HOMENAJE

Barcelona brinda la última ovación a Montserrat Caballé

Un sentido homenaje recuerda en el Liceu a la soprano catalana fallecida en octubre

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Pablo Meléndez-Haddad

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Montserrat Caballé ha pasado al imaginario colectivo popular como una de las más grandes de la ópera, pero también por su particular fisionomía y por un detalle que la hacía inconfundible: su risa. De carácter fuerte y exigente en su arte, su humor prevalecía ante cualquier contingencia en el escenario, significándola con sus carcajadas en sobreagudo que la identificaban. Este detalle fue el que vertebró el homenaje que el Gran Teatre del Liceu le rindió anoche a la cantante barcelonesa fallecida el pasado 6 de octubre que llenó el coliseo de la Rambla de añoranza y admiración.

Por el escenario desfilaron un grupo de artistas que generosamente ofrecieron su arte en memoria de la soprano, fundamental en la lírica del último medio siglo. Por eso mismo, y a pesar de que el homenaje fue un éxito artístico, se echó en falta a grandes estrellas para darle a la gala un relieve de acontecimiento internacional al nivel que la Caballé se merecía. Tampoco formó parte del programa la hija de la cantante -y de su marido, el tenor Bernabé Martí-, la soprano Montserrat Martí, extraño cuando viene realizando homenajes a su madre en diferentes teatros de España; la explicación podría estar en la abrumadora emoción del momento o en que faltaba el ánimo para subir a un escenario que hace años que no cuenta con ella en absoluto.

Sí ofrecieron su talento amigos y compañeros de viaje como Josep Carreras, Jaime Aragall, Juan Pons, José Bros, Carlos Cosías o Begoña Alberdi, discípulos como Saioa Hernández, María Gallego, Jordi Galán o, el último de ellos, el contratenor Anthony Harutian, sin olvidar a galardonados en el concurso de canto que llevaba el nombre de la Caballé como Agostina Smimmero o Pene Pati, ni tampoco al cantante melódico italiano Al Bano, con quien la célebre soprano interpretó dúos 'cross over' en diversas ocasiones. Ante la Simfònica del Liceu estuvo el maestro Guillermo García Alcalde, sin vinculación con la artista.

Las grandes ausencias quisieron hacer acto de presencia a través de mensajes en vídeo, como hicieron los cantantes Plácido Domingo, Roberto Alagna, Juan Diego Flórez, Teresa Berganza, Ainhoa Arteta, Carlos Álvarez y Levy Sekgapane, además del maestro Zubin Metha, de directores de diferentes teatros del mundo y del ‘regista’ Giancarlo del Monaco.

La Caballé también estuvo presente con fragmentos de grabaciones de algunas de sus óperas más representativas, incluyendo su fundamental ‘Norma’ de Bellini, como también una amplia muestra de obras de Donizetti, Verdi, Puccini, Rossini y Richard Strauss. El guion del homenaje, conducido y dirigido por Lluís Pasqual, contó con declaraciones de la artista sobre diversos aspectos de su vida y trayectoria recuperados de entrevistas y reportajes. El director definió el espectáculo como "una ceremonia laica" y dejó claro que estaba escrito que él tenía que dirigirla: explicó que en la reinauguración del Teatro Fortuny de Reus, en 1988, a cargo de Caballé y Pasqual, él le pidió que no muriera nunca y ella que fuera él quien dirigiera la ceremonia de su funeral. El pacto quedó sellado hace 30 años.

Medalla de la ciudad

Un par de horas antes, el Salón de los Espejos del Gran Teatre acogió la entrega de la Medalla de Oro de la ciudad de Barcelona a título póstumo que recogieron el viudo y los hijos de la cantante de manos de la alcaldesa Ada Colau. A pesar de que las medallas siempre se entregan en el Saló de Cent, Colau se felicitó por que esta vez se hiciese en el Liceu. "Ella lo consideraba como su casa. El pleno del ayuntamiento decidió otorgársela por su condición de barcelonesa universal. Es un agradecimiento a su legado y a una carrera extraordinaria proyectando el nombre de nuestra ciudad por todo el mundo".

Agradeció la entrega Montserrat Martí: "Qué regalo más hermoso en el día de su cumpleaños -Caballé habría cumplido ayer 86 años-, la medalla de su ciudad y en el Liceu. Aquí comenzó todo. Su carrera, sus estudios, su éxito. Se celebra la sonrisa de Montserrat, pero también es muy hermoso ver cómo hoy la ciudad le sonríe a mi madre".