ENTREVISTA

Little Steven: "Estamos a tiempo de grabar con Bruce para girar en el 2020"

El guitarrista pasea su entusiasta nuevo disco con The Disciples of Soul, 'Summer of sorcery', mientras espera órdenes de Springsteen

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Jordi Bianciotto

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Steve Van Zandt, Little Steven, retomó hace un par de años su carrera personal, con su banda, The Disciples of Soul, publicando su primer disco propio en casi dos décadas, ‘Soulfire’, al que ahora sigue ‘Summer of sorcery’. El trabajo le ha traído de vuelta a Barcelona, este lunes a Apolo, tras ofrecer, el domingo, una sesión de ‘discjockey’ en el Hard Rock Café. Y a todo esto, el guitarrista se mantiene en alerta por si suena el teléfono y Bruce Springsteen le convoca para un regreso de la E Street Band.

‘Summer of sorcery’ suena entusiasta, tanto como ‘Soulfire’, aunque esta vez se basa en canciones de estreno. ¿En qué se ha inspirado?

Como artista tienes dos obligaciones: ser fiel a ti mismo y ser útil a la sociedad. Vivimos el periodo más oscuro que pueda recordar, quizá incluso peor que los años de Vietnam: nacionalismo, separaciones, fascismo, extremismo religioso, supremacismo blanco… Y mi papel es dar un poco de luz y esperanza.

El álbum habla de las primeras veces.

Yendo atrás en el tiempo y capturando mi primer momento de conciencia como joven enamorado de la vida, del amor, del verano, sintiéndote liberado. Nunca había hecho un disco que no fuera político o autobiográfico, y ‘Soulfire’ fue un trabajo de transición. Aquellas canciones que había escrito en otros tiempos para otros artistas me gustaron, y me pregunté si podría hacer otras en esa línea para mí. Es mi primer disco de ficción, con diferentes personajes, como una película. Lo conseguí.

La palabra ‘sorcery’ alude a la brujería.

A algo metafísico, mágico, que no podemos entender. No es necesariamente negativo ni oscuro. Es más bien la alquimia, la transformación mágica de la vida, con su misterio y su mística. Un elemento de misterio que nadie sabe de dónde viene.

Un disco muy abierto en términos sonoros, con pop, soul y hasta ritmos latinos.

Es la música que me gusta: los ‘girl groups’ de los 60, Carole King y Gerry Goffin, Jeff Barry y Ellie Greenwich, Barry Mann y Cynthia Weil… Phil Spector, y las bandas sonoras ‘blaxploitation’, y Sly & The Family Stone, Van Morrison, los Beach Boys, Sam Cooke…

¿Le llegaron Fania All Stars en su día?

Sí, claro, me encantaban, al igual que Tito Puente. De ahí salió Rubén Blades, que colaboró en mi tercer disco, en la canción ‘Bitter fruit’.

Todo muy americano.

Es verdad. Lo mío es más soul que rock. Es rock’n’soul.

Y toma del soul y de la música latina un sentido del entretenimiento y de la fiesta.

Sí, aunque el tema de una canción pueda ser serio. ‘Party mambo!’ habla del huracán de Puerto Rico, de cómo se dejó abandonado el país, pero lo hace en una atmósfera festiva y bailable. Me gusta inyectar sustancia dentro de la fiesta.

Pero ya no hace álbumes esencialmente políticos, como ‘Voice of America’ o ‘Freedom – No compromise’, de los 80. ¿Por qué?

El mundo es otro. La canción política era útil en los 80, porque lo que ocurría no era obvio. Los políticos estaban escondidos, no se hablaba de ellos. Podías pasar semanas, meses, sin pensar en el gobierno. Ahora, ni cinco minutos. Teníamos al ‘cowboy’ Reagan, el abuelo de todos, con aspecto feliz, mientras se dedicaba a ayudar a los dictadores de todo el mundo. Ahora todo está en la superficie, 24 horas al día y siete días a la semana, y por eso mi propósito es desmarcarme y transportar a la gente a otro lugar.

¿Cree que el rock sigue siendo un vehículo de comunicación poderoso?

Se está convirtiendo de nuevo en un género de culto, ya no está en el ‘mainstream’. Aunque sigue siendo lo más grande como espectáculo en directo. ¿Quiénes eran los más grandes en los años 60? Beatles y Stones. ¿Y ahora? Los mismos: McCartney y los Stones.

Y Bruce Springsteen & The E Street Band, y U2…

Sí, pero quiero decir que el rock sigue siendo el rey cuando hablamos de música en directo. Pero como industria en sí misma, se acabó, con excepciones como Pearl Jam, Foo Fighters, Green Day… ¡Hemos vuelto a 1954!

¿Ve interés en el hip-hop o el r’n’b?

Cosas interesantes las hay. Me gusta mucho Bruno Mars. Y esa chica, Billie Eilish. Es un caso raro, creo que es una genialidad. Compone con su hermano y creo que entre ambos hay algo especial y muy artístico ahí. Veremos adónde va. Que haciendo lo que hace sea tan popular en Estados Unidos es una señal de esperanza.

Los 14 meses que Bruce Springsteen ha pasado con sus recitales autobiográficos en Broadway, ¿le han ayudado a centrarse en lo suyo?

Sí, me ha sido muy útil. Siempre he hecho eso, aprovechar el tiempo. Hice siete temporadas de ‘Los Soprano’ y tres de ‘Lilyhammer’ girando al mismo tiempo con la E Street Band. ¡No sé cómo pude! Ahora Bruce está ocupado con lo suyo. No le gusta tomar decisiones con mucha antelación, lo respeto y trato de pensar por los dos. Mi gira actual tiene fechas hasta el 6 de noviembre…, por si acaso, por si Bruce quiere hacer un disco para el año que viene.

¿No sabe si piensa hacerlo?

No estoy seguro. Pero si se decide, hay tiempo suficiente. La E Street Band es rápida. Si el disco está escrito, podemos grabarlo en un mes o dos. Podemos entrar en el estudio en noviembre y entregarlo en enero.

¿Y salir de gira a continuación?

Sí, el disco podría salir en abril o mayo y hacer una bonita gira de verano. ¡Si él quiere! A medida que pasen los meses lo iremos viendo. Quizás.

Usted no toma parte en el nuevo disco de Bruce, ‘Western stars’, ¿qué le ha parecido?

Me encanta. Bruce es un artista sincero que explora diferentes áreas y emociones. No conozco a nadie capaz de dirigirse como él a las áreas rurales del país, metiéndose en el alma de esas zonas profundas, apartadas de las dos costas. Lugares con menos presión mediática, menos interacción social, donde el drama es interno, no externo. Está dentro. Esa capacidad de capturar experiencias comunes a cualquiera, nadie la tiene como él. El disco conecta con ‘Nebraska’ y con ‘The ghost of Tom Joad’, pero también con ‘The river’ y los álbumes eléctricos. Es una obra maestra y como toda gran pieza de arte, a veces la gente no la pilla en el acto, quizá requiere un poco de tiempo. Pero la gente debería tener suficiente fe en él para saber que si hace algo, será de la mayor calidad. Y si ahora no entienden el disco, algún día lo entenderán.

Entonces, ¿es seguro que este disco no va a dar lugar a una gira?

No lo creo. Me parece que si la E Street Band sale de gira será con otro disco, aunque podríamos tocar una o dos canciones de ‘Western stars’ en los conciertos.

¿Cuándo tomará la decisión Bruce? ¿En septiembre?

¡El día antes de empezar la grabación! (ríe).

¿Es agradable vivir así, a expensas de cualquier sobresalto?

¡Ya estoy acostumbrado! Después de 40 años… Me está bien. Es la manera de que las cosas sean espontáneas, de sentir la libertad, sin obligaciones con nadie. Lo apoyo completamente.

Actualmente se anuncian conciertos, y se ponen entradas a la venta con seis meses o un año de antelación. Sobre todo los artistas de estadios.

Sí, lo de Bruce es muy inusual. La última vez nos encontramos el Día de Acción de Gracias y nos dijo: “el año que viene haré algo”. Eso fue el 25 de noviembre, y el 15 de enero estábamos en la carretera. No pensé que fuera posible: el equipo, los hoteles, los aviones, los camiones con el montaje, la disponibilidad de locales… ¿Cómo atarlo todo en seis u ocho semanas? Pero se hizo. Podemos ser muy espontáneos.