ESTRENO

La pirueta circense de Henry Miller

Jordi Martínez protagoniza al lúcido payaso protagonista de 'El somriure al peu de l'escala', dirigido por Ramon Simó, en el Espai Lliure

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Marta Cervera

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Un grave accidente de moto dejó impedido de ambos brazos al actor y clown Jordi Martínez cuando ensayaba  hace más de un año ‘El somriure al peu de l’escala’, un relato singular y  poético de Henry Miller lleno de alegorías y reflexiones filosóficas acerca de la vida y de la fama. Lluís Pasqual, entonces director del Lliure decidió aplazar el estreno del montaje dirigido por Ramon Simó. Este jueves por fin llega al Espai Lliure“No sé si he hecho un viaje tan bestia como éste en mi vida porque es un personaje que va en busca de la felicidad, de un mundo imposible”, afirma Martínez que encarna a Augusto, el protagonista. Es un payaso con un don especial para hacer reir que un empieza a preocuparse por la distancia que separa su personaje de su persona. “Sufro pero me lo paso muy bien con este recorrido tan largo como intensivo”, admite el actor que nunca había tenido que aprender tanto texto para una obra. Y el vocabulario no era precisamente fácil.

Escrito en 1948 como un cuento hecho para acompañar una serie de ilustraciones sobre el mundo del circo del pintor Fernand Léger, Miller se pregunta en él por la función del artista de forma muy poética.  “Siempre me ha gustado trabajar con payasos porque como decía Henry Miller, el payaso es un poeta en acción. Y, además, son anárquicos. No aceptan más poder que el de la simple humanidad de la gente y saben reírse de sus propios errores”, afirma Simó. Son muchos los dilemas que plantea el texto. Entre ellos destaca la gran pregunta: ¿Cómo ser uno mismo?

Poesía y humor

El director ha tejido el espectáculo a partir de una traducción de Màrius Serra que pese a ser fiel al lenguaje de Miller deja espacio al lenguaje al más puro estilo “de ese catalán de Martínez”, apunta el traductor y adaptador de la obra narrada en tercera persona en el libro y en primera en este montaje. “Nos nos inventamos ningún personaje pero sí hemos creado pequeños diálogos para ellos”, explica Serra. Independientemente de ser planteado por un payaso recuerda que, en realidad, el texto interpela a todo el mundo a partir del tema de la identidad.  

El compositor Joan Alavedra, colaborador habitual de Simó, ha elaborado una música original pensada para ser interpretada en vivo con instrumentos afines al mundo del circo. Al igual que Martínez hace de clown y de actor, el resto de intérpretes también van más allá de su propia disciplina y se adentran en el teatro y la música para abordar esta obra literaria llena de poesía. Los clowns Joan Arqué y Oriol Boixader, Tanja Haupty, artista alemana proveniente del mundo del circo y de la música y la trapecista y acróbata Griselda Juncà asumen los diferentes personajes con los que se cruza el protagonista en un montaje que juega con la poética del circo y del clown. “El gran reto era hacer orgánica la relación entre el teatro y el circo”, reconoce Simó interesado en lograr “una relación simbiótica entre ambos lenguajes para convirtir el espectáculo en algo bello”.

El director ha investigado en la interacción entre ambas disciplinas a base de “abandonar las técnicas de representación teatral más realista para utilizar otras más próximas al circo, donde se juega mucho más con elementos como la plasticidad y la metáfora”.