CRÍTICA DE CINE

Crítica de 'Nuestro tiempo': una aparatosa terapia

Estrenos de la semana: Tráiler de 'Nuestro tiempo' (2018)

Estrenos de la semana: Tráiler de 'Nuestro tiempo' (2018) / periodico

Nando Salvà

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El nuevo trabajo del mexicano Carlos Reygadas es el retrato de un matrimonio que intenta remedar las grietas en su relación a través de una incursión el sexo extramatrimonial que resulta ser desastrosa cuando él se muestra incapaz de controlar sus celos y su sexista instinto de posesión. Los protagonistas de la película son el propio Reygadas y su esposa, Natalia López; los hijos de la pareja, asimismo, aparecen en ella encarnando a los hijos de sus personajes; en otras palabras, resulta inevitable suponer que las dinámicas maritales desarrolladas en 'Nuestro tiempo' tienen algo de autobiográficas. De ser eso cierto, resulta especialmente llamativo el poco partido que el director les saca, especialmente considerando la épica duración de la película.

Una vez la inseguridad y los celos del marido han sido convenientemente establecidos, dan lugar a una sucesión de largas escenas repetitivas. Sin duda, parte de la sensación de claustrofobia que generan es deliberada, pero mientras tanto no resultan particularmente ilustrativas respecto a lo que la pareja esperaba obtener del poliamor, o al motivo por el que no abortan el experimento una vez queda en evidencia que no funciona. Los supuestos asuntos de cabecera de la película -la obsesión, el deseo carnal, el ego masculino- no son suficientemente explorados.  

Por otra parte, 'Nuestro tiempo' suple esas carencias a través de su capacidad para derrochar poesía visual. Queda clara en ese bello prólogo protagonizado por niños y aparentemente descontextualizado; en una secuencia extendida que transcurre durante un concierto de timbal; en numerosos planos de toros que se pelean violentamente o matan a una mula, y que funcionan como metáfora no solo del instinto masculino de posesión sino también de la tensión que genera la vida marital; y en la sorprendente imagen de una 'drag queen' maquillada a la manera de un miembro de KISS que da alaridos entre los restos de una fiesta llena de alcohol y cocaína.