PROGRAMA MUNICIPAL

BComú declara la guerra a la precariedad de los trabajadores culturales

Joan Subirats planea profundizar en la democratización de la cultura, tanto del acceso como de la creación

Joan Subirats, en la Virreina.

Joan Subirats, en la Virreina. / .42326362

Ramón Vendrell

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Joan Subirats, comisionado de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona y número dos de la candidatura de Barcelona en Comú a la alcaldía de la capital catalana, marcó el lunes la lucha contra la flagrante precariedad de los trabajadores del sector cultural y la recuperación del fondo estatal de bicapitalidad (14 millones en el 2011 de los que nunca más se supo) como las nuevas prioridades del próximo mandato si la formación liderada por Ada Colau consigue gobernar la ciudad. En ambos puntos, señaló Subirats, hay buena sintonía con el ministro de Cultura en funciones, José Guirao.

Aunque sin categoría de novedad, por encima de estos dos objetivos se sitúa profundizar en la democratización de la cultura, tanto en lo referente al acceso como a la creación. No otro ha sido el eje de la política cultural del ayuntamiento desde que Subirats cogió las riendas mediado el mandato que ahora expira.

«El 80% de la población de Barcelona no hace actividades culturales, y es un déficit claramente marcado por el nivel de renta y educativo», dijo Subirats. De modo que su receta para remediarlo está clara: invertir en la relación de la cultura con la educación. Subirats expuso que mientras la totalidad de las escuelas concertadas de Barcelona (que todavía acogen a más de la mitad de los alumnos, aunque ya por muy poca diferencia) mantienen la sexta hora, dedicada sobre todo a formación cultural, solo el 18% de las públicas la conservan, y por empeño de las ampas. La intención de Barcelona en Comú es impulsar el rescate de la sexta hora en la pública como iniciación a la cultura, empezando por los barrios más desfavorecidos. 

Sectores que requieren impulso

En la misma línea de vincular educación y cultura, se potenciará un mayor retorno de los equipamientos a la sociedad, comenzando por su entorno inmediato. Avanzar hacia la paridad en el ámbito cultural y reconocer y reflejar la diversidad (del 4% de la población de origen extranjero en 1996 al 25%) son otros ejes de actuación previstos.

El videojuego, el circo y el audiovisual son tres sectores que a juicio de Subirats merecen especial apoyo. En el primer caso, porque a una gran industria de la que Barcelona es capital en Europa junto con Londres y Berlín «le falta el relato cultural». En el segundo, porque es raro tener tres potentes fábricas de creación y ningún espacio de exhibición; el puerto podría acogerlo. Y en el tercero, porque las películas producidas en Barcelona pasan por las salas como fantasmas. En cuanto a la música, el próximo cuatrienio será el de florecimiento de las salas pequeñas, amparadas por la reciente normativa que las ha sacado de «una ilegalidad de 25 años».

Sobre la creación de un área metropolitana cultural: sí pero está verde. El Hermitage: faltan los informes de movilidad, económico y artístico. Y el asunto Capella de la Misericòrdia para hacer el CAP Raval Nord o ampliar el Macba: aún no está cerrado para el Icub. 

Subirats aspira a que el gasto municipal en cultura pase de 90 euros por habitante y año a 100.