JÓVENES PROMESAS

¿Quiénes serán las próximas figuras del flamenco, el rap y la clásica?

Víctor Franco, Juan ZNK y Salomé Osca son alumnos destacados de la Esmuc, el Taller de Músics y el Conservatori del Liceu

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Marta Cervera

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Víctor Franco, tocaor con swing

Victor Franco, admirador de Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar, originario de Cádiz, es un tocaor que ha sorprendido a sus profesores y compañeros en la Esmuc, donde se matriculó hace un año. Este enamorado del flamenco tiene una sensibilidad especial no solo para el flamenco sino también para el jazz. "Me habían hablado muy bien de la Esmuc, y lo cierto es que me encanta el ambiente y la variedad musical que hay", explica este delgado intérprete de finos dedos. "En Barcelona he descubierto un montón de cosas. Estoy aprendiendo música y a entenderme mejor con otros intérpretes, especialmente de jazz".

Él no tenía estudios musicales previos que le acreditaran. Entró tras presentarse a las pruebas de acceso, preparándose con Manolo Domínguez por su cuenta. "He venido con poca idea de teoría", admite. Pero le sobran gracia e intuición, como desmostró hace pocas semanas en el concierto de fin de curso con una composición propia, 'El fandago de la abuela', una hermosa pieza que interpretó junto a Jesús Campos a la percusión. Su curiosidad y motivación son clave para seguir luchando por su sueño: hacer sus propias canciones. "Yo creo que en 10 años le veremos marcar tendencia, a él y a otros con los que he trabajado", afirma Rycardo Moreno, tocaor que navega ligero entre el flamenco y el jazz y que ha sido profesor invitado este año. 

Juan SNK, el rapero humilde

A diferencia de otros raperos, Juan SNK carece de chulería. Es un tipo humilde, sencillo y directo que se crece en público y sorprende con interesantes cruces entre el rap y estilos de todo tipo. Quienes le vieron en acción en las 12 Horas de Jazz hace poco alucinaron con él. Empezó escribiendo versos y después comenzó raperarlos. Las batallas de gallos eran su 'hobby'. Sus conocimientos musicales fueron a más gracias a El Cabal, la propuesta social del Taller de Músics, que descubrió gracias a Mario Roldán, con quien forma Juan SNK & The Croove Gang. "Me interesa mezclar cosas, probar combinaciones de estilos diferentes, porque en música todo es posible", afirma este joven que ya prepara su primer disco. 

Este año ha empezado a estudiar en el Taller de Músics en el Raval, donde perfecciona lenguaje musical con la que fue profesora de Rosalía, Cristina Canet, y también canto. "Quería descubrir más acerca del jazz y el soul". Tiene la suerte de contar con una beca parcial. "Lluís Cabrera, del Taller de Músics siempre me ha apoyado, tengo mucha suerte", reconoce. Él opina que un músico nace. "Pero se perfecciona con el tiempo y amplía todo lo que sabe". Eso al menos es lo que él quiere. "No necesito una supercultura musical para hacer rap, o saber sobre notas, pero me gustaría saber de lenguaje musical: llegar a un concierto, ver los papeles y entenderlo todo". Componer es otro de sus sueños. No solo tiene un don. Tiene las ideas claras, sabe lo que quiere y gente que le entiende a su alrededor. 

Salomé Osca, violista nata

Salomé Osca acaba de terminar sus estudios de viola en el Conservatori del Liceu y ya toca en la Joven Orquesta Nacional de España y en la Joven Orquesta Europea. 'Pas mal' para esta alumna adelantada a quien la Fundación Ferrer Salat becó los estudios superiores de música. Se ha ahorrado un buen pico pues el curso allí oscila entre los 4.500 y los 5.000 euros, dependiendo de la especialidad. "Estaría bien que hubiera más ayuda estatales para estudiar música", reclama esta madrileña que ha tenido como profesor a Ashan Pillai (titular de la OBC), que también da clases en la Esmuc. 

"Ha subido mucho el nivel de preparación para acceder a los estudios superiores en España pero las plazas son las mismas", critica esta veinteañera que nació predestinada para la música. "Mis padres son músicos. En casa todos tocamos un instrumento, mi tía era viola". Este año ha realizado solicitudes para cursar un máster en el Liceu y en otros dos centros de Alemania. "Estoy preparando las pruebas para la Universidad de Artes de Berlín y en la de Lübeck, cerca de Hamburgo. En Alemania el nivel del profesorado es bueno y el precio mucho más barato. En Berlín el curso me sale a 650 euros. Siempre depende de la universidad, pero allí en ningún caso supera los 1.000 euros".

El contacto con la música lo tuvo desde pequeña: empezó cantando y a los seis años aproximadamente quiso ser violista, como su tía. "Al principio, aunque quería tocar, a menudo lloraba porque me dolían los brazos de tenerlos tanto rato levantados", recuerda. La posición para tocar este instrumento es poco natural y cuesta acostumbrarse. "Antes de llegar a los estudios superiores hay momentos en los que te planteas si el esfuerzo merece la pena", confiesa. En su caso, no sentirse presionada en casa jugó a favor. "Mis padres siempre me decían: 'Si lo haces que sea porque tú quieres, porque te gusta'".

Ahora hay muchas más posibilidades para estudiar música en España y eso es bueno. Lo malo, dice, es que "el estudio de las artes sigue sin considerarse universitario". Y eso que la carrera es larga y exigente porque "hay mucha competencia". Aunque no entre sus amigos del cuarteto Amika Kvartet, con quienes espera poder seguir tocando. "La música tiene momentos gratificantes y otros que dices '¡madre mía!'", señala. Como la vida misma.