ANÁLISIS
Bacalao del bueno
Como bacalao, que no bakalao, se conocía en la tienda de discos valenciana Zic-Zac al mejor material de importación: fue el preámbulo de la famosa ruta
Juan Manuel Freire
Periodista
Periodista y crítico cultural.
Juan Manuel Freire
El pasado día 11 falleció, a los 71 años, Juan Santamaría, un hombre determinante para la cultura de clubs valenciana y española, alguien que creó eso, cultura, en lo que antes llamábamos más discotecas que clubs. Primero desde las cabinas de Oggi, Chocolate, Distrito 10 o Barraca, y después también desde la pionera tienda de importación Zic-Zac, Santamaría ayudó a introducir en la península un puñado de atrevidos sonidos bailables, a convertir la pista de baile en un lugar no solo de esparcimiento, sino de descubrimiento.
Una pérdida así, en otros países, habría tenido un mayor eco mediático. Pero en España, donde todavía impera la cultura rock, esto del 'dj' se observa con escepticismo. Se piensa en él como animador de fiestas, un mero enganchacanciones, o, si pincha en un gran festival, alguien que se hace de oro con solo pulsar varios botones durante un rato. Estas encarnaciones existen, pero un 'dj' puede también desde crear música nueva a partir de vinilos de otros (el llamado 'turntablism', con raíces en el hip hop) hasta forjar una visión propia que resulte inspiradora tanto para simples oyentes como para potenciales artistas.
Esto último fue lo que logró Santamaría, defendiendo el bacalao, el buen bacalao, una mezcla de sonidos punk, new wave, tecno-pop, rock gótico y EBM (Electronic Body Music) que venía a refrescar con fuerza vanguardista una selección nocturna estancada en la música disco. Como bacalao se conocía en Zic-Zac al mejor material de importación, llegado sobre todo del Reino Unido, pero también de Alemania. Las codiciadas referencias de Joy Division, Bauhaus, Echo & The Bunnymen, The Chameleons, Talk Talk, Killing Joke, New Model Army, The Cure, Cabaret Voltaire, Liaisons Dangereuses, The Sound, Nitzer Ebb, Front 242 o, recordemos, Radio Futura en remezcla del propio Santamaría ('Semilla negra', en el maxi de 1984). Bacalao del bueno.
Nótese que hablamos de bacalao y no bakalao. El auge del bakalao vino después, cuando se produjo la definitiva expansión popular y la escena empezó a degenerar en todos los sentidos. Como explicaba en estas páginas Luis Costa, autor del recomendable '¡Bacalao! Historia oral de la música de baile en Valencia'Luis Costa: "Los medios relacionaron el bacalao con el consumo de drogas e introdujeron la perversión gráfica de la ka por la ce, para radicalizar el asunto".
Para muchos, oír el término 'bacalao' equivale a rebobinar en la cabeza las imágenes del reportaje de Canal+ 'Hasta que el cuerpo aguante','Hasta que el cuerpo aguante' emitido en 1993, en el que se seguía a un grupo de fiesteros bajando desde Barcelona en autocar para acudir a la fiesta de cuarto aniversario de NOD de Ribarroja.
Para quienes conocieron o admiraron a Santamaría, en cambio, debe traer otros recuerdos: haber escapado del adocenamiento cultural y accedido a otras dimensiones sonoras, cada sesión un periplo; un montón de maxis que habría que volver a sacar de las cajas; la idea utópica de una España abierta al futuro, al progreso y a distintas realidades.
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