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'Rent': mucho más que un musical, una experiencia que te marca para siempre

El musical 'Rent', en el Teatre Condal.

El musical 'Rent', en el Teatre Condal. / FERRAN NADEU

Eduardo de VIcente

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Rent no es un musical cualquiera. Rent es una manera de vivir. Una experiencia tan intensa que te marca para siempre, bien seas un espectador o, sobre todo, un miembro del reparto. Es una obra que engancha, y si no que se lo digan a Daniel Anglés, que fue uno de los actores de la primera versión que se estrenó en nuestro país y ya la ha dirigido en varias ocasiones. Y es que con esta obra se crea algo así como una familia, una comunidad que te acompañará siempre, durante meses vives en el planeta Rent las 24 horas del día y  sentirse parte de este grupo es ser un privilegiado. Tanto da que tengas un papel secundario, de hecho, en el elenco hay grandes jóvenes actores como Raquel Jezequel (Carrie) o Elisabeth Molet (El despertar de la primavera) muy capaces de hacer un protagonista. Lo importante es formar parte de este grupo, es uno de esos grandes y maravillosos regalos con los que, a veces, te obsequia la vida y que te acompañará en tu carrera dejando una huella imborrable.

Así se entiende que, cada cierto tiempo, Anglès intente recuperar su Shangri-la, su paraíso perdido particular, y convertir a nuevas generaciones de jóvenes a su culto a Rent y hacerles sentir importantes. En el Cómo se hizo del musical Miss Saigon original (The heat is on, 1988, muy recomendable para los fans del género), uno de los responsables del montaje pide a los chicos que cada día deben “hacer sentir al público que es una función única y que la hacéis especialmente para ellos”. Y da la impresión de que eso mismo les reclama Anglès a sus pupilos… y cumplen a la perfección sus indicaciones. ¡Vaya si lo hacen!

Bohemios en el Nueva York de los 90

En este nuevo montaje, el escenario está ocupado por unas estructuras metálicas acompañadas por un banco, un sofá y otros muebles, un teléfono a la derecha y, a la izquierda, una plataforma elevada con varios pisos. Unos vidrios a modos de ventanas harán las funciones de pantalla para proyectar los vídeos que va grabando en directo uno de los protagonistas. La trama, ambientada a principios de los 90, muestra la lucha de unos jóvenes bohemios por sobrevivir en el agresivo contexto de Nueva York, entre la crisis inmobiliaria, la discriminación homosexual y la propagación del sida. Un joven aspirante a cineasta retrata a sus compañeros entre los que se encuentran enfermos, seropositivos, una drag queen, lesbianas o drogadictos que sobrellevan sus problemas intentando vivir con la mayor energía y alegría posible.

Un inicio con mucha energía

El primer gran número musical, Rent, llena de rock el escenario, con la compañía al completo y se mete al público en el bolsillo desde el inicio. También entonces descubres que la banda que toca en directo, dirigida por Miquel Tejada, pese a contar tan solo con cinco músicos, se basta y se sobra para contagiar su energía. En Hoy por mí (mañana por ti), conocemos al personaje de Angel (Albert Bolea), la drag queen que se convertirá en el más carismático de la obra con sus animadas canciones, sus bailes y su flexibilidad y en El tango Maureen nos reímos con la divertida escena protagonizada por Mark (Iñaki Mur), el cámara, y Joanne (África Alonso), la nueva novia de su ex.

A la pareja romántica heterosexual Roger (Víctor Arbelo) y Mimi (Júlia Bonjoch) les ha tocado, reconozcámoslo, la relación más blandita (Enciende mi vela), pero se muestran más fuertes y sólidos que en otras versiones. El baile de ella en la plataforma de neón muestra su entrega total y brillan especialmente en sus otros dos duetos posteriores (Te diría y Sin ti). El coro contribuye al espectáculo en Santa Fe, con una coreografía a cámara lenta y el hombre invisible de invitado especial y Tom (Xavier Navarro) y Angel conmueven con la delicada Te cubriré (con un millón de besos).

La Maureen ideal

Pero lo mejor está aún por llegar con los dos últimos números de la primera parte. La presentación de la voluble Maureen con su performance Sobre la lunauno de los momentos más arriesgados de la función. Puede resultar pesadísima pero si se hace bien, tiene premio. Y lo de Anna Herebia (Impro Side Story) es espectacular. ¡Guau! ¡Cómo juega con los tonos! ¡Cómo consigue la atención del público desde el minuto uno hasta que le hace mugir y todo…! La mejor actriz para el personaje, la ideal (…y un servidor ya ha visto unas cuantas en este papel, en versiones teatrales o cinematográficas). Mejor imposible, insuperable. Y, claro, nos falta el colofón de la primera parte, la trepidante La vie bohèmeuna explosión de vitalidad, atrevimiento y transgresión. Tras una intensa hora y pico llega el intermedio y te quedas con ganas de más, por supuesto.

Llega la emoción

Un consejo, es mejor regresar antes de la hora límite ya que, durante el descanso una cámara nos muestra a los actores en los pasillos preparándose para su reaparición. La segunda parte se inicia con el elenco repartido por la platea y el escenario para regalarnos Tiempos de amor Si aún no nos hemos tenido bastante de Herebia, su duelo con África Alonso, la discusión de pareja Tómame o déjame es memorable.

El tramo final (que no desvelaremos) se convierte en aún más emocionante. Vale la pena tener a mano los pañuelos de papel, hasta llegar al reconfortante No day but today (No hay más día que hoy) mientras en las paredes laterales del Condal se proyectan imágenes de versiones anteriores de este musical. Desearías tener visión periférica para poder verlo todo, ya que resulta imposible mirar al escenario y los laterales del teatro. Quizás hubiera sido mejor proyectarlas en las pantallas del escenario…

Otros aspectos destacados del espectáculo son la excelente vocalización de todo el reparto que facilita que no te pierdas una sola frase y su imaginativa iluminación que siempre completa el decorado con la tonalidad más adecuada. Y un último consejo. Resulta enternecedor fijarse en las caras de felicidad e ilusión de los chicos que venden los programas de la obra. Reflejan fielmente los sentimientos de un espectador sin complejos y hacen de claca. Nos encantaría pensar que se trata de chicos que están estudiando para convertirse en actores de musicales. Quizás sueñan con los ojos abiertos ser la próxima generación de intérpretes de Rent