EN LA BECKETT

Clara Peya sale del armario de la enfermedad mental con 'Suite TOC núm. 6'

La pianista y compositora se enfrenta a su trastorno obsesivo compulsivo y se rebela contra el estigma que supone en la nueva obra de Les Impuxibles

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Marta Cervera

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Convivir con una enfermedad mental complica la vida, aunque uno haya elegido ser artista y, en principio, todo el mundo acepte mejor sus 'locuras' o sus altibajos emocionales. Pero ¿por qué se estigmatiza a este tipo de enfermos? ¿No tenemos todos algún problema mental? ¿Es correcto identificar el problema y atiborrarles a pastillas que en muchos casos anulan parte de su personalidad? ¿Basta con eso o deberíamos explorar otras vías de tratamiento para aliviar su dolor? Estas y otras preguntas han servido a las hermanas Peya para profundizar en un tema que conocen,  como demuestra ‘Suite TOC núm. 6’, nuevo espectáculo de la compañía de la que forman parte, Les Impuxibles (‘Limbo’, ‘Aüc’), que este miércoles se estrena en la Sala Beckett.

“Me diagnosticaron TOC (trasnstorno obsesivo compulsivo) a los 21 años y la semana próxima cumplo 33. Era hora de mirarle a la cara y enfrentarse a él. Esto es una salida del armario en toda regla. Quería arrojar luz respecto a un tema que me afecta. Como artista, tengo el privilegio de poder llegar a la gente y siento la responsabilidad de ser altavoz de este problema”, confiesa Clara Peya, compositora y pianista. Hay muchos tipos de TOC. El suyo consiste en sentir un dolor extremo por cosas imposibles. Por ejemplo, explica que a los 7 años pasó un año convencida de que se tragaba cristales. “Evidentemente no lo hacía pero tenía esa sensación y lo pasé fatal”.

Junto a su hermana Ariadna, coreógrafa y bailarina, aliada fiel tanto dentro como fuera del escenario, han trabajado en este nuevo proyecto con los actores Pau Vinyals, Adrià Viñas y Èlia Farrero, especialista en lenguaje de signos para sordos. Detrás del escenario han contado con la colaboración de María Velasco (textos) y Judith Pujol, con quienes Les Impuxibles firman la autoría del espectáculo. "La obra reflexiona sobre el tabú de las enfermedades mentales pero todos nos podemos sentir identificados con esta obra ya que, en el fondo, todos estamos enfermos", opina Ariadna, codirectora de la pieza junto a Clara.

Escenografía singular

La música, el movimiento, el teatro, el texto se superponen en un curioso espacio escénico inundado de teclados de todo tipo. Por un lado está el piano de Clara y, por otro, modelos distintos de teclados de un blanco impoluto repartidos por el suelo. “Cada uno de ellos representa un brote de la enfermedad”, explica Clara, encantada con el equilibrio entre los diferentes materiales artísticos utilizados en esta original propuesta. “Visualmente hemos dado un paso más con este espectáculo y en esa mezcla de lenguajes que nos caracteriza”. 

Uno de los objetivos del espectáculo es acabar con el tabú de las enfermedades mentales. Y en ese empeño de derribar barreras se han propuesto hacer accesible este espectáculo a gente que tiene otra barrera: los sordos. De ahí la utilización del lenguaje de signos y de una pantalla con subtítulos para que puedan seguir el montaje. 

Empatía

“Los espectáculos de Les Impuxibles están llenos de compromiso. Es algo muy a nivel de piel, lleno de emoción y fragilidad. Espero que el público salga con ganas de abrazar su propio dolor y el de quienes tiene al lado”, destaca Pau Vinyals. A Adrià Viñas, especialista en clown y teatro físico, la propuesta le ha permitido sumergirse en otro universo diferente donde no tiene que hacer reír. "Nunca había hecho un teatro político o con crítica social", afirma.

En escena Vinyals representa a “la chica de arriba”, que es como definen en el espectáculo a la inquieta y soñadora Clara Peya. Viñas encarna a “la chica de abajo”, a Ariadna Peya, esa hermana que siempre apoya a Clara cuando siente dolor o sufre algún brote de la enfermedad. ¿Quién sostiene a las personas que proporcionan cuidados, que siempre están ahí cuando las necesitan? Este es otro de los temas que aparecen en una obra que no marca distancias entre quienes tienen o no un diagnóstico. “No siento ninguna diferencia entre yo y el resto de personas del espectáculo. Esa diferencia la pone la sociedad. Por eso es importante sentirse parte de un grupo y ser escuchado”, dice Clara.

No deberíamos fijarnos tanto en aquello que nos separa. Al final, como recuerda la obra, todos podemos ser víctimas de una enfermedad mental. Nadie está blindado.