ESTRENO EN EL LLIURE

Sílvia Munt: "Todos llevamos al enemigo dentro"

La directora traslada al teatro el filme de Lars von Trier 'Dogville', con un potente reparto liderado por Bruna Cusí y David Verdaguer

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Marta Cervera

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El bien y el mal conectan a través de una fina línea, un trazo que no es tan firme como muchos creen, como refleja ‘Dogville’, una película con guion y dirección de Lars von Trier del 2003 que Sílvia Munt versiona en el Teatre Lliure a partir del próximo jueves. Ella, que tras una dilatada carrera como actriz se convirtió hace 20 años en directora para contar historias bajo su propia óptica -primero tras la cámara y después en el teatro-, necesitaba indagar en esa zona oscura que todos llevamos dentro. Munt considera que es más urgente que nunca recordar algo básico: No hay buenos o malos y todos llevamos la semilla de ambos. “Tenía ganas de hablar de eso que es tan difícil de entender: todos llevamos un enemigo dentro”, confiesa. “La gente piensa a veces que está en posesión de la verdad y que hace el bien cuando actúa. Pero estos, como decía Hannah Arendt, son capaces de cometer las atrocidades más terribles. Y se justifican al considerar que tienen todo el derecho a hacerlo al pensar que están por encima del otro, ya sea porque este es extranjero o diferente”.

"El mal y la banalidad están siempre con nosotros. Podemos soltarlos en cualquier momento", recuerda la directora Sílvia Munt

Tras destacar en la dirección con montajes como 'El preu' y 'Les noies de Mossbank Road', que este miércoles se repone en La Villarroel, Munt se estrena en el Lliure con 'Dogville: un poble qualsevol', protagonizado por destacados actores: Andreu Benito, Bruna Cusí, David Verdaguer, Anna Güell, Carlos Herrera, Josep Julien, Lluís Marco, Àurea Màrquez, Albert Pérez y Alba Ribas. Y Joel Bramona y Jaume Solà, que se alternan en el rol del personaje preadolescente de Abel.

Tras triunfar en el filme de Carla Simón ‘Estiu 1993’, Bruna Cusí y David Verdaguer se reencuentran ahora con unos roles muy diferentes, complejos y nada amables. Ella encarna el mismo papel que Nicole Kidman interpretó en la película de Von Trier, esa chica que aparece  de repente en un pueblo huyendo de alguien. Se niega a llamar a la policía, cosa que hace sospechar acerca de su pasado. Sus intentos para ser aceptada en la comunidad destaparán la cruda realidad de una sociedad que se niega a mirarse al espejo tal y como es. 

Verdaguer interpreta a Max. Es el primero que se topa con la chica, Virginia, cuando esta entra buscando un lugar donde esconderse en una especie de centro cívico, el típico sitio donde se reúne toda la gente del pueblo. Él será el primero en ponerse de su parte, no solo por bondad, sino como parte de un experimento social. “Es un reto importante para ambos actores asumir personajes tan ambiguos que a veces cuesta entender. Pero en realidad el creador, el líder y el hombre muchas veces se enamora de su propia creación más que de la mujer que está viendo”, apunta Munt. “La cobardía del hombre muchas veces viene dada porque su egoísmo no le permite ver más allá”. Pero tampoco las mujeres se salvan en esta pieza. “Las hay que con tal de defender a su familia se niegan a ver a su marido como realmente es”.

Al no ser un texto teatral, Munt ha optado por trasladar la acción de la América profunda de los años 30 a un pueblo de la Catalunya rural donde aparecen personajes reconocibles como Albert (Lluís Marco), un hombre mayor que está perdiendo la vista pero disimula y pretende que todo va bien, o Ivan (Josep Julien), un hombre en paro, con complejo de inferioridad frente a su mujer. 

Si en la película todo sucedía en un espacio muy teatral y minimalista con marcas en el suelo y nombres para delimitar los diferentes espacios donde transcurría la acción, en el Lliure -donde se interpretará hasta el 9 de junio- la escenografía reproduce el centro cívico y su almacén, en cuyo altillo se queda a vivir Virginia. Todo lo que ocurre fuera de allí se refleja a través de imágenes filmadas, proyectadas en una gran pantalla.

Abuso, miedo y poder

"Ejercer el poder y abusar del otro es algo que llevamos dentro. Ha ocurrido hoy y siempre", recuerda la directora. Cada uno tiene el mismo instinto para atacar como para proteger a la manada, llámese familia, grupo social, partido político, país... "Pertenecer a un grupo nos permite navegar tranquilamente con nuestros miedos sin enfrentarnos a nada”, resume Munt.

Aunque la obra no deja ni un resquicio de esperanza, la directora defiende la validez y la necesidad de un texto tan escabroso, adaptado por ella y Pau Miró. “Cuanto más sepamos que las cosas son así menos nos engañamos ¿no? Hay gente que cree que por ser de un equipo determinado de fútbol es mejor. Es solo un ejemplo, pero hay muchos”. A Munt le gusta el teatro que hace sentir y pensar. En 'Dogville' la advertencia es clara: “Hay que vigilar porque el mal y la banalidad están siempre con nosotros. Podemos soltarlos en cualquier momento”.