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Joan Vázquez se desnuda por dentro y por fuera en el musical 'Ciutat de gespa'

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Eduardo de Vicente

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En muy escasas ocasiones ves a un actor dejarse la piel totalmente en el escenario, desnudarse por dentro y por fuera, realizar un trabajo tan superlativo, de entrega tan absoluta que, casi casi, lo de menos es el espectáculo. Es el caso de la asombrosa Ciutat de gespa que protagoniza Joan Vázquez en el Teatre Gaudí, una recopilación de canciones a partir de textos inspirados en dos poetas de siglos diferentes como Federico García Lorca y Walt Whitman. Su interpretación en el escenario (casi) en solitario es prodigiosa, merece todos los premios que obtenga, y lo da todo, tanto si actúa frente a una platea a rebosar como frente a diez espectadores. El horario de marzo (19 horas) no ha ayudado mucho, pero ha prorrogado hasta el 14 de abril y, durante ese mes, pasará a las 21 horas.

El escenario está ocupado por una cama y una mosquitera que parece dividir el espacio en dos. El actor aparece vestido con un traje que parece transportarnos a los años 20 y está acompañado por dos músicos: Gerard Alonso (piano) y Albert Abad (clarinete y saxo). Las canciones son interpretadas en castellano cuando son referidas a Lorca mientras que pasa al catalán para centrarse en Whitman y utiliza esa sábana transparente para situarse a un lado u otro en función de a cuál de los poetas interprete.

Lorca en Nueva York

Los elementos lorquianos hacen su aparición frecuentemente como el duende, las lunas, los caballos o la muerte (Nadie duerme) y habla de su estancia en la ciudad de los rascacielos que volcó en su Poeta en Nueva York (la animada Harlem/Wall Street o la conmovedora Inmensa Babilonia) y, claro, su relación con el pintor Salvador Dalí y el cineasta Luis Buñuel (3, 2 y 1) a quienes reprocha las indirectas que le lanzaron en su célebre cortometraje surrealista empezando por el título, Un perro andaluz. La canción describe múltiples imágenes de la película y nos parece estarla viéndolas mientras la interpreta.

El vacío existencial lo representa en Hueco, sobre los desamores y la búsqueda desesperada del amor, al tiempo que pareces sentirte en un club de jazz de la gran manzana en momentos como Pequeño paraíso para luego derivar hacia el son cubano Amor, amor.

La naturaleza y el amor según Whitman

Walt Whitman está representado por su obra cumbre, la poética y polémica Hojas de hierba, a partir de las preguntas que le hace un niño en off (Què és l‘herba?) y nos da algunas claves para descubrir la influencia que tuvo el neoyorquino en la vida y obra del granadino. También resalta el contraste entre la ciudad en ese periodo (Lorca) y el campo o los baños masculinos (Whitman) ya presente en el título, Ciutat de gespa. Se suceden las referencias a la naturaleza repletas de belleza y descripciones detalladas del entorno.

Vázquez juega con la tela y la va desprendiendo en los últimos temas para acentuar la cercanía cada vez mayor entre las almas de ambos poetas pese a que nunca se conocieron. Igualmente va desprendiéndose de la ropa hasta quedarse totalmente desnudo mientras los textos son más agresivos y muestra su virtuosismo vocal y su perfecta vocalización. Llena totalmente el escenario con su voz, no nos hacen falta más actores, experimenta distintos registros: la dulzura, la amargura, la tristeza, la soledad...

De los creadores de 'Paquito forever'

La duración del espectáculo es de poco más de una hora, pero muy muy intensa, en la que el actor atraviesa por un amplio espectro de emociones y te imaginas que debe acabar exhausto física y mentalmente. La música de Gerard Alonso es sensible, deliciosa y se mueve entre géneros muy distintos llegando también a momentos donde se transforma en más dura, incómoda. La obra ha sido creada por el mismo equipo (con Víctor Àlvaro en la dirección y Bealia Guerra en la coreografía) de Paquito forever, en un registro totalmente opuesto (o quizás no tanto) aunque mantiene esa manera de conmover al espectador a partir de las experiencias alegres y tristes de seres humanos. Ciutat de gespa, forever!