CRÓNICA

Peter Bence, un piano malabar en Barts

El músico húngaro, fenómeno viral, recorrió su vertiginoso repertorio asentado en versiones de artistas como Michael Jackson y Queen

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Jordi Bianciotto

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El pianista de los prodigios, el joven húngaro Peter Bence, debutó este jueves en Barcelona en condiciones de certificar los eslóganes que le han envuelto en los últimos tiempos, empezando por su condición de ejecutante vertiginoso: ese récord Guinness que se le concedió como pianista más rápido del mundo (765 notas por minuto). ¿La música, como objeto de plusmarca olímpica? Velocidad, sí, aunque también espectáculo, y un halo de chico normal que se divierte jugueteando con los hitos del pop, como vimos este jueves en Barts, noche de cierre del Festival Mil·lenni.

Las cifras que le acompañan invitan a arquear las cejas (300.000 millones de vistas en YouTube y Facebook) y a colocarlo en la liga de los fenómenos virales, si bien Bence no ha surgido de la nada y arrastra un historial poco común, con un primer disco (‘Green music’) publicado a los 12 años (ahora tiene 27) y estudios en la reputada escuela de Berklee, en Boston. De todo ello sale un estilo técnico, vistoso y abierto a pequeñas heterodoxias, acompañado de una puesta con golpes de efecto de superproducción, como esos cegadores fogonazos de los paneles de ‘leds’.

La senda de ‘Black or white’

Pero su repertorio se asienta en el ‘cover’, aunque sea de contornos libres, como su famoso ‘Black or white’, que abrió la sesión en una sala que, pese al aura de excepcionalidad del artista, no se llegó a llenar. El repertorio de Michael Jackson es uno de sus puntos de anclaje y volvió a él con un ‘Thriller’ que incorporó texturas de órgano de iglesia y aullidos de ‘zombie’ pregrabados, y con la secuencia que fue de ‘Human nature’ a ‘Bad’.

El cancionero seleccionado dijo bastante de estos tiempos de convivencia de lo clásico y lo novísimo, del pop del norte y del sur. De Toto a Sia, y de los generosos acercamientos a Queen, ese grupo que ahora parece más importante que los Beatles (‘Don’t stop me now’, ‘Somebody to love’, ‘Under pressure’) a una celebrada incursión en “la canción de la década”, así la presentó, que resultó ser ‘Despacito’, de Luis Fonsi.

Convertido en hombre orquesta al servirse de discretas tramas rítmicas electrónicas y del 'autosampler', Bence incorporó las palmas del público en una composición propia, ‘The awesome piano’, ensoñadora y juguetona, y amplió sus recursos utilizando el piano como percusión y manipulando el arpa. Al igual que 2Cellos, Bence se sirvió del repertorio pop como si fuera música clásica, atemporal y universal, y habrá que ver si su inventiva ejecutiva es suficiente para sustentar una carrera de largo alcance.

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