EN LA VILLARROEL

El colonialismo sube a escena con 'La zanja'

La compañía Titzina compara la conquista de Francisco Pizarro a Perú con el actual poder de las multinacionales mineras en el país

icult  obra de teatro  la  zanja

icult obra de teatro la zanja / periodico

Marta Cervera

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¿Podemos aprender del pasado? Esa es una de las preguntas que el público se planteará tras ver ‘La zanja’, el último montaje de Titzina, pequeña gran compañía catalana con 18 años a sus espaldas que suele trabajar más en el extranjero que aquí. Sus artífices, Diego Lorca y Pako Merino, recalan de nuevo a partir de este miércoles en La Villarroel con este espectáculo donde comparan la colonización española de Perú hace 500 años con el colonialismo actual de las multinacionales que explotan los recursos minerales del país. El oro que obsesionó a los españoles sigue marcando la agenda siglos después.   

“La obra mezcla los conflictos de hoy provocados por los nuevos buscadores de metales preciosos con aquellos que hace siglos enfrentaron a Francisco Pizarro y Atahualpa”, explican los intérpretes, autores y dirctores de Titzina. La acción transcurre en Cajamarca, la misma región donde ambos líderes se encontraron por primera vez, donde el conquistador hizo prisionero al emperador Inca y donde le ejecutó meses después, a pesar de que este hubiera pagado su rescate con oro y plata. "Hoy se ejecuta a los defensores de los comités de la Tierra", añaden. "Hoy en día son las compañías extranjeras quienes alteran el país, transforman su paisaje y compran a sus gentes”.  El texto de ‘La zanja’, recientemente publicado, es fruto de un intenso trabajo de campo. Y recuerdan el grave accidente ocurrido en el 2000 en la localidad de Choropampa, donde un camión de la minera Yanacocha derramó 151 kilos de mercurio líquido, material altamente tóxico que perjudicó la salud de más 700 personas. 

Ellos que han visitado zonas expoliadas en pequeñas comunidades a 4000 metros de altitud saben de lo que hablan. Advierten de que lo que mismo que allí ocurre pasa también en todas partes. “La obra habla de poder y de codicia” y también “de qué estamos dispuestos a recibir a cambio de perder nuestro territorio tal como lo conocemos”.

"No se trata de pedir perdón ni de encontrar culpables. El perdón no soluciona nada pero vale la pena explicar la historia desde todos los puntos de vista para no caer en el mismo error"

Pako Merino

'La zanja' contrapone dos visiones a través de personajes como las del técnico de una empresa minera interesada en sacar máximo rendimiento a una zona y la de un miembro de la comunidad local con otra visión. Como en todas las obras de Titzina, el humor sirve de contrapunto para acercarse a un tema tan local como universal. 

La interpretación de los dos actores, enmarcada en una original, sencilla y efectiva escenografía y con elementos simbólicos que permiten evocar el pasado, no pretende dar lecciones. “No ofrecemos ninguna solución pero sí aportamos elementos para reflexionar”. Tampoco buscan el perdón por nada de lo que hicieron nuestros antepasados ni entienden que el presidente de México lo reclamara al Rey de España hace unos días. Según Merino: "No se trata de pedir perdón ni de encontrar culpables. El perdón no soluciona nada pero vale la pena explicar la historia desde todos los puntos de vista para no caer en el mismo error."