FESTIVAL DE VERANO DE BARCELONA

La América anti-Trump abre el Grec con el Kronos Quartet

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Jordi Bianciotto

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Apertura con pedigrí vanguardista y poso popular, tan universal como ultralocal, la de este Grec 2019, a cargo del audaz Kronos Quartet, formación de cuerda que en sus 46 años de historia ha hecho arquear las cejas a los aficionados casando a los compositores académicos más avanzados con los ‘riffs’ de Jimi Hendrix. Con el cuarteto de San Francisco volvió la música a la noche inaugural del festival, siete años después, y lo hizo echando raíces en la ciudad a través de esa colaboración con los alumnos de la Esmuc, que comenzó a manifestarse antes del mismo concierto, en los jardines del Teatre Grec.

David Harrington, portavoz del Kronos Quartet, apuntó este miércoles, comenzando la sesión, que deseaba que “la persona que ocupa la Casa Blanca, en Washington DC" pudiera escuchar el concierto. Hubo trasfondo político, sí, en una parte del repertorio, quizá incluso en todo él, empezando por ese ‘Star-spangled banner’, el himno de Estados Unidos, que abrió la sesión logrando que los violines y el violoncello sonaran como la guitarra eléctrica distorsionada que Hendrix hizo crujir y relinchar en Woodstock-69. Abordaje disonante, crispado, que nos invitó a sospechar que, en su relación de amor y odio con lo que representa su país, el Kronos Quartet se inclina estos días por el segundo elemento de la ecuación.

El cancionero del futuro

Pero la ‘experiencia Kronos’ comenzó un par de horas antes, cuando el público comenzó a acceder a los jardines, olisqueando las croquetas de jamón y suministrándose copas de vino blanco en celebracióndel advenimiento del verano. Ritual barcelonés bañado por la primera música de la noche: ‘Amrat’, de la india Kala Ramnath, recorrida con esmero por el Quartet Atenea. Uno de los cuatro grupos de cachorros de la Esmuc, que no estaban ahí para amenizar la espera sino formando parte del espectáculo.

La pieza elegida, como las que interpretaron las otras tres agrupaciones de la escuela (Quartet Vivancos, Nina Quartet y Airum Saxophone Quartet), procede de ‘Fifty for the future: the Kronos learning repertoire’, el cancionero contemporáneo con el que el grupo californiano desea sustituir, o ampliar, el repertorio de estándares que manejan los estudiantes. Pudo verse a Harrington dando ánimos a los pupilos. Tipo simpático, corría la voz. La presencia de autoridades comenzó a hacerse notar: entre ellas, la alcaldesa Ada Colau, el ministro de Cultura y Deporte, José Guirao (el primer titular de esa cartera que acude a una inauguración del Grec en 13 años), y la ‘consellera’ de Cultura, Mariàngela Vilallonga.

Memoria afroamericana

El viaje al mundo anglosajón que propone este Grec echó así a andar con poca complacencia con el Kronos Quartet: un himno nacional pasado por la trituradora y una tenebrosa canción sobre burdeles (‘The house of the rising sun’) para empezar, con el roce de las cuerdas saliéndose del pentagrama y derrapando a placer. Y de ahí al guiño a la memoria afroamericana de ‘Summertime’, de Gershwin. Versión, deslizó Harrington, inspirada en la de Janis Joplin: el canto dolido, evocado en movimientos del arpa pesados como lagrimones.

La puesta en escena combinó con estilo el escenario vacío y el impacto visual de las proyecciones de Alba G. Corral. Menú sonoro de sabores contrastados, de la estridencia hardcore al recogimiento microscópico, que se deslizó por la melancólica pendiente de una pieza con ecos de góspel, ‘God shall wipe all tears away’, en su día grabada por Mahalia Jackson, y que avanzó hacia temarios más contemporáneos con la larga y mareante ‘Clouded yellow’, de Michael Gordon.

Ecos de la República

Pero, como insinuaba el diálogo con los alumnos del Esmuc, el Kronos Quartet no vino a Barcelona a tocar y esfumarse, sino también a fundir su arte con talentos autóctonos, y ahí estuvo Maria Arnal para llevarlo con su canto a nuevas cotas de expresividad y poder. Sirviendo al centenario de Pete Seeger, la entente se creció con sendas canciones de la Guerra Civil que formaron parte del repertorio del hombre del banjo: ‘El quinto regimiento’ y la agridulce ‘Jarama Valley’, mezclando el inglés usado, explicó Arnal, por el Batallón Lincoln de las Brigadas Internacionales, con el catalán de su versión conocida como ‘La vall del riu vermell’. La colega de Marcel Bagés rubricó la colaboración, sin necesidad de alzar demasiado la voz, insuflando vida a ‘Turn! Turn! Turn!’.

Escena de extrema sensibilidad tras la cual el cuarteto se adentró en nuevos jardines, Terry Riley y Philip Glass, modulando el minimalismo con la entrada final de los alumnos de la Esmuc en ‘Quartet Satz’. El clan Kronos, llevándonos de la mano hacia su idea de la música del futuro, y cerrando el concierto como lo empezó: forzando  de nuevos los instrumentos con Hendrix en la memoria y su celebrado asalto a 'Purple haze', violines en alto, violentando el último recuerdo de una apacible noche de verano.