RESURRECCIÓN DE UN CÓMICO

"De seguir vivo, Pepe Rubianes estaría en prisión"

Diez años después de la muerte del inigualable humorista, su hermana rescata textos autobiográficos inéditos y monólogos míticos en el libro 'A mi no me callan'

pepe rubianes

pepe rubianes / periodico

Marta Cervera

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El añorado actor y humorista Pepe Rubianes dejó gran cantidad de material escrito antes de morir. Se lo entregó a su hermana Carmen cuando sospechó que el final no estaba lejos. Sus pensamientos, ideas y poemas llenaban libretas de diferentes tamaños. Pepe confiaba en que ella sabría qué hacer con todo eso. Y ese trabajo ya se empezó a ver en el 2014 con la publicación de 'Después de despedirme'. Ahora, coindiendo con el décimo aniversario de su muerte el pasado 1 de marzo, se ha editado 'A mí no me callan' (Editorial Alrevés). Apropiado título para estos tiempos convulsos en los que la libertad de expresión no atraviesa su mejor momento. Baste recordar las denuncias contra Willy Toledo por insultar a Dios o contra Dani Mateo por usar la bandera de España para sonarse los mocos, por no hablar de los raperos perseguidos por la justicia. "De seguir vivo mi hermano hoy estaría en la prisión o fuera del país, porque él no se habría callado. Siempre dijo lo que pensaba. Estaría cabreado con la situación actual en España, también con lo que ocurre en el Mediterráneo, donde muere tanta gente", asegura Carmen Rubianes, satisfecha de alumbrar este segundo volumen con textos de su hermano, al que seguirá uno solo de poemas del humorista. "No ha sido fácil ordenar todo lo que me dejó porque era muy anárquico en su manera de trabajar". 

Este segundo libro póstumo permite conectar de nuevo con el espíritu libre de José Rubianes Alegret (Villagarcía de Arosa, Pontevedra, 1947-Barcelona, 2009). Como bien indica su amigo Andreu Buenafuente en el prólogo, esa manera tan espontánea, directa y fresca de explicar barbaridades es algo que se añora:  "Ya no se oyen en este mundo actual tan correcto tan vigilado, tan autocensurado, tan... poco gracioso". 

Leer sus textos de sus experiencias en Cuba y las "tremendas mulatas", de su etapa de estudiante o las anécdotas de su carrera profesional hace ver la vida con otros ojos. Rubianes era especial. Nunca quiso acogerse a las convenciones; tenía sus propias reglas. El origen de su manera de contar historias y hacer que el público se desternillara con su gracia para imaginar situaciones de lo más surrealistas lo descubrió en Cuba. Empezó en el Atelier, un cabaret de La Habana donde recitaba poemas aguantando todo tipo de improperios del público, que lo que quería era ver a las bailarinas.

A medida que pasaban los días comenzó a soltarse, a recitar menos y atreverse más a contar sus propias historias, como la de 'La mulata Titina' o '¡Faltaste al negro!'  Aquello fue el origen de 'Pay-Pay', su primer espectáculo en solitario que estrenó en Sevilla, y después vino a Barcelona, a la desaparecida Cúpula Venus: "Yo quería poner al cabaret algo de alma poética y de sátira social", confiesa el entrañable cómico que, fiel a sí mismo, intentó sacar todo el jugo a la vida. Pero ese estilo crítico y divertido más próximo al cabaret berlinés no se estilaba en el resto de España y su gira por diferentes salas de fiesta fue un fiasco. En Bilbao un espectador le dio una torta mientras contaba su irreverente versión de 'La Pasión'. ¡Menos mal que la obra triunfó en Madrid y Barcelona! 

Polémica premonitoria

El libro consta de tres partes. Abre con un recorrido autobiográfico, con mucho humor y sinceridad, y cierra con un ramillete de reflexiones sobre temas de todo tipo. Entre ambos, el libro se sumerge en la campaña de desprestigio que sufrió en el 2006 tras hacer unas polémicas declaraciones en el programa 'El club', de Albert Om, en TV-3. Incluye un relato aparecido ya en el libro 'Me voy', publicado un año después de aquello, y diversos artículos en los que opina sobre lo ocurrido. Nunca imaginó que la Asociación para la Defensa de la Nación Española, presidida entonces por Santiago Abascal, actual presidente de Vox, le denunciaría por haber dicho de manera espontánea: "A mí la unidad de España me suda la polla por delante y por detrás. Y que se metan a España ya en el puto culo a ver si les explota dentro y les quedan los huevos colgando del campanario. ¡Se vaya a la mierda la puta España!".

Ese mismo día, aquello pasó inadvertido hasta que poco después algunos medios de comunicación de corte conservador se hicieron eco de ello, convirtiéndole en enemigo de la patria. "¿Cómo puedo ser antiespañol si hablo tres de las cuatro lenguas del Estado?", se preguntó entonces, sorprendido por el follón causado. De nada sirvió que matizara sus palabras. Aquello perjudicó el estreno en Madrid de 'Lorca eran todos', un montaje dirigido por él que en lugar de mostrarse en el Teatro Español se acabó haciendo en la sede del sindicato Comisiones Obreras, con cordón de seguridad protegiendo a los espectadores.

"Sufrió un ataque despiadado por parte de las fuerzas de la extrema derecha", recuerda Carmen, su hermana. Y entonces todavía no existían las redes sociales. Su caso fue un ejemplo de lo que estaba por venir. "A él todo aquello le dolió mucho porque él en sus declaraciones se refería a esa España fascista y casposa que todavía pervive entre nosotros. Aquello fue premonitorio de lo que estamos viendo hoy".

No fue la única vez que adivinó el futuro. En 'Aserejé', un texto dedicado a Aznar, acaba adviritiendo de los peligros de seguir empleando la fuerza para dominar el mundo, hablando de esa guerra de Irak donde no se hallaron las armas de destrucción masiva que la provocaron y denunciando a Ariel Sharon por las matanzas de palestinos. El texto terminaba así: "¡El día que nos caiga el bombazo nos quejaremos!" Lo escribió el 2 de marzo del 2004 y nueve días después el terror estalló en Madrid con los atentados de 11-M.