CRÓNICA

Hombres G, desemelene sin fin en el Palau

El grupo de David Summers presentó siete canciones de su nuevo disco, 'Resurreción', el primero en ocho años, pero conquistó la sala con su ristra de éxitos de los 80

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Jordi Bianciotto

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Aunque siempre pedimos a los artistas que entreguen material nuevo para demostrar que siguen estando vivos, a la hora de la verdad son las canciones de siempre las que encienden el patio de butacas. La historia se repitió este miércoles en el Palau (Festival Mil·lenni), donde los estrenos de Hombres G fueron recibidos con cortesía por una audiencia que se moría de ganas de revivir los ingeniosos, a veces tontorrones, hitos de un grupo que marcó época.

Hombres G publican disco este viernes, ‘Resurrección’, el primero integrado enteramente por composiciones nuevas desde el 2011. La pieza que le da título abrió la sesión a partir de una discreta cadencia jamaicana, deslizando maneras templadas y adultas. Pero con la segunda, ‘El ataque de las chicas cocodrilo’, ya tuvimos la estampa del público en pie, dejándose la garganta en ese estribillo en el que David Summers comparte las angustias filosóficas del ídolo de fans (“has sido tú, ¿te crees que no te he visto? / Has sido tú, la que me dio el mordisco”).

Entrega sin estridencias

Hombres G ya no parecen estar en disposición de abordar un Palau Sant Jordi, pero han conservado un motivado núcleo de fans (y no solo femeninas) que aprecia poderlos disfrutar más de cerca. Reacciones eufóricas, aunque, para bien de todos, ya queda lejos la histeria de otros tiempos. Público no solo de su quinta sino también más joven, quizá cazado al vuelo cuando el grupo trabó amistad con El Canto del Loco.

David Summers conserva a los 55 sus maneras de chico normal, simpaticote y un poco superado por su poder de seducción, con su voz en ese eterno punto entre vulnerable, entrañable y repelente, y esas letras que recrean una y otra vez todos los clichés del enamoramiento. Como el gran Brian Wilson, no se corta a la hora de presentar sus creaciones en términos auto-elogiosos: presentó ‘Confía en mí’, otro estreno, como “un tema precioso”, adjetivo que aplicó  también a las igualmente novedosas ‘Llegar a la noche’ (con aires de guateque sesentero) y ‘Desde dentro del corazón’ (medio tiempo romanticón), y hasta una vez más, a la clásica ‘Te quiero’.

Sexteto con empaque

El grupo se detuvo con cierta dedicación en el material nuevo, hasta siete canciones, entre las que destacó ‘Desde el minuto uno’ con su pop liviano, sin excesos de aparato rockero ni de cursilería. Junto a Summers y el cuarteto oficial estaban sus dos cómplices de casi toda la vida, el teclista Jason Paradise y el saxofonista Juanito ‘Piscinas’, dando a veces al sonido un empaque de rock americano.

Aunque asomaron algunas piezas de etapas intermedias (la puntuable ‘Me siento bien’, del 2007), el equilibrio se decantó por los viejos tiempos en el desenlace de la noche. Ahí fuimos del rock gamberrete de ‘Indiana’ al desmelene de ‘Suéltate el pelo’ en dirección a ‘Marta tiene un marcapasos’, ‘Venezia’, ‘Devuélveme a mi chica’ (más conocida como ‘Sufré mamón’) y la definitiva ‘Voy a pasármelo bien’, definiendo el espíritu de una banda en que la diversión parece estar tanto abajo como arriba del escenario.