LA HISTORIETA ENTRA EN LOS MUSEOS

El MNAC crea un consejo asesor de cómic

El Museu Nacional d'Art de Catalunya, el Jaume Morera de Lleida y la Biblioteca de Catalunya destacan al reivindicar la historieta como arte y patrimonio e impulsar las adquisiciones

Exposición sobre Corto Maltés en el MNAC, el pasado abril.

Exposición sobre Corto Maltés en el MNAC, el pasado abril. / periodico

Anna Abella

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En Londres, el Museo Británico acaba de inaugurar una muestra sobre manga. En Francia, el <strong>Louvre</strong>, el Musée d’Orsay y el Pompidou llevan años programando exposiciones ligadas a  la historieta o editando sus propias colecciones de cómic. En Madrid vienen haciendo lo propio museos como el <strong>Prado</strong>, el <strong>Thyssen</strong>, el<strong> Reina Sofía</strong> o el ABC e instituciones como la Fundación Telefónica, el <strong>Círculo de Bellas Artes </strong>o la Casa Encendida, que acaba de inaugurar una muestra de Ceesepe. En Valencia, el <strong>IVAM</strong>, donde ahora expone <strong>Paco Roca</strong>, lleva a cabo un proyecto ejemplar gracias sobre todo a impulsores como <strong>Álvaro Pons</strong>

Pero ¿qué pasa en Catalunya, históricamente cuna de autores, lugar de acogida de dibujantes del resto del país, donde nacieron la revista TBO, la escuela Bruguera y floreció el <strong>‘underground’ </strong>de los 70, que concentra el grueso del mercado y de editoriales y acoge el Cómic Barcelona y el Salón del Manga, dos de los principales festivales europeos?

EL TEBEO COMO ARTE Y PATRIMONIO

Definitorio del escenario catalán es que mientras sigue la parálisis en torno al proyecto de un <strong>centro del cómic en Badalona</strong> la iniciativa privada ha hecho realidad el <strong>Museo del Cómic de Sant Cugat,</strong> que se inaugura el próximo jueves. La presencia de la historieta en museos es escasa, igual que las exposiciones, y ante la falta de presupuestos para la compra de originales, muchos acaban fuera de Catalunya, como ha ocurrido hace un par de semanas, cuando la Fundación Lafuente de Santander ha adquirido obras de NazarioMontesol y Pepichek, entre otros fondos del ‘underground’ barcelonés de los 70.  ¿Qué falla? “Por un lado, hace falta tomar conciencia de la importancia de la historieta como medio, como patrimonio y del valor de este legado y, por otro, es necesaria una voluntad política pública conjunta de recuperación de ese legado, que involucre a Generalitat, Diputación y ayuntamientos”, opina el experto y divulgador Antoni Guiral. 

"Es necesaria una voluntad política pública conjunta de recuperación del legado del cómic", opina Antoni Guiral

Lo mismo piensa Pepe Serra, director del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), que apuesta decididamente por el medio y, desvela, está a punto de constituir un consejo asesor de cómic del que formará parte Guiral. “Es necesaria una respuesta pública hacia el cómic. Requiere tanta atención como el resto de las artes. Debemos reivindicar su valor artístico y cultural y darle prestigio social. No entiendo esa división entre alta y baja cultura. Tenemos que ofrecer al público un relato contado a través de obras de calidad y para construir narraciones el cómic es fundamental. Tenemos ‘patufets’ [y obras de Junceda u Opisso] pero no el cómic que nos explica el relato de posguerra, de la Barcelona de los 60 y 70. Para entender la posguerra hay que conocer a Carpanta”. 

Igual de contundente es Jesús Navarro, director del Museu d’Art Jaume Morera de Lleida, también con una apuesta clara de contar con autores de momento vinculados a la ciudad. “El cómic debe estar en el museo. Es un tema de conciencia patrimonial del país. No hemos tenido problema en incorporar a ilustradores y dibujantes del siglo XIX y principios del XX pero no lo hemos hecho con los contemporáneos”.

"Tenemos 'patufets' pero no el cómic que nos explica el relato de posguerra. Para entender la posguerra hay que conocer a Carpanta"

Pepe Serra 

— Director del MNAC

Desde la Generalitat, Elsa Ibar, directora general de Patrimoni cultural, no niega la importancia del cómic y admite “la necesidad de adquirir y conservar este patrimonio y también de difundirlo”, destacando en ese sentido la labor de los últimos años de la Biblioteca de Catalunya. 

EL PAPEL DEL MNAC

El MNAC puede convertirse en punta de lanza y ejemplo a seguir. Su apuesta se vehicula en varias direcciones. “Una pasa por producir cómic para que el sector vivo circule por el museo, otra por comprar o adquirir cómic tras decidir qué piezas deben ser incorporadas a la colección [de ahí el consejo asesor] y otra por explicar el cómic con exposiciones y usarlo en cualquier relato”, explica Pepe Serra. 

El MNAC y Ficomic preparan una ambiciosa exposición sobre cómic y Japón antes de fin de año

Así, en el 2017 coeditaron el cómic ‘Gótico’ (Norma), sobre las salas medievales, de <strong>Jordi Carrión y Sagar</strong>, quienes ya preparan otro volumen dibujando todo el museo, y alumnos de la Escola Joso intervienen continuamente en el centro reinventando la colección. Ya han adquirido cuatro dibujos de Enric Sió y trabajan en nuevas adquisiciones, algunas ligadas a ‘El Víbora’, mundo sobre el que el próximo 21 de junio inaugurarán la exposición que conmemora los 40 años de la revista, con originales de MariscalMaxGallardo y Martí, y comisariada por Guiral.

La muestra es el resultado de la excelente sintonía del MNAC con Meritxell Puig, directora de Ficomic, que organiza el Cómic Barcelona y el Salón del Manga. Ya en abril esta alianza estratégica llevó al museo una exposición del Corto Maltés de Rubén Pellejero y Juan Díaz Canales y, revela Puig, están cerrando otra muy ambiciosa sobre cómic y Japón cara a final de año. Ya con el anterior responsable del Salón del Cómic, Carles Santamaria, en el 2016 el MNAC acogió una sobre ‘Las Meninas’, de Santiago García y Javier Olivares (Premio Nacional de Cómic).    

FALTA DE PRESUPUESTO

Pero todos los centros públicos consultados admiten que con la crisis y después con el 155 apenas hay dinero para comprar y que cuentan con la generosidad de autores y herederos. Eso conlleva el riesgo, como en el caso de la Fundación Lafuente, de que este patrimonio se escape de Catalunya. “Es normal que el propietario quiera el mayor rendimiento –asume Ibar-. Pero si tenemos que jugar esta carta con el Estado perderemos siempre porque ellos tienen más dinero. Aún así, tenemos que ser proactivos y si sabemos que hay voluntad de donar intentar llegar acuerdos para que estos fondos se queden aquí”. 

“Si hay un proyecto firme y serio de conservación, catalogación, digitalización y difusión por parte de las instituciones públicas los autores y herederos pueden plantearse la posibilidad de ceder obras”, señala Guiral. En ello trabajan el MNAC, el Museu Jaume Morera de Lleida, la Biblioteca de Catalunya y el Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona (que cuenta con obras de Perich, Oli o el 70%  del fondo de la revista ‘Butifarra!’ con piezas de <strong>Alfons López,</strong> MaxMiguel GallardoVentura y Nieto Jan, y periódicamente realizan jornadas comiqueras, la última este mayo, ‘Mujeres, posguerra y tebeos’, y pequeñas exposiciones físicas y virtuales.  

“Históricamente el 90% de nuestro fondo es por donación. Eso tiene beneficios fiscales y comporta su difusión. Pero si se ha podido hemos adquirido vía compra”, explica Eugènia Serra, directora de la Biblioteca de Catalunya, consciente de que no contar con el cómic sería “dejar un agujero en la historia”. Hay otras fórmulas, cuenta, como autores que optan por conservar sus obras en vida y donarlas vía testamento. Bajo su techo se conservan ya originales de Alfons López, JL Martín, Cesc, Maria Pasqual, Roser Capdevila y dibujos de Coll en el ‘TBO’, y se realizan pequeños seminarios, conferencias y muestras como la reciente ‘De Quico el Progre a Quico Jubilata’, de JL Martín.

“Nosotros hemos tenido una respuesta muy buena de los autores al explicarles el proyecto que implica documentar, inventariar y digitalizar. Sienten que su trabajo será conservado y puesto en valor”, asegura Navarro, que para el Jaume Morera empezó adquiriendo obras de Alfons López. “Gracias a él hemos contactado con otros autores y ya estamos inventariando piezas de Miguel Gallardo y hablando con Ermengol, Trini Tinturé y Ramón Boldú”.   

LOS AUTORES Y LOS COLECCIONISTAS

“¿Qué pasará con nuestras obras cuando los autores no estemos?”. Es la pregunta que ha movido al inquieto dibujante Alfons López (Premi Nacional de Còmic de la Generalitat 2011) a pactar cesiones de sus originales con el Museu Jaume Morera (1.000 piezas), al Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona (donde coordinó la del 70% del legado del equipo de la revista ‘Butifarra!’), a la Biblioteca de Catalunya y está en conversaciones con el MNAC. “No podemos permitir que estos originales se pierdan. Hay muchos autores y herederos que no saben qué hacer con este legado y hay que motivar a las instituciones catalanas para que estas obras entren en los museos”, opina el autor de ‘Miguel Núñez: mil vidas más’, que acaba de publicar ‘Llegará el invierno’ (Navona, con el guionista Pepe Gálvez), y lamenta que estas iniciativas partan casi siempre de los autores y no de las instituciones. 

También Miguel Gallardo (Premi Nacional de Còmic 2008) tiene parte de su obra en la Biblioteca de Catalunya y el Arxiu Històric y ahora firmará un contrato de cesión de 80 originales al Museu Jaume Morera de Lleida. “Allí sé que estarán en buenas manos y planean hacer exposiciones con ellos”. “Como en Catalunya no ha habido interés y nadie nos compraba obra mucho se está yendo fuera, como ha pasado con la Fundación Lafuente de Santander -critica el autor de ‘María y yo’ y ‘Makoki’ , que publica ‘El baile de los caídos’ (Temas de hoy, con José Trabajo)-. El cómic forma parte del patrimonio tanto como un cuadro de Casas. El cómic es testimonio de una época y una sociedad y es patrimonio de todos, un tesoro cultural hacia el que ninguna institución ha hecho ningún gesto. Justo ahora los museos de aquí empiezan a contar con el cómic”.

"El cómic es un tesoro cultural hacia el que ninguna institución ha hecho ningún gesto"

Miguel Gallardo

— Dibujante e ilustrador 

En esa línea se manifiesta también otro histórico dibujante, José Luis Martín, que ha donado a la Biblioteca de Catalunya 500 piezas de su trayectoria, entre las que no faltan Quico el Progre ni portadas de ‘El Jueves’. “No entiendo cómo algunas instituciones aún se resisten a considerar el cómic como un arte. En Francia o en Madrid sí se lo creen, pero la autoridad cultural de aquí no”.

Los tres coinciden con el dibujante y coleccionista Ramón Serra Massana, que posee varios miles de piezas desde el XIX a los años 70. “No me importaría ceder obras sin compromiso pero me gustaría que en vez de quedarse en un cajón pudieran ser vistas en exposiciones, pero he intentado proponer muestras y solo he recibido silencio por parte de las instituciones”. Tampoco querían que se quedaran en un armario sus colecciones Paco Baena y José Luis Villanueva. Con ellas han hecho realidad eMuseo del Cómic de Sant Cugat.  

«BCN debe respirar cómic»

Para Meritxell Puig, directora del Cómic Barcelona, para que el ciudadano y las instituciones consideren sin complejos la historieta como arte hay que ir más allá de su presencia en museos. “Barcelona debe respirar cómic todo el año, no solo los días del festival, el ciudadano debe sentirlo como algo vivo, cotidiano. Debemos promoverlo para atraer más público, lo que implicará más lectores y más ventas y más oportunidades para autores y editoriales, y así todo el sector se retroalimenta”.