HISTORIA ORAL

Cuando Barcelona era hardcore: hablan los protagonistas del punk de los 80

El sello Bcore amplía los archivos de esta escena con la reedición de tres discos (o maquetas) clave: 'Cuentos y leyendas' (1987) de GRB, 'Subterranean hardcore' (1985) de Subterranean Kids y 'Cornellà ciutat d'Àfrika' (1987) de Monstruación

GRB, a mediados de los años 80, en el Arc de Triomf de Barcelona.

GRB, a mediados de los años 80, en el Arc de Triomf de Barcelona. / periodico

Kiko Amat

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Una de dos: o la subcultura barcelonesa de los ochenta estaba compuesta de vasos no comunicantes, o yo andaba más perdido que Ponce de León jugando a la gallinita ciega en el Eixample. De otro modo no se explica cómo me perdí tantas cosas de un periodo (1985-1990) en el que ni comí ni dormí ni llamé a casa, y que pasé inmerso hasta la nuez en tribus juveniles. Lo cierto es que, si descarto las visitas de algún grupo foráneo de primera división (Ramones o Dr. Feelgood), me cuesta conjurar una sensación de verdadera polinización entre facciones. El Communiqué (mítico antro de Hostafrancs), por ejemplo, programaba una noche para cada clan: martes experimentales, miércoles rockabilly, jueves hardcore, viernes mods y garajeros, sábados góticos, domingos heavies (exagero, pero no tanto). Una vez acudí cuando no tocaba y el local estaba lleno de skins con caras de desasosiego, como si les hubiese pillado a medio trasladar un cadáver. Quizás tendría que haber cerrado la puerta y vuelto a abrirla, para que, igual que en las películas de terror paranormal, la estancia se alterase por completo. Abres puerta: concierto de Macromassa. Cierra puerta, vuelve a abrirla: concierto de GRB. Cierra puerta, vuelve a abrirla: dos gemelas cogidas de la mano, música ominosa de fondo.

La consecuencia de esa compartimentalización escénica (o de mi fanática cerrazón) es que no me enteré de la natividad del hardcore condal. Los libros 'Que pagui Pujol!', de Joni D., y 'Harto de todo', de Jordi Llansamà, me contarían, un par de décadas después, cómo una escena gamberra y antitodo, exportada de oídas del punk inglés, toda crestas y rohipnoles y escupir a ancianas, se trasformó en un movimiento politizado, autoconsciente y 'positivo', que aceleró la música y mutó la voz. Hoy preguntamos a tres protagonistas (de GRB, Monstruación y Subterranean Kids) para que nos hablen de tres flamantes reediciones de ese periodo, así como de las bandas y su contexto.

El camino al hardcore

Alfredo (Monstruación): "Influyó la visita de bandas de fuera, como el famoso concierto de Millions of Dead Cops en febrero del 84. Eso llevó a un cambio de actitud en la gente: la cosa dejó de ser destructiva y pasó a ser crítica y social. Tanto los Dead Kennedys como los MDC fueron grandes influencias".

Ángel (GRB): "Para los que estábamos en el punk, el hardcore fue una consecuencia lógica. Las anécdotas de escuchar el primer elepé de Dead Kennedys o los Bad Brains son ciertas. La escucha de aquellas bandas marcó un antes y un después. En otras bandas tuvo lugar un cambio brusco, pero en GRB ya arrastrábamos el sesgo. Veníamos de hacer cosas con vertiente ideológica".

Boliche (Subterranean Kids): "Antes de formar la banda ya escuchábamos hardcore americano mezclado con punk de todo el mundo. Fue natural. Algunos conciertos míticos como el de MDC, o ver a DOA en Ámsterdam a mediados de los 80, fueron detonantes definitivos para formar una banda con esas nuevas influencias. A nivel letrístico o ideológico no fue un cambio desmesurado, eran más o menos las mismas ideas y actitud".

"Con el hardcore, la cosa dejó de ser destructiva y pasó a ser crítica y social"

Alfredo

— Cantante de Monstruación

Visiones internas

Alfredo (Monstruación): "Una de las grandes influencias de Monstruación era el barrio. Somos de Cornellà, como La Banda Trapera del Río. Nos veíamos igual al resto de grupos de Barcelona, pero no sé si ellos nos veían del mismo modo. Para nosotros se trataba de acelerar el sonido, nada más. Siempre hemos hecho lo mismo: denuncia social y perspectiva de barrio. Ese es nuestro estandarte".

Ángel (GRB): "Yo soy un punk de primera generación, y deseché la estética en el momento en que se asumió socialmente. Nunca quise ser etiquetado a golpe de vista. A nivel musical, lo satisfactorio, una vez has comprendido cómo funcionan las piezas fundamentales, es buscarle la vuelta. En las entrevistas queríamos desorientar. Una vez nos preguntaron por influencias y dijimos que iban 'de Manolo Escobar a Motörhead'. Los rastros de la infancia no se borran así como así. El enfoque autocrítico fue una evolución lógica. Si tiras del hilo lo último que te queda es ser crítico contigo mismo. Nuestro camino fue de fuera hacia dentro. Una buena parte de nuestra leyenda negra y antipatía proverbial proviene de haber metido el dedo en la llaga. Pero no era contra el público: era contra todos nosotros. Contra el ser humano. La culpa no puede ser siempre del otro. Queríamos ser críticos hasta las últimas consecuencias".

"Queríamos ser críticos hasta las últimas consecuencias"

Ángel Fernández

— Cantante de GRB

Boliche (Subterranean Kids): "No considero a Subterranean Kids una banda 'técnica', pero sí rápidos y con actitud, que es lo importante. Con el tiempo afianzamos nuestro estilo y mejoramos, con la incorporación de nuevos miembros y a base de tablas. En cuanto a la estética, quizás sí lo vivíamos mas intensamente. Éramos más jóvenes".

Visiones del otro

Alfredo (Monstruación): "Había de todo. A veces camaradería, a veces pique. No era tanto de banda a banda, sino entre las personas. Algunos eran más ególatras, otros menos. Los hay en todas las bandas. Algunos nos miraban un poco por encima del hombro porque éramos de 'comarcas'. Y ciertos grupos se creían los abanderados del hardcore. No solo en Barcelona, sino en medio mundo".

Ángel (GRB): "Éramos de los más viejos. Los demás grupos eran nuestra familia, nuestro entorno cotidiano. Con Boliche empecé a tocar cuando él tenía trece años. Nosotros íbamos a la nuestra, ellos a la suya. Estrechamos lazos con algunos, con otros menos. Con SubterraneanKids ensayábamos puerta con puerta. Monstruación estaban alejados por simple distancia geográfica, pero formaban parte de nuestro hábitat natural".

Boliche (Subterranean Kids): "GRB eran un mundo aparte. Contaban con dos guitarras excelentes, muy rápidos, grandes compositores, que le daban su sonido característico. Compartíamos local y teníamos trato diario. Con Ángel toqué en Frenopáticss, una de las primeras bandas punk barcelonesas. Con Monstruación tocamos muchas veces; incluso fui su batería durante una época".

De conciertos, dedicaciones y tensiones

Alfredo (Monstruación): "Tocamos por cuatro duros escasos, pero tocamos mucho. Por tocar, porque nos apetecía. Como el que va los martes a jugar a fútbol sala. Nunca hemos sacado nada de pasta, solo daba para pasarlo bien. Nos íbamos de gira por cervezas y un bocadillo cutre. Europa incluida. Conocer otros lugares y ambientes fue lo mejor. Lo peor fue que durante el camino perdimos a nuestro primer batería, que se suicidó".

Ángel (GRB): "GRB era nuestra actividad primordial. Ensayábamos a diario. Cualquier actividad artística seria va a sumirte en una dedicación extrema. El grado obsesivo es un requerimiento clave para crear algo potente. GRB era el centro de nuestra vida. La obra era lo primero. Aunque cueste de creer, existieron pocas tensiones. Hablábamos muchísimo. No tuvimos rifirrafes serios, solo nimiedades de juventud. Estábamos muy unidos. Si me llamaban por teléfono un día laborable a las diez de la mañana para que me apuntara a la gira de los Cheetah Chrome Motherfuckers, yo cogía cincuenta pesetas y un libro y me apuntaba".

Boliche (Subterranean Kids): "Tocamos todo lo que pudimos. Para nosotros, que nos llamaran desde Euskadi, Zaragoza o Madrid era una invitación que no podíamos rechazar. Reuníamos dinero entre todos y pagábamos la gasolina. Algún colega con furgoneta se apuntaba. A veces recuperábamos, a veces no. Cada vez venía más gente a los conciertos y al final salían las cuentas. Nos embarcamos en una gira europea en 1988 por invitación de Moses, del fanzine alemán 'ZAP', sin experiencia alguna, ni GPS, ni móviles... Vivimos experiencias de todo tipo, incluyendo un accidente de tráfico volviendo de Berlín. El punto fuerte de SK eran los directos, y aprendimos mucho tocando fuera de casa. En todas las bandas, y en cualquier relación humana, hay desavenencias. Algunas sin importancia, otras más serias. Todo lo que conseguimos fue a base de trabajar juntos".

"Mucha gente dice que le cambió la vida escuchar a Subterranean Kids"

Boliche

— Batería de Subterranean Kids

El legado

Ángel (GRB): "'Cuentos y leyendas' sigue vigente. 'Temor' es una visión precisa y desgarradora del ser humano a la hora de darle sentido a la existencia. Siempre quisimos entender. 'Tres entre tantos' intenta comprender por qué alguien se hace policía. Ese punto de vista, en el entorno hardcore y punk, donde la policía era el enemigo, era delirante e inaceptable. No me gusta el maniqueísmo. El blanco y negro se gasta en seguida; la riqueza está en los matices y en la profundidad. Algunos nos vieron como demasiado 'intelectuales', 'arrogantes' o 'engreídos'. Es típico del ser humano: todo aquello que signifique hacer un esfuerzo intelectual es desechado en favor de lo mascado. Como dice Arsuaga, el paleontólogo, reflexionar no es lo natural".

Boliche (Subterranean Kids): "Mucha gente dice que le cambió la vida escuchar a Subterranean Kids, otros que les abrimos la puerta a un montón de bandas y sonidos nuevos. Muchos grupos se crearon a base de versionar algunos de nuestros temas, y bastantes músicos ahora reconocidos venían a vernos tocar. Por otra parte, nuestra experiencia en estudio era nula, disponíamos de pocos medios económicos. Fue todo muy caótico y divertido. El técnico de Maratón Estudio no daba crédito a lo que escuchaba ni sabía cómo producirlo. 'Subterranean hardcore' es un documento valioso por el momento en que se grabó, y algunos de nuestros temas emblemáticos están incluidos en él".

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