CRÓNICA
Un Goerne sublime en el Palau
El barítono alemán emociona con Schubert junto al piano de Leif Ove Andsnes
Pablo Meléndez-Haddad
Pablo Meléndez-Haddad
Así como el Palau de la Música Catalana sorprendió a sus abonados hace un par de temporadas al ofrecer las sinfonías de Beethoven de la mano de Gustavo Dudamel al completo en días sucesivos –proeza que se repetirá con John Eliot Gardiner–, esta semana el regalo ha sido para los admiradores de Schubert y del ‘Lied’ al contar con tres recitales del barítono Matthias Goerne y del pianista Leif Ove Andsnes en los que se revisaban los tres ciclos del compositor austriaco, ‘La bella molinera’ (lunes), ‘El viaje de invierno’ (martes) –que se comentan en esta crónica– y ‘El canto del cisne’ (jueves), este último, el único de la trilogía que Schubert no concibió como tal.
Las dos primeras veladas acabaron con el público puesto en pie, teniendo en cuenta que Goerne desde que comenzó su carrera hace casi tres décadas se proyectó como un ‘liederista’ consumado, que ha interpretado los ciclos schubertianos en repetidas ocasiones y que los ha grabado con diversos acompañantes. ‘La bella molinera’ y ‘El viaje de invierno’, sobre poemas de Wilhelm Müller, son dos obras completamente contrastadas, la primera llena de chispa y que desborda esperanza y amorosa belleza juvenil, mientras la segunda describe un viaje vital cargado de melancolía y frustraciones.
Lleno de fans
Un Palau lleno de seguidores del barítono alemán escuchó con devoción y respeto a ambos intérpretes. El lunes Goerne ya dejó claro encontrarse en un espléndido momento ofreciendo una ‘Molinera’ excepcional, cincelada nota a nota, uniendo dos canciones de tanto en tanto, fascinando con contrastes entre estrofas de una misma pieza, dejando para el recuerdo momentos como ‘Mein’, ‘Die böse Farbe’ o un ‘Der Müller un der Bach’ impresionante, transformado en un drama para dos personajes. Imposible dar cuenta de cada detalle interpretativo, algo que ambos intérpretes repitieron al día siguiente en un ‘Winterreise’ sencillamente para cortarse las venas, en el que no se echó en falta la puesta en escena con la que en abril de 2016 Gorne ofreció este mismo ciclo ‘liederístico’ en el Palau en un montaje junto al videoartista William Kentridge.
Como los grandes del género, Goerne –siempre apoyado por un Andsnes luminoso– brindó a cada poema la intención justa gracias a subrayar el valor de la palabra, de hacer creíbles las frases convirtiendo su canto en verdad absoluta; con la voz en plenitud –llena de colores– y una proyección descomunal que aprovecha dramáticamente, el cantante ha sabido dejar huella con su arte inigualable.
- García-Castellón y Gadea dejarán sus plazas en la Audiencia Nacional y Pedraz sopesa hacerse con el juzgado del Tsunami, por Ernesto Ekaizer
- El invierno vuelve por Sant Jordi: los meteorólogos alertan del fenómeno que nos espera la próxima semana en Catalunya
- Airbnb aconseja a los propietarios que no anuncien las piscinas en sus alojamientos turísticos
- Barcelona, “decepcionada” y “preocupada” por que la Generalitat anuncie una desalinizadora flotante en el puerto sin avisarle
- El presidente del PP de Esplugues coló durante años facturas personales como gastos del partido para pagarlas con dinero público
- Vuelve Moisés a Pasapalabra: el concursante desvela los problemas que sufrió en el pasado y por los que tuvo que abandonar el programa
- DANA a la vista: estas serán las zonas más afectadas
- La tiña se expande en Catalunya entre los adolescentes que se rasuran asiduamente la nuca en las barberías 'low cost