CITA INELUDIBLE EN BARCELONA

Marclay, la exposición que es una gran partitura

El Macba presenta una selección de las "obras sonoras" del artista suizo-americano en 'Composiciones', una de las grandes muestras de la temporada

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Mauricio Bernal

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El recinto está en penumbra pero no lo está por mucho tiempo, porque las cuatro pantallas que presiden la sala –la una junto a la otra formando un rectángulo, yuxtaposición armónica– inmediatamente cobran vida. Disparan imágenes. Disparan sonidos. Pronto resulta que son fragmentos de películas, decenas, centenares de fragmentos que desfilan por partida cuádruple, que dan vida a algo que… Sí, es música. Hay pianos, muchos pianos, violines, trompetas, gente que canta; hay un Sean Penn haciendo de Emet Ray y tocando la guitarra, hay un Michael J. Fox haciendo de Marty McFly y tocando la guitarra, hay un Kirk Douglas haciendo de Rick Martin y tocando la trompeta; hay vajillas que se rompen con estrépito contra el suelo, hay una Marylin, hay un Sinatra, hay gente silbando y gente arrancando notas de las copas de vino; hay jazz, hay claqué, hay bandas militares; hay gritos. Y todo es una mezcla frenética de música e imagen y, ¿cómo se llama esto? Christian Marclay, viejo hipnotizador. 'Video quartet' se llama la obra. Un cuarteto musical. Cuatro pantallas, cuatro instrumentos.

"Hay que imaginar el sonido de las obras", dijo el artista durante la presentación de la muestra

El artista suizo-americano ha desembarcado en el Macba para protagonizar una de las exposiciones imprescindibles de la temporada, 'Composiciones', hasta finales de septiembre en el museo de arte contemporáneo barcelonés. No, no incluye 'El reloj', porque 'El reloj', por deseo expreso del artista, es una criatura solitaria que se expone sin compañía. Pero no es evidente que se lo eche de menos. 'Composiciones' rebosa de obras singulares, por ejemplo ese pentagrama mural –'Chalkboard'– concebido como una majestuosa página en blanco que el espectador está invitado a rellenar. ¿Con notas musicales? Con lo que quiera. Notas, dibujos, con el primer garabato que al señor de al lado se le pase por la cabeza. Cada mes más o menos vendrá un grupo musical a interpretar como a bien tenga lo que encuentre en la pizarra. Porque el sonido tiene muchas formas. Porque no solo con notas se hace música.

Si el sonido es un concepto Marclay es uno de sus grandes pensadores, y la exposición en el Macba es un homenaje a esa exploración intelectual. "Es una selección de sus obras sonoras", la definió Tanya Barson, conservadora jefe del Macba y comisaria de la muestra durante la rueda de prensa convocada a modo de presentación. Estaba Marclay. Alto, delgado, el pelo corto y blanco. Lo bastante atento a todo como para amonestar a alguien que traspasaba con medio zapato la cinta fronteriza con un cuadro. De todas las cosas que dijo, resumía el espíritu de la exposición aquello que dijo sobre "la relación compleja entre escuchar y ver", porque si bien 'Video quartet' es hipnosis en estado puro, y de lo más notable de la muestra, también es, en cierto modo, una pieza aparte: la única de todas las 'Composiciones' que suena. O que suena por sí sola. En las demás, el sonido corre por cuenta del espectador. De su cabeza. Marclay invita a escuchar con la vista, dijo alguna vez un crítico, sobrado de síntesis y razón.

'Investigations', 'Zoom zoom' y 'Manga scroll' serán interpretadas por músicos profesionales

'Composiciones' es en el fondo una gran partitura. Salvo 'Video quartet' ("pero incluso 'Video quartet'", dijo Marclay, "exige la interacción del espectador"), todas las obras expuestas callan pero a la vez suenan –o deberían sonar en la mente del visitante–. No es extraño que "partitura gráfica" sea la expresión que acompaña con frecuencia la descripción de sus obras. 'Zoom zoom': "ejemplo de las partituras gráficas"; 'Ephemera': "partitura gráfica"; 'To be continued': "partitura gráfica". 'Manga scroll': "partitura gráfica". "Hay que imaginar el sonido de las obras", apuntó el artista. La invitación cobra todo el sentido en la instalación 'Surround sounds', gozoso delirio en forma de habitación oscura donde el espectador se sumerge en una tormenta visual de onomatopeyas. ¡La onomatopeya! Nadie que tenga la representación del sonido por norte artístico –o uno de ellos– puede ignorar la onomatopeya. Marclay no solo no la ha ignorado, es uno de sus temas favoritos, y la muestra lo refleja.

Todo arte exige la participación activa del espectador, y Marclay lleva esto a su máxima expresión: interpela al músico amateur que todos llevan dentro. Y a los profesionales también: además de 'Chalkboard', esas partituras gráficas o sus parientes que son 'Zoom zoom', 'Manga scroll' e 'Investigations' serán interpretadas por músicos profesionales mientras dure la muestra. "La exposición cobra vida a través de las performances", dijo Marclay. Hay que consultar el programa.