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Una exposición recupera la historia de los cines desaparecidos de Badalona

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Eduardo de Vicente

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Los cinéfilos suelen sentir nostalgia por la época dorada del cine, cuando era el epicentro de muchas vidas y asistir a una sala era una especie de ritual. Las cortinas se abrían, se apagaban las luces y empezaba la magia. En estos tiempos de consumo rápido y en los que podemos ver películas a través de múltiples plataformas y artilugios todo ese encanto parece haber desaparecido pero aún hay quien pretende recordarlo. En el Museu de Badalona han querido hacer memoria de toda aquella era por medio de una exposición, La gran il.lusió, con la que pretenden rememorar la historia del cine en esa ciudad desde que tuvieron lugar las primeras proyecciones ambulantes en 1898 hasta el fin de la dictadura franquista, en 1975.

En la entrada, nos saluda un neón azul con el título de la muestra y la primera sala se dedica a los locales de exhibición de Badalona. Un mapa nos muestra su ubicación  y se nos cuenta la historia pormenorizada de cada uno de ellos: el Mary, el primero; el Zorrilla, que data de 1905; el Nuevo, que estaba situado en la calle del Mar; el Picarol, que acabó convirtiéndose en un gimnasio, y el Victoria, inaugurado tras la guerra civil española. Descubrimos que una de las primeras proyecciones fue la Pasión y muerte de Jesucristo y, en unas vitrinas, veamos objetos como programas de mano, entradas o, lo más curioso, los anuncios en diapositivas de cristal que se proyectaban en un cine de reestreno. Podían ser de futuros estrenos, avisos del ayuntamiento o hasta de una academia.

Los críticos y la censura

La segunda estancia se ocupa del periodismo cinematográfico. La mesa del crítico con el teléfono y la indispensable máquina de escribir. La prensa de Badalona trataba frecuentemente el tema y vemos las letras de una imprenta. Pero también el reverso amargo, la censura ejemplificada con el cartel del filme Los peligros de la guerra, en el que se suprimió el nombre del protagonista, James Cagney, ya que había declarado su simpatía por la República Española.

El tercer espacio está ocupado por un pequeño cine con unas butacas en el que se proyectan fragmentos de títulos míticos como Con faldas y a lo loco, Cantando bajo la lluvia, Vacaciones en Roma, El puente sobre el río Kwai, Tú y yo, La violetera, Ben-Hur o el tristemente célebre No-Do, el noticiario cinematográfico franquista. Pero lo mejor está enfrente con una deliciosa colección de programas de mano y fotos de actores desde los años 20 hasta los 70 con, por ejemplo, una estampita que anunciaba el estreno de la película de David W. Griffith, Las dos tormentas, de ¡1924!

Más de 200 fotos de grandes estrellas

El último apartado se dedica a las estrellas y para verlo deberemos pasar por debajo de una de ellas. En primer lugar nos sorprenden unas imágenes de Gary Cooper y Marilyn Monroe a las que se les han añadido unas piernas de maniquí y se ejemplifica el star-system de la época por medio de más de 200 fotos en blanco y negro de los actores más famosos norteamericanos, europeos y españoles.

Paralelamente pueden verse dos documentales: Anar al cine, la gran il.lusió (6 minutos) con escenas de películas sobre el cine como Sherlock Jr. , La rosa púrpura del Cairo o Cinema Paradiso; el otro, Alguns gran exits Alguns gran exits(20 minutos) repasa una amplia lista de filmes como El acorazado Potemkin, Tarzán, La fiera de mi niña, Laura, ¡Qué bello es vivir, Bienvenido mr. Marshall, Vertigo, West Side Story, El padrino o 2001, una odisea del espacio. Como si se tratara de un cine de los de antes, para salir debemos atravesar una pequeña cortina negra.

Mucho más que un catálogo

El proyecto de esta exposición nace de la “gran ilusión” de Núria Casals, descendiente del artífice del primer cine que alumbró Badalona, el Mary (en 1904) y pensaba tan solo mostrar la espléndida colección de programas de mano que atesoraba. Pero, poco a poco, fue creciendo hasta dar lugar a esta nostálgica muestra y también a un completísimo libro,  mucho más que un catálogo, con el mismo título que sirve de perfecto complemento y que añade un sinfín de anécdotas que harán las delicias de los más inquietos. 

Es un viaje por el tiempo que traerá recuerdos a los más veteranos, que nos transportará a aquellos maravillosos años en los que el cine era el entretenimiento número uno al que recurrían los espectadores para evadirse de la realidad, algo muy necesario ya que también fue una etapa oscura marcada por el asfixiante franquismo, la férrea censura y la limitación de las libertades. Un recorrido que hay que hacer para saber de dónde venimos.