CRÓNICA DE MÚSICA

Ed Sheeran se lleva por delante el Estadi Olímpic

El ídolo británico conquistó Barcelona valiéndose de su voz, su guitarra acústica y sus canciones sensuales e intimistas, entre ellas la popular 'Shape of you'

Ed Sheeran, este viernes en el Estadi Olímpic de Barcelona

Ed Sheeran, este viernes en el Estadi Olímpic de Barcelona / periodico

Jordi Bianciotto

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Ed Sheeran, un tipo que es responsable del aumento de ventas de guitarras acústicas en todo el mundo (parece que ahora son más sexi que las eléctricas), está en racha: su cruce de trovador pop de mínimos con sensuales cadencias de r’n’b barre, sus giras se estiran y saltan de los pabellones a los estadios, algunas de sus canciones (‘Shape of you’) acarician el estatus de hitos universales, y ni siquiera tiene que rascarse los bolsillos para pagar a los músicos. Así, a pelo, con su guitarra y sus pedales, se llevó por delante este viernes un Estadi Olímpic con el papel agotado, más de 55.500 entradas según la promotora Live Nation.

El disco que precipitó el fenómeno, ‘Divide’, ya tiene más de dos años, pero Sheeran, tiene un relevo a punto, ‘No. 6 collaborations project’, que verá la luz el 12 de julio. Pero, lejos de llenar el repertorio con material desconocido por sus fans, se acogió al molde de su último pase en Barcelona (Palau Sant Jordi, 2017), empezando por la misma canción de apertura, ‘Castle on the hill’. El cantautor pelirrojo, rascando furiosamente las seis cuerdas, y más aún en la siguiente, ‘Eraser’, portadora de un rap que propinó dando botes por el escenario. Sheeran prometió que todos los sonidos de la noche serían “absolutamente en directo”, incluyendo los ‘samples’ y efectos. “Que manejo yo mismo con los pedales”. De acuerdo, de acuerdo.

Imagen multiplicada

Arropándolo, un montaje audiovisual con una serie de paneles que trepaban hasta lo alto con formas de nave espacial futurista, versión corregida y aumentada del de hace dos años. Es decir, el careto de Ed Sheeran, multiplicado arriba y en los laterales en un efecto caleidoscópico a veces algo inquietante. Actitud cercana, no hablamos de Beyoncé. “Este es el concierto más grande que he hecho en Barcelona, pero algunas de las canciones son las mismas que tocaba cuando actuaba ante cinco personas en un club de Londres”, recordó, humilde, antes de abordar ‘The A team’.

Confesó que la otra vez no se sintió muy bien de voz y retó al público a medir su fuelle pulmonar. “1, 2, 3… scream!”. En Japón, esta prueba no se les da muy bien, deslizó. “Son gente muy tranquila”. Maneras sencillas y campechanas, y hábitos saludables, aunque la botella de agua de la que iba dando sorbos era, ah, de plástico (amonestación ecológica). El nuevo disco tiene una proa llamada ‘I don’t care’, dueto con su amigo Justin Bieber ya publicado en ‘single’, que procedió a interpretar. Fórmula contrastada: el balanceo del r’n’b pegado a un sentido estribillo con propiedades emotivas. De ahí a la calma contemplativa de ‘Tenerife sea’.

Ed Sheeran, en fin, ha logrado algo sin precedentes, llenar estadios sin mayor ayuda que sus guitarras, puesto que las pantallas son ‘atrezzos’, son su figura y sus cancioneslo que llena el escenario. En el Estadi logró traspasar con una propuesta que, pese a la austeridad sonora, no resulta lineal, y que hizo temblar a sus seguidores con las últimas cartas, como ‘Photograph’, un ‘Barcelona’ recibido con aullidos de aprobación y con franjas rojas y amarillas en las pantallas, o el gran ‘hit’, ‘Shape of you’, dando nueva vida a un rito antiguo. No, nunca hay que desestimar a un tipo solo con una guitarra.