INSPIRADORA DE 'LAURA'

Muere Laura Almerich, guitarrista y cómplice de Llach

La guitarrista, fiel acompañante del cantautor a lo largo de casi cuatro décadas, fallece a los 78 de una larga enfermedad

Último adiós a la guitarrista Laura Almerich en una ceremonia llena de música

Último adiós a la guitarrista Laura Almerich en una ceremonia llena de música. En la foto, Laura Almerich con Lluís Llach.  / periodico

Jordi Bianciotto

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Guitarrista de formación clásica, iniciada en otro instrumento, el piano, Laura Almerich aportó minuciosidad ejecutiva al mundo musical de Lluís Llach, pero más allá de eso fue una compañera estrecha, confidente y amiga del alma hasta el último aliento. Una figura muy querida en los ambientes de la ‘cançó’, que nos dejó este viernes, a los 78 años, después de una larga enfermedad.

Almerich se convirtió en acompañante musical de Llach en diciembre de 1969, tras el concierto del cantautor en el Palau de la Música con la compañía del pianista Francesc Burrull. Aquella noche, las entradas estaban agotadas y ella no tenía localidad, pero acabó entrando gratis acompañada de Enric Gispert (que dirigía Ars Musicae, formación en la que se había integrado) y su esposa Anna. En el recital, cuando Llach abordó ‘L’estaca’, en versión instrumental para burlar la censura, la voz de Almerich entonando la letra desde el público fue una de las primeras que se escuchó, contagiando su determinación a otros muchos asistentes. El mánager de Llach, el muy despierto Joan Molas, se quedó con la escena y aquella misma noche propuso a Almerich que se uniera a Llach.

Con Maria del Mar Bonet

Pero su primer contacto con la ‘nova cançó’ había llegado algo antes, cuando tomó parte en la primera grabación de Maria del Mar Bonet, el epé ‘Cançons de Menorca’ (1967), donde tocó la guitarra junto a su maestro Gracià Tarragó, fundador de otra formación en la que se integró, el Quartet Tarragó. Almerich saltó así del repertorio medieval y renacentista que cultivó con Ars Musicae a la canción popular, trazando el camino que le llevaría a secundar la obra de Llach durante casi cuatro décadas, hasta su adiós a los escenarios, tras el concierto de despedida en Verges, en el 2007. Además de la guitarra, incorporó otros instrumentos a las canciones del cantautor, como el acordeón, la marimba, la melódica y la zanfoña.

Del afecto que Llach sentía hacia ella quedó como testimonio la canción ‘Laura’, del álbum ‘Campanades a morts’ (1977), oda a la amistad cuya interpretación más famosa nolo fue por su precisión técnica sino más bien por lo contrario, por el error que una Almerich emocionada cometió en el punteo de guitarra durante el concierto del Camp Nou, en 1985. Escena inmortalizada por las cámaras, arropada por una gran ovación reconfortante y que constituye un original momento icónico en su trayectoria. La guitarrista inspiraría otra canción de Llach, ‘Roses blanques’, ésta firmada a medias con Miquel Martí i Pol e incluida en ‘Rar’ (1994).

El retiro del cantautor comportó su alejamiento de la primera línea escénica, si bien Laura Almerich siguió siempre cerca de Llach, vinculada a su fundación y al premio Terra i Cultura, que otorga cada año la bodega Vall-Llach. O incluso representándolo cuando él estaba atendiendo sus compromisos en Senegal: por ejemplo, yendo a recoger el galardón de su honor concedido en el 2018 en la gala de los premios ‘Enderrock’, donde fue aplaudida como la más genuina emisaria posible.