas nacidas de la intolerancia. En 10.000 km. ya había un personaje catalán y uno inglés y se comunicaban en castellano, una lengua que no era la de ninguno de los dos. Quería hacer una película en catalán porque ellos hablan en este idioma, pero un catalán muy de Barcelona no supercorrecto no Pompeu Fabra, el de la calle. Reivindicar el acento catalán en castellano también me parecía un buen ejercicio. Pensamos que los padres debían hablar en castellano pero, en realidad, María habla con su padre en castellano y su madre en catalán. Y tuvimos que construir su relación en castellano. Incluso en el video original del parto de María le habla en catalán y, para que fuera coherente, tuvo que doblarse a sí misma".

-La rosa y la película. "Tenía ganas de filmar un Sant Jordi, una fiesta que mucha gente de fuera no entiende pero que para nosotros es muy importante. Luego resulta que es un agobio, que casi no se puede caminar, pero nos la creemos mucho. Ya la primera versión de 10.000 km empezaba en un Sant Jordi. Y aquí volvió a surgir la idea con una María superembarazada. Y fue un showy todo el mundo se iba girando, lo veían e iban haciendo comentarios y teníamos que esquivarlos. La chica que les vende la rosa la fichamos sobre la marcha. Le propusimos que participara en ese mismo momento y fue improvisando con ellos. Como era muy complicado entre tanta gente decidimos que haríamos lo que pudiéramos. Pero el rodaje duró año y medio, la niña ya había nacido y optamos por volver a rodar algunos planos de ambiente. Pero fue después del 1-O, había muchas rosas amarillas y no nos cuadraba con lo que habíamos hecho y tuvimos que hacer un poco de magia en el montaje". 

-Un preestreno accidentado. "Veníamos de estrenarla en el Festival de Rotterdam y fueron tres pases muy bonitos, la gente salió muy tocada. Les había hecho pensar, entrarles ganas de tener un hijo, les hizo sentir… En Málaga, el pase de prensa estaba lleno, con muy buenas reacciones, pero el día del estreno llovió sin parar. Un día desastroso. La sala estaba medio vacía y nos desanimamos un poco. Pero, cuando empezó la proyección, se fue creando poco a poco un ambiente mágico, sobre todo en el palco donde estaba la familia de María y nuestros amigos. Se produjo una comunión entre un montón de gente que creía que estaba asistiendo a algo muy especial y ese amor se acabó contagiando a toda la sala. Al final hubo una gran ovación y fue muy hermoso comprobar que el amor que habíamos sentido haciéndola se compartía y se comunicaba".

-La reacción más conmovedora. "Después de un pase y durante un debate, una señora quiso explicar que ella no tenía ningún instinto maternal: “no me interesaba nada el tema de la película y me daba un poco de miedo cómo lo ibais a tratar pero tenía curiosidad por verla. Ha acabado y no sé qué decir -comentaba llorando- porque me habéis provocado unas emociones a las que no les puedo poner palabras”. Quizás es lo más bonito que han dicho de una película mía y por parte de alguien a quien no tiene porque tocarle directamente el tema. Alguien que no estaba conectada con eso y consiguió llegarle. Si logramos que eso le pase a más gente creo que habré aprendido un poco a hacer mi trabajo".