CRÍTICA

Alexis Ravelo contra el terrorismo medioambiental

El autor de novela negra publica 'La ceguera del cangrejo', homenaje a César Manrique ambientado en Lanzarote

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Marta Marne

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Olga Herrera fallece en un accidente tras llevar meses escribiendo la que espera que sea la biografía definitiva de César Manrique. En principio nada parece indicar que haya sido algo provocado, pero cuando su novio Ángel acude a Lanzarote a desandar sus últimos pasos —intentando ver lo que ella vio, visitando a aquellos que la conocieron— empiezan a surgir las sospechas de que quizás su muerte no fue fortuita. ¿Descubrió algo que no debía y que alguien no quería que se contase en el libro? ¿Quién podría beneficiarse con su desaparición?

Con esta premisa Alexis Ravelo crea ‘La ceguera del cangrejo’ (Siruela, 2019), una intriga en la que los delitos urbanísticos, la corrupción inmobiliaria y el terrorismo medioambiental tendrán una importancia determinante. Todo ello sirve como herramienta para conmemorar el centenario del nacimiento del artista lanzaroteño este 2019. No solo por el repaso de los lugares que se han convertido en parada obligatoria debido a su trabajo de preservación del valor íntegro del terreno (los Jameos del Agua, el Mirador del Río, el Jardín de Cactus), sino también por los diálogos en los que los propios personajes nos relatan hasta qué punto la sombra de Manrique aún se extiende por Lanzarote. Gracias a estas conversaciones nos introducimos en la forma de pensar y de hablar de los habitantes, comprendiendo de primera mano el peso que puede tener vivir en un lugar en el que todo está cerca —como se repite una y otra vez en el texto— y en el que todo el mundo se conoce.

Que el arranque reposado no engañe al lector: estamos ante una novela muy negra. El proceso de duelo inicial es más que necesario para adentrarnos en los recovecos de un protagonista que nos va a guiar durante toda la obra. Sobrepasadas las ciento cincuenta primeras páginas, el ya conocido estilo del autor aparece con toda su riqueza y la intensidad de la trama asciende capítulo a capítulo. Todo se pone al servicio de la historia tratando de contar un paisaje, unas gentes, una situación política; el reclamo de un espacio natural, de una identidad regional. La labor de César Manrique fue imprescindible para dotar de mecanismos de subsistencia a una población empobrecida, pero está en nuestra mano que sus ideas y sus principios no caigan en el olvido. Menos mal que autores como Ravelo se ocupan de ello.