Crítica de 'Esto no es Berlín': los años rebeldes

La cuarta película de Hari Sama es un sensual retrato de liberación adolescente y rebelión creativa situado en la escena contracultural de mediados de los 80 en Ciudad de México. Inspirándose en su propia biografía, el director captura el ímpetu arrebatador de una comunidad decidida a romper barreras y tabús en los ámbitos del arte y la sexualidad y a encontrar su propia voz existencial en el seno de una sociedad que exige uniformidad. 

Por supuesto, el que 'Esto no es Berlín' retrata es un proceso lleno de momentos de euforia pero condenado a provocar desengaños y dejar numerosas bajas en el camino, y a la hora de capturarlo la película sigue una trayectoria algo previsible -inevitablemente, la exaltación inicial se convierte en amistades rotas, sobredosis y alusiones al sida-; asimismo, no resulta del todo fácil implicarse del todo en el hedonismo salvaje que protagoniza la primera mitad del metraje y al mismo tiempo ver venir la crisis que se impondrá durante la segunda. En cualquier caso, Sama no se recrea en ella. Después de todo, él resultó bastante bien parado de aquellos años, y por tanto es lógico que los recuerde sin romanticismo pero con calidez. Y mientras lo hace, asimismo, derrocha el tipo de energía vibrante, cruda, frenética y apasionada que toda película de vocación punk debería tener.