LA 72ª EDICIÓN DEL FESTIVAL DE CANNES

'Diego Maradona', regurgitando carnaza

El documental de Asif Kapadia no cuenta nada del astro que no sepa ya cualquier interesado en la figura del controvertido astro argentino

Imagen del documental 'Diego Maradona' de Asaf Kapadia

Imagen del documental 'Diego Maradona' de Asaf Kapadia

Nando Salvà

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Diego Armando Maradona salió de las chabolas de San Fiorito (Buenos Aires) para alcanzar lo más alto del Olimpo, y desde allí sufrió una caída estrepitosa. Curtido en Boca Juniors y llegado a Europa de la mano del Fútbol Club Barcelona, es al frente del Nápoles que se convirtió en un mito, llevando a un equipo hasta entonces mediocre a la consecución de dos Scudetti y ganando entretanto un Mundial con su selección. También es en Italia donde estableció vínculos con la Camorra, y donde escapó de su control el problema con la cocaína que arrastraba como mínimo desde su llegada a España. Este resumen no cuenta nada del astro que no sepa ya cualquier interesado en su figura, y lo mismo puede decirse de 'Diego Maradona', el documental presentado hoy en Cannes fuera de competición.

Esa falta de profundidad resulta especialmente decepcionante si consideramos el bagaje de su director, Asif Kapadia, en el campo de la no ficción. El británico se dio a conocer en todo el mundo gracias a 'Senna' (2010), que convirtió los duelos automovilísticos entre Ayrton Senna y Alain Prost en un trepidante thriller y un apasionante estudio de personaje; y con 'Amy' (2015) -sobre la cantante Amy Winehouse- trascendió el típico retrato de ascenso y caída gracias a su habilidad para hurgar en la intimidad familiar y encontrar trapos sucios; 'Diego Maradona', en cambio, no parece tener más principio estructural que una idea tan simplona y estereotípica que se hace difícil tomarla en serio: que el personaje son dos personas en una. La verbaliza al principio de la película la voz en off del que fuera su entrenador personal, Fernando Signorini: “Diego es un tipo maravilloso, y Maradona es una invención necesaria para estar a la altura de las exigencias del negocio del fútbol; con Diego me iría al fin del mundo, con Maradona no daría ni un paso”. Para los amantes de la metáfora, asimismo, Kapadia incluye varias más bien trilladas.

Por lo demás, a lo largo de 130 minutos compuestos exclusivamente de imágenes de archivo -algunas de noticiarios, unas pocas de vídeos caseros, muchísimas de partidos de fútbol- ilustrados con las voces alternadas de una sucesión de narradores -entre ellos el propio Maradona-, el documental va pasando de forma rutinaria por 'highlights' biográficos como las noches de fiesta durante las que el futbolista alternaba con el clan mafioso de los Giuliano y se dejaba querer por las velinas mientras su esposa Claudia criaba de la criatura; el escándalo en el que se vio envuelto cuando una amiga de su hermana lo señaló como el padre de su bebé; el gol de penalti que marcó con Argentina en el Mundial de 1990, con el que pasó de ser Dios a ser demonio a ojos de toda Italia; las imágenes de su detención en su casa de Buenos Aires por posesión de drogas, en las que aparecía enajenado por los efectos de la cocaína. El conjunto, decimos, muestra menos interés en satisfacer a los amantes del fútbol o a los del cine documental que en regurgitar carnaza.