ENTREVISTA

Mike Leigh: "Sabía que 'La tragedia de Peterloo' iba a gustar en Catalunya"

El director de cine británico Mike Leigh, en Barcelona.

El director de cine británico Mike Leigh, en Barcelona. / periodico

Juan Manuel Freire

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En la recién estrenada 'La tragedia de Peterloo', el director de 'Secretos y mentiras' y 'Another year' reconstruye el episodio de 1819 en que la caballería británica cargó en la plaza de San Pedro, de Manchester, contra una multitud pacífica que exigía la reforma parlamentaria y la extensión del derecho a voto. Conversación en el marco del BCN Film Fest.

Suele desarrollar personajes y tramas con la ayuda de los actores. Supongo que esta vez el proceso fue diferente; hablamos de una ficción histórica y debía tocar ciertos puntos. ¿O ha integrado su método habitual?

Sí, claro, es siempre lo mismo, aunque esté haciendo una dramatización de una serie de acontecimientos históricos. Los procesos complejos de crear personajes y explorarlos a través de la improvisación, que son esenciales en mis películas contemporáneas, siguen siendo igual de importantes aquí. Puedes leer todos los libros del mundo, pero ninguno te explica lo que ha de suceder delante de la cámara. Solo te dicen "X persuadió a Y de tal cosa", y todo parece muy claro, pero ¿cómo se movieron? ¿Qué dijeron en realidad? Todo eso es algo que debes crear con los actores.

No es algo que se vea tan a menudo en el cine de época: las interacciones cotidianas, los matices naturales de la conversación…

Cuando hice mi primera película de época, 'Topsy-Turvy', el objetivo era coger una temática improbable [el proceso de elaboración de la ópera cómica 'El Mikado' de Gilbert & Sullivan] y hacer realmente una película sobre esa gente. Tratándola como gente real, con problemas reales, preocupaciones reales, etcétera. De ese modo, subviertes las convenciones del drama de época. Al pensar en esas películas, la gente piensa en vestidos. Nosotros no descuidamos ese aspecto en 'La tragedia de Peterloo', pero hablamos de un mundo real y sobre gente real. Nuestra película tiene los olores y la textura de la vida.

Siempre es lo mismo, pero aquí no solo cambian los vestidos, sino también, por ejemplo, el lenguaje. ¿Investigó a fondo modismos y acentos?

Sí, por supuesto. El lenguaje es clave en la película. ¡Se habla mucho! Había varios aspectos en los que indagar. Por un lado, el lenguaje de la oratoria, de los discursos políticos. Eso es fácil de investigar, porque hay mucho material en Manchester y en los archivos de la Biblioteca Británica en Londres. Por otro lado estaba el dialecto de Lancashire. Todavía se puede oír en el norte, pero nosotros usamos palabras que son de otro tiempo. Al contrario que en 'La favorita', aquí no nos conformamos con el diálogo actual. Queríamos que el público disfrutara oyendo esas palabras viejas, en lugar de tirar de insultos de ahora.  

'Mr. Turner' [su atípico 'biopic' del pintor romántico J.M.W. Turner] y 'La tragedia de Peterloo' se desarrollan a principios del siglo XIX. ¿Le interesa por algún motivo concreto esa época de la historia británica, o es solo casualidad?

Simplemente es coincidencia. La película sobre Turner está motivada por una fascinación con Turner. No siento una obsesión particular por el siglo XIX.

Esas películas también comparten sensibilidad pictórica. ¿Habló de estilos o pintores con [el director de fotografía] Dick Pope?

Para 'La tragedia de Peterloo' no buscamos referencias pictóricas particulares. Algunas personas dicen que la primera aparición de Nellie, el personaje de Maxine Peake, en su pequeña cocina, parece un homenaje a Vermeer. Porque parece un Vermeer. Pero no se nos ocurrió mientras estábamos filmando. En realidad, no hicimos referencias a ningún pintor, salvo por el momento en que vemos a Jorge IV y su amante, para el que estudiamos muchas caricaturas de la época, como las dibujadas por Gillray y Rowlandson. Aunque tampoco las tomamos en realidad como referencias visuales.

"Queríamos que el público disfrutara oyendo palabras viejas, en lugar de tirar de insultos de ahora"

La secuencia de la masacre debe ser la más, digamos, 'grande' que ha rodado.

Técnicamente, era un desafío. Había escenas bastante grandes en 'Topsy-Turvy', pero nada como el caos y la violencia de esa matanza en Manchester. Por suerte, los cineastas no estamos solos cuando hacemos películas. No somos pintores ni poetas. Es un trabajo en equipo. Y yo tengo un equipo fantástico, que siempre encuentra buenas formas de resolver los problemas. Fuimos muy rigurosos con lo que íbamos a hacer. Pope y yo decidimos desde el principio que no habría tomas aéreas.

Los planos circulares pueden recordar a 'La puerta del cielo'.

No pensamos en ello, en realidad. Cuando me preguntan qué clase de películas tenía en mente, menciono cosas como 'El acorazado Potemkin' y 'Ran', pero en ningún caso las copié; simplemente están en mi ADN. Sé de películas. No pienso "voy a hacer de esto un 'momento Potemkin'". Solo me pregunto: ¿qué le está pasando a estas personas? ¿Qué es lo que sucede? ¿Cómo lo hacemos realidad?

Sería fácil señalar paralelismos entre muchos aspectos que se abordan en la película y lo que ha pasado en Catalunya: represión gubernamental, acallamiento de voces y voluntades ciudadanas…

Estábamos en posproducción y nos dijimos: "Pase lo que pase, allí les va a gustar". Es muy interesante. Tomamos la decisión de hacer esta película a principios del 2014. Empezamos a investigar y cuanto más llegaba el momento de rodar, más relevante parecía el proyecto. En el 2014 no podíamos saber lo loco que se iba a volver el mundo en solo media década. El mundo ha descarrilado por completo. Trump, el Brexit, VOX… La lista de desastres es larga.  

Siempre ha negado la idea de que sus filmes traten solo sobre Reino Unido. Y es verdad, son más universales que eso. Tengo curiosidad… ¿Cómo es que nunca ha rodado una película fuera de su país? ¿Nadie le ha tentado con algún proyecto?

Hice un telefilme, 'Four days in July', mi último proyecto con la BBC, en Irlanda del Norte. También hice una obra de teatro en Sydney. Pero no estoy muy interesado en hacer películas fuera del Reino Unido por el mero hecho de hacerlas. Me preocupan demasiado los matices culturales y vitales. Hacer películas en el Reino Unido significa un compromiso cultural. Es un compromiso con la industria de allí y con la idea de hacer un cine universal que sea, a la vez, específico. Tan específico como Chéjov o Kurosawa. Anoche alguien me preguntó: "¿Por qué no hace un filme en Barcelona? Woody Allen ha hecho uno". Pues ahí lo tiene… Si Woody Allen lo ha hecho, buena razón para no hacerlo yo (risas).

¿Entonces ningún productor estadounidense se le acercó después de las cinco nominaciones al Oscar de 'Secretos y mentiras'?

No, no realmente. La excepción es Amazon Studios, que ha respaldado 'La tragedia de Peterloo' y sin entrometerse en ningún momento, apoyando siempre cada decisión. En términos de Hollywood… Nada. Yo no tengo guion para enseñar, y eso asusta a la gente.

¿Cuál es su opinión sobre el debate 'plataformas versus salas'? ¿Cómo ve películas?

Voy al cine y compro DVDs, pero también tengo Netflix en casa. Creo que es bueno poder ver cosas en la televisión cuando uno quiere y no cuando una cadena decide; eso está bien. Dicho esto, quiero que la gente siga viendo películas en pantallas grandes y cines, en una situación comunal, sin palomitas, a ser posible, aunque esa igual sea una batalla perdida. Para mí la película autosuficiente es la entidad definitiva e inviolable.