OTROS ESCENARIOS POSIBLES

Acoge un superventas: Nando Reis, en el Casino L'Aliança

La comunidad brasileña se movilizó para hacer económicamente viable el debut barcelonés de la estrella del rock en su país

Nando Reis, en el Casino L'Aliança de Poble Nou

Nando Reis, en el Casino L'Aliança de Poble Nou / periodico

Nando Cruz

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“¡Olá, boa noite!”. No es el saludo que uno esperaría al presentar la entrada del concierto en la puerta del Casino L’Aliança, teatro emblemático de Poble Nou vinculado a los ateneus populares del siglo XIX y que este año celebra su 150 aniversario. Una pareja del barrio se asoma al vestíbulo para mirar el cartel del concierto que ha convocado a tantos cientos de espectadores frente al teatro. ‘Nando Reis. Voz e violao’, lee ella. Y él hace un gesto de ‘ni remota idea’.

El brasileño Nando Reis es un absoluto desconocido en España, pero en su país es un toda una leyenda. En los años 80 y 90 formó parte del grupo Titâs  (donde coincidió con Arnaldo Antunes) y después se centró en su carrera como solista. Un dato: en 2016 fue el artista brasileño que más sonó en bares y clubs musicales de su país. Otro dato para calibrar la magnitud actual de su figura: viaja con un equipo de ocho personas, pese a que en el escenario actúa solo.

Daniela Fabiano nació en Sao Paulo y de joven vio a Titâs mil veces. Aún recuerda aquel concierto en que recibió un codazo en la nariz mientras tocaban la reivindicativa ‘Polícia’. Años después migró a Catalunya y ahora se ha aliado con otro microagitador cultural de Sao Paulo y tres socios de Rio de Janeiro para acoger el debut de Reis en Barcelona. Si no les funciona, el tortazo dolerá más que aquel codazo en la nariz. Imaginen a cinco españoles alquilando un teatro para que Manolo García debute en Brasil. Han distribuido carteles en todos los locales de Barcelona regentados por brasileños. Hasta el consulado ha colaborado difundiendo del evento. Y, uf, el recinto está prácticamente lleno.

Ring, riiing, riiiiing

Suena tres veces el timbre que se utiliza hace décadas para indicar al público que el espectáculo en el Casino L’Aliança va a empezar. En el escenario hay un un jarro con flores, una silla, una mesa y dos guitarras acústicas. No se advierte un solo elemento publicitario. Sin embargo, una voz 'en off' se encarga de dar las gracias a todas las instituciones y empresas brasileñas que han colaborado para que Nando Reis esté hoy aquí. Y aquí está. Más de 700 compatriotas que cruzaron el Atlántico para instalarse en Barcelona lo tienen, por fin, a su vera.

El patio de butacas atiende en silencio las primeras canciones de Reis y se acerca emocionalmente a Reis, que relata a sus paisanos cómo se enamoró de la guitarra y halló en sus seis cuerdas la certeza y esperanza para ubicarse en el mundo. Nando sabe cómo atrapar a sus fans. Poco a poco va derribando la timidez de sus fans. Susurros femeninos en ‘As coisas tâo mais lindas’. Leve revuelo con los primeros acordes de ‘Nos seus olhos’. Suspiros en su versión de ‘Amada amante’ de Roberto Carlos, a quien dedica su nuevo disco. Aullidos de placer en ‘N’. Y, ahora sí, delirio absoluto y el teatro en pleno, hombres y mujeres, coreando el estribillo de ‘Os cegos do castelo’, viejo éxito de Titâs.

Nando está como en casa. Apenas queda un centenar de butacas vacías de las 800 que tiene este acogedor teatro de barrio. Cuentan que en Dublín aún acudió más público a su llamada. Hay brasileños en todo el mundo y hoy los de Barcelona siguen saboreando románticos versos como los de ‘Diariamente’, compuestos hace casi tres décadas para su entonces pareja Marisa Monte. Ese tipo con melena que lleva todo el concierto serio mientras su compañera lo canta absolutamente todo está coreando, ahora sí, ‘Luz dos olhos’. En la fila de delante, una anciana necesita la ayuda de su hija y del bastón para levantarse.

‘Rock’n’roll’ y #LulaLivre

Hace un rato Nando Reis ha tenido que poner paz en la platea cuando tras un comentario suyo de cariz político se han oído gritos a favor y en contra. Ahora se dispone a interpretar ‘Rock’n’roll’, una canción-río a lo Bob Dylan en la que da un repaso al mundo: polución, corrupción, pasividad, fiebre armamentística, homofobia, fanatismo religioso… Tras ocho minutos, y a modo de epílogo, lanza un ‘dictadura, nunca mais’. Sonora salva de aplausos. Público en pie. Bueno, solo cuatro personas. Una de ellas exhibe un cartel con el hastag #LulaLivre.

Aún sonarán más títulos del infinito arcón de Reis. ‘Sou dela’, ‘All star’, ‘Relicario’… Y más. ‘Espatódea’, ‘Pra você guardéi o amor’, ‘O segundo sol’… Tudo hits. “Mais um! Mais um!”, brama el público desde el palco en cuanto el cantante abandona el escenario. Ya han perdido toda compostura. En la platea, la gente reclama títulos y más títulos. El escogido será ‘Por donde andei’. Nadie se queja. Y para cerrar esta fecha memorable para la comunidad brasileña, ‘Do seu lado’. En la calle está cayendo una soberana tormenta, pero nada importa en Poble Nou do Sao Paulo. A la salida, Daniela busca reacciones de primera mano entre sus compatriotas. “¿Gostou?”. Con la cara responden. ¡Obrigada!”.

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