UNA JOYA EN LA CARTELERA

'Boi', la película de Barcelona que ve el búho de la Diagonal

La ópera prima de Jorge M. Fontana muestra al espectador un rostro atípico de la ciudad de la mano de un protagonista en un punto de inflexión vital

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Beatriz Martínez

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Encontrar lo extraordinario en lo ordinario. Sobre esta idea se articula la ópera prima de Jorge M. Fontana, director barcelonés bregado en el terreno del cortometraje que ahora debuta en el largo con una obra que desprende una personalidad arrebatadora, quizá porque nos enseña a mirar a nuestro alrededor a través de los ojos de un personaje, de nombre Boi (así se llama también la película), capaz de utilizar los detalles más insospechados de nuestra cotidianidad para construir a partir de ellos un paisaje casi mitológico, el de una Barcelona llena de pistas y secretos.

"Para mí era importante eludir la Barcelona más reconocible en la actualidad, quizá porque he crecido y vivido aquí y quería capturar su esencia, ser fiel a ella, aunque fuera desde el punto de vista imaginativo del personaje, capaz de transformar todo lo que ve para pasarlo por el filtro de la ficción", cuenta Fontana a EL PERIÓDICO.

Laberinto de misterios

Boi (un carismático Bernat Quintana) es un joven de 27 años que todavía no sabe qué rumbo tomar en la vida. Vive con su tía enferma, quiere ser escritor y mientras espera que alguna editorial le publique una novela, sobrevive con trabajos provisionales. La noticia de su próxima paternidad y la desaparición de su pareja (Miranda Gas) coincidirán con su primer día como conductor privado. Su misión, llevar a dos hombres de negocios procedentes de Singapur al Mobile World Congress. Lo que parecía un trabajo sencillo, se convertirá en un laberinto de misterios que nos llevará desde el drama generacional al 'thriller noir' por la cara más oculta de Barcelona.

"Nunca me acabo de creer la Barcelona que sale en muchas películas, es como de postal", continúa el director sobre este personaje más que es la ciudad. "Para mí era importante buscar sus entresijos, sus zonas escondidas, que están ahí, que coexisten con esa otra parte más ampulosa". Además de clubs nocturnos recónditos de atmósferas nebulosas y de hoteles de lujo con un submundo desconocido, la película está llena de detalles que de alguna manera definen la propuesta. "Creo que el espíritu de 'Boi' está en ese cruce del paseo de Sant Joan y la avenida Diagonal. Él sería como ese búho que fue en su momento un anuncio publicitario en los 60 y se ha quedado hasta ahora ahí observando la ciudad desde lo alto".

Viaje físico y mental

El director plantea 'Boi' como un viaje de 48 horas tanto físico como mental. El protagonista, al volante de su BMW de alta gama, vivirá toda una serie de insospechadas aventuras, al mismo tiempo que se colarán en el relato sus sueños, sus miedos y sus frustraciones. "Tuve en mente a Philip Glass, que hasta los 43 años no pudo vivir de su música y tuvo, entre otras muchas cosas, que trabajar como taxista. He visto a muchos amigos míos renunciar a sus sueños por acomodarse. Y Boi está en ese punto de inflexión de averiguar qué va a hacer con su vida".

En la película se cuelan multitud de referencias, algunas explícitas, como la novela de William Saroyan 'El tigre de Tracy' o los símbolos paranoicos que aparecen en algunas novelas de Thomas Pynchon. En la cabeza del director también estaba presente 'Besos robados', de François Truffaut, y el laconismo irónico de Aki Kaurismäki.

Durante el proceso de escritura del guion, Fontana escuchaba de forma obsesiva el disco 'Alegranza', de El Guincho. "Las repeticiones que había en muchos de los temas me remitían a la propia idea de conducción y la introducción de elementos exóticos tenía que ver con el espíritu de la película, con ese contraste constante que hay". Poco después conoció a Pablo Díaz-Reixa durante la presentación de 'Hiperasia' y le propuso componer la banda sonora, la primera que hace en su carrera. "No voy a decir nada que no se sepa, tiene una visión muy particular y se nota en todo lo que hace y produce. Se ha involucrado en el proyecto de manera muy activa, ha estado desde el principio, leyéndose cada nueva versión de guion. Ha conseguido una música muy orgánica con una textura imperfecta, con toda esa base rítmica a base de tambores, 'shakers', con un toque muy retromoderno".

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