CLÁSICA

Varvara & Miura, una pareja a tener en cuenta

La pianista rusa y el violinista japonés piensan continuar su relación profesional tras debutar en el Palau con obras de Mozart, Schubert y Beethoven

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Marta Cervera

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El joven violinista japonés Fumiaki Miura (Tokio, 1993) debutó en la Temporada Ibercamera el pasado miércoles con un éxito importante junto a la pianista rusa Varvara (Moscú, 1983) en el Palau de la Música Catalana . Había interés por conocer a uno de los talentos del violín que el maestro Pinchas Zukerman ha alabado en repetidas ocasiones. La técnica de Miura es impresionante, como demostró en el Palau junto a una inspirada Varvara.

Juntos se entienden a la perfección, conectan con naturalidad como demostraron con un programa tan variado como exigente en su debut conjunto en el auditorio modernista. Mientras ella fue capaz de poner su alma en las notas, da la impresión que a él todavía le falta esa capacidad para profundizar en la música. Aún así, resultó sorprendente ver con qué facilidad ambos asumieron la recta final del programa la Sonata ‘Kreutzer’ de Beethoven, una de las piezas más complejas para violín, también larga pues dura 45 minutos, tras haber interpretado en la primera parte la popular 'Sonata núm. 23' que Mozart compuso en París y el ‘Gran duo’, de Schubert, una pieza muy expresiva y extensa que abordaron con enorme sensibilidad.  

Será interesante seguir sus pasos, sin duda.  "Fumiaki Miura es un gran violinista, un artista sincero y un intérprete capaz de tocar música de todas las épocas. Nos garantiza el máximo nivel del violín para las próximas décadas", ha asegurado Zukerman, mentor del violinista. Miura ha trabajado con directores como Gergiev, zar de la orquesta del Mariinski, Vasily Petrenko, nuevo responsable de la Filarmónica de Berlín y Josep Pons, titular de la Orquestra del Gran Teatre del Liceu. 

Varvara: "Cada vez que toco con él descubro algo nuevo. ¡Me encanta!"

“Cada concierto con Miura ha sido absolutamente diferente a pesar de tocar el mismo programa. Con él siempre son distintos los sentimientos que afloran cada noche”, explicaba Varvara. “En cada concierto con él descubro algo nuevo. ¡Me encanta!”. Lo mismo opina Miura, quien, pese a todo lo que se espera de él parece inmune a la presión de los elogios de grandes maestros.

Tanto él como ella bromean a menudo durante la conversación mantenida justo antes de su debut en el Palau. “No necesitamos hablar demasiado sobre música, tocando nos entendemos mejor, bastan cinco segundos para entendernos”. Miura cree haber encontrado una magnífica aliada: “Cuando toco con Varvara es muy intenso y va a más en cada concierto. Nos abstraemos de tal forma que siento que solo estamos ella y yo. El único que puede estar entre nosotros es el compositor”, bromea. Ambos aspiran a seguir trabajando en nuevos proyectos en el futuro. Y no descartan grabar discos. “Me encanta abordar con ella grandes obras con ella”, comenta Miura.

Fumiaki Miura: "Es un placer y me encanta abordar con ella obras monumentales"

Pero ya hablan de un nuevo programa para el futuro. En su lista de obras figura por ahora la primera sonata de Prokofiev. “Estoy enamorada de esta pieza”, confiesa Varvara que se decidió a tocar piano de forma profesional tras sufrir una lesión en la mano derecha que la hizo tomar conciencia de su enorme pasión por la música. "A raíz de aquello vi que tocar era una necesidad". Miura que solía tocar mucho esa obra de Prokofiev siendo adolescnte lo ideal será completar ese nuevo programa con algo de Brahms. “Seguramente será la segunda sonata porque combinará bien con el dramatismo de la obra de Prokoviev”, destaca. 

Pese a tener carreras diferentes -Varvara no creció en una familia de violinistas profesionales como Miura- ambos son devotos de la clásica. Por eso lamentan que tanta juventud no la valore. “El hecho de tener que estar callado y no poder conectado al móvil durante un concierto no ayuda a hacerla popular ”, admiten. Pero lo peor es el desconocimiento de una gran parte de la población del repertorio clásico. “Hay gente que nunca ha escuchado este tipo de música pero si tuvieran la oportunidad de descubrir obras de Mozart, sus conciertos de piano y sus sinfonías -por no hablar de sus óperas-, cambiarían de opinión”.

Y destacan que lo importante es experimentar la música en directo. “Es algo único, no se puede comparar con nada. Ni con un disco o cualquier cosa de internet. Las emociones en un concierto son imposibles de reproducir más allá de la sala donde tocas”. Ambos coinciden: “Quizá sea más complicada esta música que el pop pero es una música que contribuye a tu desarrollo como persona. Te hace pensar y ver la vida de otra manera.”