CRÍTICA
'Sis nits d'agost': ciudadano Xirinacs
Jordi Lara nos devuelve la figura del activista como una persona de convicciones que eligió su propia muerte
Vicenç Pagès Jordà
Escritor y crítico literario
Vicenç Pagès Jordà
Después de dos libros de cuentos que merecieron elogios unánimes, Jordi Lara (Vic, 1968) ha publicado un libro dedicado a los últimos días de Lluís Maria Xirinacs, que murió en un bosque del Ripollès en agosto del 2007. Cura, activista y pensador, Xirinacs decidió abandonar este mundo en un "acto de soberanía" cuando cumplió 75 años. Jordi Lara conversa con los amigos y los testigos, consulta informes y lee la carta de despedida, el dietario y los últimos escritos de Xirinacs. El libro recoge este ‘making of’ de encuentros y viajes y ofrece un caleidoscopio de miradas que se complementan, a la manera de un ciudadano Kane. Como en el film de Orson Welles, las dudas acaban superando las certezas: ¿se puede conocer de manera póstuma alguien a quien no hemos conocido?
Sis nits d’agost podría ser una investigación periodística con interés literario, pero se acerca más a una obra literaria con valor informativo. No estamos seguros de si algunos personajes son ficticios, pero apreciamos una libertad de acción, una búsqueda personal, que va más allá de la no ficción y que ya habíamos encontrado en otras narraciones del autor que también jugaban con los equívocos entre la creación, el retrato y la autoficción.
Más allá de los géneros, Jordi Lara combina la lucidez con una prosa solvente: "quizás toda biografía es un mal negocio entre la vocación íntima y la necesidad social". El libro se ciñe a los hechos pero también se eleva como un artefacto autónomo: abre galerías, conecta vectores, ficcionaliza un itinerario, recrea la vida y la muerte de un hombre incómodo, y regala un final metafísico.
En libros anteriores, Jordi Lara había ofrecido una perspectiva contemporánea de la sardana o de Mossèn Cinto, a menudo abordados como fenómenos antropológicos. Con 'Sis nits d’agost' consigue que veamos Xirinacs no como un cura pintoresco, sino como una persona con convicciones que eligió el lugar, el momento y la manera de morir.
Después de tantas huelgas de hambre, de dos años en Carabanchel, de las luchas por la amnistía, de ser el senador más votado y de las investigaciones en alternativas económicas y nacionales, Xirinacs sigue siendo un gran desconocido. Al final del libro, el autor se pregunta si no era mejor respetar su decisión final en vez de inmiscuirse. Nuestra respuesta es que este libro es el mejor epitafio.
Sis nits d’agost
Jordi Lara
Edicions de 1984
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