CRÍTICA DE LIBROS

Terenci Moix, un clásico moderno

El libro 'Terenci als USA', ahora reeditado, resulta bastante actual y nos habla del EEUU de la época, de cómo era el autor y, de rebote, de cómo éramos nosotros

zentauroepp2510193 terenci moix   21 09 1992  foto guillermo moliner190627203144

zentauroepp2510193 terenci moix 21 09 1992 foto guillermo moliner190627203144 / periodico

Vicenç Pagès Jordà

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El año 1972 Terenci Moix (1942-2003) pasa tres meses en Estados Unidos. De este viaje saldrá el libro titulado 'Terenci als USA' (ahora recuperado por L'Avenç), donde habla de Nueva York, Filadelfia, Los Ángeles y San Francisco. A los 30 años, Moix, que había publicado media docena de libros y había ganado un par de premios literarios, era el 'enfant terrible' de la literatura catalana de la época.

La prosa de Moix resulta bastante actual, excepto algunas palabras que se han extinguido. El libro es un viaje al pasado que sirve tanto para acercanos a los Estados Unidos de la época como para saber cómo era el autor,  y de rebote, cómo éramos nosotros. Algunos espacios que visita mantienen el interés turístico, como Broadway, Disneyland o Hollywood, si bien también reserva una rato para el 'wild side' del Bowery, el Gay Power, los cines porno, la instalación de Simon Rodia en Los Ángeles. No resultan irrelevantes las ausencias: el Bronx, el rock, los deportes. 

Lo que sorprende más es el bagage literario del autor, que hoy día encontramos francamente clásico: Scott Fitzgerald, Raymond Chandler, García Lorca. En Filadelfia visita el museo dedicado a Rodin, pero no se refiere en ningún momento a las obras de Marcel Duchamp, situadas a unos centenares de metros. Ahora bien, lo que sorprende más del libro es la visión moralista y condescendiente de la cultura. Así, Moix considera Disneyland "un monstruo de impostura" y se muestra molesto por la trivialización del 'kitsch', dos palabras omnipresentes en el libro, siempre utilizadas en sentido negativo: aún no habíamos asumido la posmodernidad. Aún sorprende más la crítica constante al "mal gusto" de lo que ve. Terenci Moix revela facetas de los 70 que tendemos a olvidar: la mirada más ideológica que festiva, y las convicciones estéticas. Hoy día el viajero europeo se esfuerza más en ser comprensivo, o muestra un cierto humor, o al menos lo hace ver.