'Dobles vidas' reflexiona sobre los cambios del mundo en la era de Internet

Mañana todos celebraremos Sant Jordi, el día en el que los libros se convierten en los principales protagonistas de la jornada. Pero, ¿cómo ha cambiado el mundo de la edición (y nuestras propias vidas) a raíz de la aparición de las nuevas tecnologías? ¿realmente sabemos hacia dónde vamos? ¿cuál será el futuro de los libros (y el arte en general)? Como aperitivo a la gran fiesta de mañana parece oportuno empezar con algo de reflexión y esto es lo que nos ofrece Dobles vidas, la nueva película del francés Oliver Assayas (Viaje a Sils María, Personal shopper) protagonizada por Guillaume Canet (El caso Farewell, El gran baño), Juliette Binoche, Vincent Macaigne (La chica del 14 de julio, Las inocentes), Nora Hamzawi y Christa Teret (Renoir).

Se trata de una comedia intelectual sobre un editor que se resiste a publicar el nuevo libro de un viejo amigo mientras intenta adaptarse a los cambios tecnológicos que están llegando al sector. Paralelamente descubrimos las relaciones e infidelidades de ambos personajes y sus parejas. El filme pretende hacer pensar de una manera inteligente, y a la vez irónica, sobre cómo está cambiando el mundo con la aplicación de las nuevas tecnologías que están derrumbando cuanto conocíamos.

El filme aborda una gran cantidad de temas

Mediante las conversaciones de los personajes nos introducirá a temas como la comparación entre los haikus y los tweets, los blogs y la crítica especializada, el auge de los audiolibros, las ediciones digitales, el declive de los libros o los diarios, los algoritmos que anticipan tus gustos, los titulares incendiarios para conseguir entradas en tu página, la importancia actual de los likes, la aparición de nuevos profesionales expertos en redes o marketing por Internet, etcétera.

Igualmente plantea otras cuestiones interesantes no solo tecnológicas: ¿hasta qué punto es lícito utilizar nuestras experiencias con otras personas en una obra aparentemente de ficción?, ¿por qué nos cuesta tanto pagar por un libro o un diario y no por un ordenador o una conexión a Internet?, ¿la cultura se democratiza con Internet o es un instrumento para manipularnos y controlarnos?, ¿el auge de las series está provocando que los actores se estanquen en un único personaje durante años?, ¿la política actual consiste en la gestión de la imagen?... Y así podríamos seguir durante un rato.

Creando un mundo nuevo

Las respuestas a todas estas preguntas no están todavía demasiado claras y si algo sostiene el guion es que debemos estar algo preocupados ya que, pese a las afirmaciones y previsiones de los expertos, parece que están especulando a ciegas sobre lo que podría ser el futuro, ya que ni ellos mismos son capaces de anticipar hacia dónde vamos, ya que la situación es muy cambiante. Eso sí, si nos ponemos un poco serios también podemos concluir que todo ello provoca que se esté creando un mundo excesivamente mecanizado, deshumanizado, sin apenas contacto personal y donde un like en tu Facebook o un tweet parecen más importante que un beso.

Una comedia intelectual

Es una película muy rica en cuanto a la cantidad de asuntos que aborda aunque que nadie se asuste por su profundidad ya que todo es tratado en un tono humorístico y distendido, con enredos amorosos incluidos. Su apariencia de comedia intelectual ha provocado que sea comparada con el cine de Woody Allen aunque aquí que nadie espere carcajadas. Se ve con una sonrisa, pero también con cierta preocupación ya que resulta algo pesimista. En definitiva, un filme con momentos divertidos pero que te congela la sonrisa, ya que te hace pensar y muestra la incertidumbre laboral y humana de esta época que nos ha tocado vivir.