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Las anécdotas de 'El increible finde menguante' contadas por su director

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Eduardo de Vicente

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Uno de los estrenos más curiosos de esta semana es El increíble finde menguante, una curiosa variación del argumento del clásico Atrapado en el tiempo firmada por un debutante, Jon Mikel Caballero con actores jóvenes como Iria del Río (vista en Amar es para siempre y Las chicas del cable), Adam Quintero (El internado, Inmersión) y Nadia de Santiago (Las 13 rosas, Las chicas del cable). También cuenta con la presencia de Luis Tosar, que interpreta al padre de la protagonista, pero únicamente aparece su voz en off manteniendo conversaciones telefónicas con su hija.

La trama se centra en seis amigos que pasan un fin de semana en una casa en el campo cerca de donde una de las chicas veraneaba. Esta joven descubre que su novio pretende abandonarla pero, por un extraño fenómeno, vuelve a vivir una y otra vez el mismo día pero en cada ocasión la jornada tiene una hora menos que antes y dispone de menos tiempo para conseguir recuperarlo.

Esta premisa provoca que se cree una cierta angustia (tanto en la protagonista como en el espectador), ya que cada vez que empieza de nuevo el bucle tiene que intentar ser más rápida para lograr sus objetivos. A ello contribuyen los cambios de formato de pantalla a medida que a la protagonista se le acaba el tiempo. Esta estimulante opera prima se rodó con un presupuesto muy reducido que el equipo debió aprovechar al máximo. Es una de las anécdotas de este complejo rodaje que nos explica el director, Jon Mikel Caballero.

-La crisis de los treintañeros. ”Quería hablar sobre el estancamiento vital que sufrimos muchos treintañeros y llegué a la conclusión de que los bucles temporales eran la metáfora perfecta para explicarlo. Parece que tu vida se repite día tras día sin evolucionar hacia ningún lado, hasta que te das cuenta de que no, que cada vez te queda menos tiempo por delante. Ese es nuestro bucle menguante. Teníamos que contar esta historia”.

-En busca del reparto perfecto. ”Pretendíamos que este grupo de amigos que acude a la casa rural fuera lo más creíble posible. Las referencias que más nos interesaban eran la frescura y naturalidad del cine mumblecore  se interrumpen, reformulan sus frases y crean el guion sobre la marcha. Así que nos centramos en estudiar a los actores a través de entrevistas en video por Internet. Así podíamos intuir cómo se defenderían en vivo y en directo a la realidad”.

-El pasado de la pareja. "La relación de la pareja protagonista tenía que ser muy natural para que fuera creíble. Debían compartir recuerdos y sentirse como unos verdaderos novios que llevaban tres años saliendo y ahora estaban en crisis. Por eso, en vez de ensayar escenas concretas de la película, nos centramos en inventar su primera cita a través de Tinder, su aceptación a ser pareja, una de sus primeras broncas… Y así en rodaje podían acudir a recuerdos reales compartidos, aunque no existieran en el guion”.

-Dos perspectivas distintas. “Para reforzar esa naturalidad, optamos por rodar todas las conversaciones con dos cámaras. Pero no por correr más, sino para conseguir que los planos individuales de cada actor no se hicieran por turnos como es habitual, sino simultáneamente. Gracias a ello, se podían interrumpir, cambiar de tema, bromear… Y en montaje todo encajaría”.

-La deuda con el día de la marmota. "Atrapado en el tiempo es una obra maestra indiscutible contra la que no tiene sentido competir en calidad. Así que nos estrujamos los sesos para darle una vuelta al subgénero de los bucles temporales en el cine. La clave principal es esa cuenta regresiva que supone que cada repetición dure una hora menos. Pero además, Alba, la protagonista, arrastra las heridas y consecuencias físicas de cada viaje. Aquí es mortal, vulnerable, su cuerpo y su moral se desgastan".

-Protagonista por sorpresa. “Cuando Iria se incorporó a la película, en las primeras versiones del guion el protagonista era el chico y ella iba a interpretar a su novia. De pronto se planteó cambiar a ambos de sexo. El conflicto, la emoción, la película en su conjunto, se multiplicaban en efectividad, en vigencia. No había vuelta atrás. Así que le propusimos que ella fuera la protagonista y lo aceptó sin pestañear. El trabajo que ha hecho llevando toda la carga emocional de la película es impresionante”.

-Mapa emocional. “El cine habitualmente se rueda en desorden, por localizaciones, y en esta película muchas de las escenas se repetían en bucle con ligeras variaciones, las que Alba aportara en cada momento. Así que trazamos un viaje emocional muy definido y perfectamente desglosado por escenas, donde poder acudir en cada momento para saber de dónde venía ella y a dónde iba. El raccord que Iria ha conseguido plasmar en pantalla es increíble".

-El ojo maldito. "Una semana antes de empezar a rodar Iria comenzó a sentir como si tuviera arenilla en el ojo. Lo mirábamos y nadie veía nada raro en él. A los pocos días apareció con el ojo hinchadísimo, como una pelota de golf. En Urgencias le dijeron que era una conjuntivitis vírica, un proceso cuya recuperación tarda siempre un mes completo. No nos lo podíamos creer. El equipo de producción hizo un sobreesfuerzo enorme y retrasamos todo un mes. La parte buena es que tuvimos un mes entero para más ensayos y preparación. Y  cuatro semanas después, el ojo se deshinchó”.

-La fotografía, el encuadre y la música. "Teníamos claro que ya que teníamos unos medios muy ajustados tenían que jugar a nuestro favor, por lo que buscamos una estética en la imagen muy retro, con mucha textura y naturalismo. Donde el formato que encuadra la pantalla jugara un papel protagonista y esencial en la experiencia del espectador. Sin hacer spoilers, lo cierto es que la palabra “menguante” hace honor al título. Del mismo modo, para la música buscamos referentes de música de los 80, con muchos sintetizadores y arpegios que se repiten una y otra vez, como los propios bucles”.

-El hombre invisible, Luis Tosar. ”Nuestro director de producción había rodado dos veces con Luis y durante la post-producción coincidió con él una tercera vez. Fue la ocasión perfecta para proponerle poner la voz al padre de Alba, la protagonista, con la que tiene muchas conversaciones telefónicas a lo largo de la película. Luis dijo que sí, y nos regaló su magnífica voz, tan reconocible y tan llena de personalidad. Es un actor muy generoso al que no dejaremos nunca de agradecérselo”.

-Hartos de bucles. ”En un primer momento pensamos que hacer una película de bucles era más sencillo que cualquier otra cosa porque se repetían las escenas. Error. Es una locura. Eso le añade una dificultad enorme para mantener el raccord, de saberte ubicar en el guion mejor que nunca... Implica además una paciencia gigante por parte del resto del reparto que, por ejemplo, estuvieron bajándose de una furgoneta, una y otra vez, durante tres días”.

-Regreso a casa. ”Teníamos que rodar en Navarra, mi tierra. Y fue un verdadero placer, porque pude filmar algunos de los decorados más impresionantes que he visto en mi vida. Estaban allí esperando a que alguien los rodara, como la fábrica de armas de Eugui, o el mirador de Zamariain. Para la casa lo tuvimos más complicado. Queríamos una casa aislada, rodeada de naturaleza, y no de muros o setos puestos por el hombre. En España este tipo de vivienda brilla por su ausencia. La encontramos cerca de Segovia y teníamos que ir y volver cada día, perdiendo con ello dos horas diarias de rodaje”.