CRÓNICA DE MÚSICA

Giorgio Moroder, frenesí discotequero en Pedralbes

El productor y compositor italiano, pionero de la música disco, puso a bailar al festival con una sesión de 'discjockey' en la que no faltaron los homenajes a Donna Summer

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Jordi Bianciotto

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Allá por 1975, los 16 minutos y 43 segundos de ‘Love to love you baby’, con su voluptuosa línea rítmica ‘funky’, su sección de cuerdas de seda y la voz y los gemidos de Donna Summer establecían un punto de anclaje de un género en construcción, la ‘disco music’, de la mano de un despierto cirujano del estudio, Giorgio Moroder. Una nueva música hecha para bailar, aquí con sentido melódico europeo y temperamento vocal americano, de cuyo hilo tiró este italiano del Tirol del Sur para dar forma a una tremenda colección de ‘hits’ a caballo, sobre todo, de los años 70 y 80.

Gurú de la ‘dance music’ con un séquito de admiradores y colaboradores que cubre varias generaciones y que va de David Bowie a Daft Punk, Moroder pasó este sábado por el Festival Jardins de Pedralbes para ofrecer un espectáculo distinto, un ‘set’ de ‘discjockey’ acompañado de proyecciones y destinado a celebrar sus logros y disfrutar de su aura de mito viviente. “¿Qué vamos a hacer esta noche?”, preguntó retóricamente, en castellano, antes de abrir pinchando un fragmento de ‘Love to love you baby’, entre imágenes caleidoscópicas y de una joven Donna Summer tocando la gloria (y el éxtasis).

Reivindicando a Limahl

Atracón de hitos llena-pistas: ‘Take my breath away’ (imágenes de Tom Cruise en ‘Top gun’), ‘Flashdance… what a feeling’ (Irene Cara) y hasta ‘The neverending story’, del simpar Limahl, con bases rítmicas enriquecidas, recordando que su firma como autor o productor (o ambas cosas a la vez) está detrás de tantos y tantos momentos célebres de la cultura pop. Teniendo tanto material propio, sorprendió que en la sesión se agenciara también éxitos de artistas que, como los Bee Gees, Gloria Gaynor o Chic, no pasaron por sus manos. Se trataba de celebrar una era y el estado mental de la música disco, efecto conseguido a juzgar por el desenfreno observado, sobre todo, a pie de escenario, zona de la platea de la que sabiamente se evacuaron las sillas.

Ambiente de gozoso ‘revival’ y de adoración al maestro, que hoy cuenta 79 años y al que vimos disfrutar de la situación, alzando los brazos con teatralidad y animando a cantar los estribillos de su vida. Entre ellos, los de sus discos en solitario, como ‘From here to eternity’, y más extensamente, los de Donna Summer, la figura más asociable a su historial y a la que fuimos volviendo una y otra vez: cayeron ‘MacArthur Park’ (Jimmy Webb), ‘Hot stuff’, ‘On the radio’, ‘No more tears (Enough is enough)’ (el dueto con Barbra Streisand) y la más rompedora, ‘I feel love’, con su influyente trama de sintetizador Moog.

“Una canción más, ¿cuál queréis?”, fue preguntando con deleite en el tramo final, culminando un ‘mix’ de hora y media en el que se acercó al presente con piezas como aquel ‘Tom’s dinner’, de Suzanne Vega, que recauchutó con la voz de Britney Spears. El clímax final no lo puso un clásico ‘disco’, sino ‘Call me’, de Blondie, aunque muchos de los suspiros no los causó la canción en sí misma (que también) sino las imágenes del apolíneo Richard Gere de ‘American gigolo’.