CRÓNICA

Pau Riba, un inagotable 'Dioptria' en Barnasants

El cantautor rindió homenaje al mítico doble álbum en su 50º aniversario, acompañado de una treintena de cómplices, entre ellos Sisa, Joan Garriga (La Troba Kung-Fú), Enric Casasses y Mau Boada

Pau Riba, en el Teatre Joventut de L'Hospitalet, en el 50º aniversario de 'Dioptria'

Pau Riba, en el Teatre Joventut de L'Hospitalet, en el 50º aniversario de 'Dioptria' / periodico

Jordi Bianciotto

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Cinco décadas después, ‘Dioptria’ sigue siendo aquella obra rara y bella que despierta la adoración en las sucesivas generaciones de músicos catalanes. El principio de muchas cosas en torno a la canción-folk y el rock fuera de molde, ya sea con aspiraciones cósmicas o metafísicas. Piedra de toque que ha llegado a transferir un carácter especial a buena parte de la escena y que volvió a alzarse este viernes, con su majestuosidad y su desvarío, en el teatro Joventut, de L’Hospitalet (Barnasants).

Concierto con muchos implicados, una treintena, que desfilaron sin atropellos, con ordenado dinamismo, a partir de la presentación de Memi March y Màrius Serra dando paso al maestro Sisa. Aunque este tomó parte en su día (discretamente) del segundo volumen de ‘Dioptria’, los trovadores galácticos hacen lo que les da la gana así que se permitió pasar por alto la obra y brindar, en cambio, en versión ‘a cappella’, su homenaje ‘Al cantaire Pau Riba’ (canción de su disco ‘Ni cap ni peus’, del 2008), loando a su amigo como “bruixot rellampegant sota un flaix de llum divina”.

Distorsiones y flautas

Riba apareció flanqueado por los acordeones de Joan Garriga (La Troba Kung-Fú) y Carles Belda, y el saxo de Pep Pascual, recorriendo la platea hasta el escenario, donde le esperaba el ‘cyborg’ Neil Harbisson para brindar su breve ‘Retrat sonor’. Y los miembros de De Mortimers, que procedieron a dar cobertura a ‘Dioptria’ desde el rock ácido de ‘Kithou’, con su creador a la voz cantante, siempre tan desvalida ella. De Mortimers tenían la lección bien aprendida y emularon con fidelidad a Om: de las distorsiones antiguas de guitarra eléctrica al toque bucólico de la flauta travesera.

El primer ‘Dioptria’ desplegó casi todos sus relieves (faltó la larga ‘Ars eròtica’), con las pompas corales de ‘Ja s’ha mort la besàvia’ y la feminista pero acusatoria (dirigida a las madres de familia acomodadas) ‘Vostè (tu, tu mateixa)’, en torno a un Pau Riba mitad druida, mitad juglar, trovador profundo con debilidades como el paso de baile de minuet barroco. El repertorio de reproches a la moral pequeñoburguesa derivó en una ‘Noia de porcellana’ convertida en ‘sample’ y fundida por Herois de la Katalunya Interior con ‘Blue Monday’, de New Order. Por suerte, Riba la recuperó en el bis a voz y guitarra.

En clave colectiva

Pero este ‘Dioptria’ fue muy compartido: con Enric Casasses y Panotxa en la segunda de las ‘Simfonies’ (las otras dos quedaron en el tintero); con el verbo poético de Núria Martínez-Vernis y Oriol Sauleda; con Joana Brabo (hija del ‘Cachas’, de Música Dispersa). No aparecieron los anunciados Kiko Veneno y Albert Pla. Del segundo volumen salieron la urgente ‘Taxista’ y ‘L’home estàtic’, otra pieza de mensaje actual, retrato del individuo al que nada le afecta.

El estribillo coral en bucle de ‘Helena, desenganya’t’ propició la escena de mayor plenitud, de celebración colectiva, y el bis reservó otros momentos disfrutables: ‘Al matí just a trenc d’alba’, con Mau Boada, y ‘Donya Mixeires’, cántico alegre en recuerdo a Mercè Pastor, esposa de Riba, con el más joven de los hijos del artista, Llull, a la batería. Para despedirse, el protagonista de la noche asaltó por sorpresa ‘Killing in the name’, de Rage Against the Machine, grito contra la violencia institucional con el que nos vino a decir que sigue pareciéndose bastante al chico de vocación respondona que concibió ‘Dioptria’ en 1969.