CRÍTICA DE CINE

'El niño que pudo ser rey': Excalibur contra el brexit

Es el tipo de película que los niños de 12 años aullarán de placer viendo, y que hará a los adultos añorar esa edad

Estrenos de la semana. 'El niño que pudo ser rey'

'El niño que pudo ser rey'. / periodico

Nando Salvà

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La segunda película del inglés Joe Cornish se asemeja de varias maneras a su ópera prima, la comedia de fantaterror 'Attack the block' (2011), convertida tras su estreno en obra de culto. Ambas sitúan acontecimientos de proporciones míticas en el lumpen londinense, y ambas parecen sostener que el destino del mundo está en manos de la chavalería. Pero si entonces enfrentó a un grupo de adolescentes a una invasión alienígena, ahora Cornish sumerge a sus jóvenes protagonistas en el universo artúrico para que aprendan la importancia de la esperanza y la unidad en la Inglaterra del brexit.

En el proceso la película rinde jovial homenaje a aventuras ochenteras como 'Los Goonies' (1986) y 'E.T. El extraterrestre' (1982) sin dejar de asumir la influencia de las sagas de 'Harry Potter' y 'El señor de los anillos', pero la sinceridad y empatía que derrocha hacen que trascienda el pastiche; asimismo, Cornish compensa su falta de imaginación visual con la energía y el entusiasmo que derrocha mientras empuja a sus personajes de una aventura a la siguiente. Y si por un lado sus mensajes sobre el poder del amor y la amistad y sobre la importancia del honor y el trabajo en equipo pueden dar la sensación de ser un arma algo simple para salvar el alma británica, por el otro cabe recordar que el objetivo de 'El niño que pudo ser rey' no es hacer política. Prefiere centrarse en ser la mejor película inspirada en los caballeros de la Mesa Redonda desde 'Excalibur' (1981); el tipo de película que los niños de 12 años aullarán de placer viendo, y que hará a los adultos añorar esa edad.